No es Batman ni Drácula, el murciélago que ha sacudido las redes sociales en las últimas horas sí existe y es el zorro volador filipino.
Como su nombre lo indica, este animal no habita ni en Ciudad Gótica ni en Transilvania, sino en el país al sur de Asia: Filipinas.
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El vistoso mamífero es un murciélago megaquiróptero de la familia Pteropodidae, la especie es uno los murciélagos más grandes que existen, con una envergadura media de 1.5 metros y puede pesar hasta 1.2 kilogramos.
Es llamado zorro volador por su distintivo pelaje dorado de su cabeza que lo asemeja a los vulpinos. Carecen de cola, tiene un largo hocico puntiagudo y pequeñas orejas que le dan el aspecto de un zorro con alas.
A pesar de su imponente imagen, este murciélago es inofensivo para los humanos, pues se alimenta únicamente de frutas y hojas.
Como la mayoría de los murciélagos, el zorro volador filipino duerme de día y por la noche sale a buscar comida, volando para ello una distancia de hasta 40 kilómetros al ras de superficies acuáticas y de camos agrícolas.
La especie vive un promedio de diez años y entre sus depredadores naturales se encuentran las águilas y la pitón reticulada, aunque lamentablemente su principal amenaza es el ser humano, debido a la caza ilegal que ha llevado a que sea declarado en peligro de extinción.
Su población se redujo al 10% en cien años
Varios informes a principios del siglo XX contabilizaban hasta cien mil murciélagos, pero uno de los últimos recuentos realizado en 2011 registraba una población de apenas 10 mil ejemplares.
Desde el 2016, el zorro volador filipino está incorporado a la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro de extinción.
Aún cuando la caza de este animal es ilegal en Filipinas, la práctica se sigue realizando debido a que su carne se considera un manjar y es apreciada por sus propiedades medicinales.
El murciélago habita en la zona arbolada de la selva asiática y suele descansar en árboles de madera dura, en los bordes de los acantilados o en pendientes empinadas, resultando en una presa vulnerable para el hombre.
Las autoridades filipinas mantienen dormideros de zorros voladores protegidos en todo su territorio, pero expertos en ecología y conservación natural señalan que hace falta redoblar esfuerzos para reforzar las regulaciones de la caza ilegal e implementar una mayor concientización entre las comunidades locales.
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Su conservación resulta más importante aún porque sirve a la regeneración del entorno natural al ser dispensadores de semillas.
Por la imagen de esta especie uno puede llegar a pensar que se trata de fotografías falsas y de que el animal es tan solo un mito. Si no se fomenta una cultura de la conservación de la especie, dentro de pocos años no quedará un solo animal de su tipo y la realidad de su majestuosidad se convertirá en otra leyenda.
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