El título de “deporte de reyes” está muy discutido por diversas disciplinas alrededor del mundo, pero cuando de simple precio y de quienes lo practican se trata, la cacería rápidamente se queda con la corona. Así lo constató un rancho cinegético de Sonora cuando recibieron a nada menos que el exmonarca de Malasia para cazar uno de sus borregos cimarrones.
Lee también: Durante la pandemia disminuyeron incendios forestales en Sonora
¿Es legal la caza de estos animales? Al tratarse de una especie protegida y considerada en peligro, ni todo el dinero de Malasia podría hacer legal el cazarlos si la ley no lo contemplara, y sí lo hace. La cacería del borrego cimarrón no solo es legal, sino que de ella se derivan muchos de los recursos que se utilizan para su preservación.
Se estima que el ex rey de Malasia hasta 2019, Mohamed V de Kelantan, pagó alrededor de 100 mil dólares por el trofeo que reclamó en el estado, donde la población de esta especie se encuentra en recuperación gracias a los esfuerzos coordinados de autoridades ambientales mexicanas, organizaciones y propietarios de tierras dedicadas a tanto a la casa como a la conservación.
El miembro de la realeza extranjera vino acompañado además de una comitiva de 30 personas, a las cuales brindar alojamiento también es parte importante del negocio que genera una importante derrama económica para el estado cada año, con familias que dependen de las temporadas de cacería para obtener su sustento y otras que la utilizan como un apoyo.
Originalmente los borregos cimarrones podían encontrarse desde la parte sur de Canadá hasta los estados del norte de México como Chihuahua o Coahuila. Actualmente su extensión se ha reducido, concentrándose especialmente en la península de Baja California y Sonora; periódicamente es introducido en nuevos lugares para asegurar su supervivencia como especie.
A través de su cuenta de Twitter, el profesor de derecho y economía en la Universidad de Sonora, Rafael Ramírez Villaescusa, recuerda que en los animales autorizados para su cacería la taza en la que estos son sacrificados para este fin no excede el ritmo a lo que se reproducen, dándole tiempo a la especie en recuperarse. Según explica, es su importancia económica es uno de los principales factores que motivan el interés de que sigan preservándose.
“Nos preocupamos porque dichas especies se reproduzcan de tal forma que podamos garantizar permanentemente un stock futuro y estará en nuestro interés el limitar el número y características de los ejemplares que puedan ser cazados”, concluyó.