/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Natural | Playas públicas, ¿bienvenida la basura?

Este municipio tiene las cinco playas más contaminadas del país, de las cuales, tres no son aptas para nadar en ellas

En los últimos fines de semana, las playas de Acapulco, Guerrero, se han visto abarrotadas de turistas que por meses se resguardaron de la pandemia, pero que ante los recientes puentes por las festividades y el relajamiento de las restricciones sanitarias, no se han resistido a darse un buen chapuzón.

No obstante, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) pidió a la población extremar precauciones cuando se trata de salir a tomar un poco de sol, pues de acuerdo con su último informe de Resultados de calidad de agua de mar, que fue emitido a finales del 2019, no todas las templadas playas del litoral mexicano son aptas para nadar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es necesario realizar un registro periódico de los microorganismos que puedan encontrarse en bancos de agua salada y dulce, pues puede repercutir en la salud de las personas que consuman o tengan contacto con ella.

Por ello, en el estudio, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) establece que el límite de Número Más Probable (NMP) de enterococos – bacterias y virus que pueden provocar diversas infecciones- es de 200 puntos por muestreo por cada 100 mililitros, por lo que las playas que rebasen este límite no son ideales para que las personas se sumerjan en sus aguas.

Las playas Icacos, Suave y Manzanillo, las tres en el municipio de Acapulco, no son recomendadas para nadar debido a la cantidad de microorganismos fecales que tienen por cada 100 mililitros / Foto: Cuartoscuro

LAS PLAYAS MÁS SUCIAS

Las autoridades sanitarias analizaron el agua de 273 puntos de 70 diferentes destinos ubicados en los 17 estados costeros y, contrario a lo que se podría pensar, tan sólo tres playas fueron catalogadas como no aptas para nadar.

Lo anterior se explica porque, de acuerdo con estándares nacionales e internacionales, la calidad ambiental de las playas en el país es aceptable, “ya que en gran parte están conformadas por ambientes naturales vírgenes, donde la presencia del hombre aún no llega o es mínima”. Sin embargo, dicha situación puede revertirse muy pronto.

Por ello, las playas no aptas para vacacionistas se encuentran en lugares concurridos, como lo es Acapulco, uno de los destinos turísticos más populares entre compatriotas y extranjeros.

La playa Icacos, ubicada en este municipio, es la que se lleva el título de la playa más contaminada de México, pues en el estudio fueron detectados tres mil 740 NMP de enterococos. De manera similar, le siguen Playa Suave, con 491 NMP; y Playa Manzanillo, con 301 NMP de enterococos, también ubicadas en dicho ayuntamiento.

El problema de contaminación no para ahí. Pese a que son las únicas tres playas en los más de 11 mil kilómetros del litoral mexicano que no son aptas para sumergirse en ellas, Guerrero también posee otras playas con elevado NMP de enterococos que las posiciona en el cuarto y quinto lugar de las playas más contaminadas, aunque su índice no es suficiente para considerarlas como no aptas. Estas playas son Caletilla y Carabali, con 196 y 181 NMP de enterococos, respectivamente.

Entre todas las playas anteriormente mencionadas existe algo en común, son principales puntos turísticos de Acapulco y de México, en los que los diversos factores de contaminación pueden depender tanto de turistas como de habitantes y la industria en general.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hasta 2019, en Guerrero existían mil 266 concesiones activas de la Zona Federal Marítimo Terrestre a empresas privadas que regularmente explota el terreno con un fines turísticos, o de pesca, lo que propicia a la alta demanda por parte de los visitantes y que representa un alto impacto ambiental.

No obstante, Guerrero no es el único estado con graves afectaciones en sus playas. En el listado de la dependencia federal sobre las 10 playas más contaminadas también se encuentran la Playa Pelícano, en Veracruz (169 NMP de enterococos); Playa Bonita, en Sonora (151 NMP de enterococos); Playa Malecón, La Paz (147 NMP de enterococos); Hornos, Acapulco (142 NMP de enterococos); y Princesa, en Sonora (130 NMP de enterococos).

El fin de semana pasado, Acapulco se abarrotó por el puente pese a la pandemia de Covid / Foto: El Sol de Acapulco

MICROORGANISMOS EXISTENTES

Uno de los indicadores más utilizados en el mundo para evaluar la calidad del agua es la medición de microorganismos, que son generalmente bacterias de origen fecal. En los cuerpos de agua existen millones de microorganismos que habitan en ellos de manera normal; no obstante, existen bacterias, virus y parásitos que llegan a ser perjudiciales a la salud y que normalmente suelen llegar a estos lugares por medio de descargas de aguas negras.

Algunos de los microorganismos que se encuentran en las aguas contaminadas son las bacterias, que pueden provocar gastroenteritis, salmonelosis, cólera, otitis, conjuntivitis, enfermedades respiratorias y de la piel. Así como los virus, que pueden causar fiebre, resfriados, gastroenteritis, diarrea, infecciones respiratorias y hepatitis.

También existen los protozoarios, que normalmente ocasionan gastroenteritis; y las lombrices, que pueden dejar a su paso perturbaciones digestivas, vómito, tos, dolor en la caja torácica, fiebre y diarrea. Pese a ello, hay que tener en cuenta que, de acuerdo con la Semarnat, la mayoría de los microorganismos en el agua son relativamente inofensivos.

CAUSAS DE LA CONTAMINACIÓN

La pregunta que sigue es ¿qué es lo que causa la contaminación en los cuerpos de agua? La respuesta es extensa. La contaminación en la playa puede tener sus orígenes en fenómenos naturales como las lluvias, mareas rojas, huracanes y cambios climáticos inesperados.

Asimismo, otro de los determinantes puede ser los materiales orgánicos naturales, la basura doméstica y otros desechos. Además de residuos como gasolinas y aceites automotrices.

De las actividades desarrolladas cerca de los ríos también proviene gran parte de la contaminación, pues a través de ellos se puede desechar fertilizantes o plaguicidas utilizados en zonas agrícolas, derrames de fosas sépticas, plantas de tratamiento o alcantarillados y residuos de granjas.

Además, también podrían estar involucrados residuos comestibles arrojados al mar por restauranteros y hoteleros, residuos de pescados y mariscos, desechos de embarcaciones menores, residuos provenientes de actividades industriales y la descarga del drenaje de origen doméstico a las costas.

Un lugareño recoge basura del mar en el puerto guerrerense / Foto: Cuartoscuro

¿PLAYAS SEGURAS?

Antes de sumergirse en las aguas de las costas mexicanas, lo primero que los turistas nacionales y extranjeros deben hacer es respetar las advertencias de la autoridad correspondiente.

Asimismo, es de suma importancia evitar nadar cerca de drenajes o desembocaduras y observar las condiciones climáticas, pues si se esperan lluvias fuertes es posible que el agua esté contaminada y contenga demasiados residuos sólidos orgánicos en suspensión. “En este caso, es recomendable esperar como mínimo un día para nadar en playas ubicadas en ‘mar abierto’ y tres para nadar en playas que se ubiquen dentro de bahías pequeñas y cerradas, así como en lagunas costeras”, indica la Semarnat.

Además de lo anterior, es esencial poner atención en si el agua se ve sucia, es maloliente, turbia o con espumas de coloraciones inusuales. Si se ve a simple vista basura o residuos en la playa, como comida, peces muertos, envolturas, entre otros, lo más seguro es que la playa está contaminada, por lo que en caso de encontrar una o varias características como las señaladas, la dependencia recomienda abstenerse de nadar.

PLÁSTICO, LA OTRA AMENAZA

Pero la contaminación no sólo se limita a un riesgo de salud directa para el ser humano, pues también amenaza arrecifes.

De acuerdo con las Naciones Unidas, Mahahual, un pequeño pueblo de pescadores ubicado a menos de dos horas de Chetumal, Quintana Roo, alberga una isla coralina oceánica protegida que alberga una gran diversidad de especies de flora y fauna marina.

Se trata del último rincón de la parte mexicana del arrecife mesoamericano libre de la enfermedad del Síndrome Blanco, pero donde la riqueza natural, como ha sucedido en Cancún, Playa del Carmen y Tulum, se encuentra cada vez más amenazado por la mala gestión de residuos, y sobre todo, por el gran enemigo transparente: el plástico.

“Mahahual cuenta con dos problemáticas, una del consumo que hacemos a nivel local y turísticamente del plástico, y el otro, el que nos llega a través de la corriente marina”, explica Ana Antillanca, la fundadora de la asociación civil sin fines de lucro Menos Plástico es Fantástico.

Ana, del sur de Chile, vive hace 13 años en Mahahual, y supo que tenía que hacer algo por esta comunidad cuando su primera hija le preguntó si era normal que hubiese tanta basura en la playa.

“Nosotros vivimos al frente del mar, y nuestra vida está aquí, y todos los días lamentablemente, aunque limpiemos aparece de nuevo basura de plástico”, cuenta.

Como parte de las actividades de su asociación civil, el año pasado realizó un festival con el fin de informar y empoderar a la comunidad sobre la problemática del plástico. Al evento fueron invitados expertos en microplásticos, fue allí cuando identificaron por primera vez a la amenaza antes desconocida en la región de los llamados plásticos de preproducción de algunas empresas de diversos giros.

“Queríamos hacer un estudio e invitamos a esas personas y nos capacitamos, y en ese estudio descubrimos los famosos y no tan famosos nurdles, pellets o lágrimas de sirena. Son pequeñas bolitas muy chiquitas, que realmente las encuentras solo haciendo el estudio de microplásticos menores de cinco milímetros en la arena”, asegura Antillanca

Nosotros vivimos al frente del mar, y nuestra vida está aquí, y todos los días aunque limpiemos aparece de nuevo basura de plásticoAna Antillanca / Activista


En 2017, un estudio apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), alertó sobre la detección de este tipo específico de microplásticos en los océanos, que son pequeños fragmentos de resina plástica que se funden para crear productos más grandes.nSe trata de la forma más común en que el plástico es enviado a las compañías antes de su fabricación.

“Comenzamos a encontrar estas bolitas, algunas son de color blanco, otras más amarillas y los tonos van variando, y decidimos investigar qué son, y en realidad es el plástico virgen que está apareciendo lamentablemente en muchas playas a nivel internacional y que, al día de hoy, como no es un tema conocido, no se está tomando tanto en cuenta. Con estos pellets se fabrican nuevos productos como las botellas”, asegura Ana.

Los científicos aseguran que es posible que debido a su peso liviano y pequeño tamaño, cuando los nurdles son transportados de un lugar a otro, se pierdan con el viento o se filtren a los desagües a través de las fábricas y medios de transporte como camiones, trenes y buques de carga.

Estos microplásticos se están encontrando en masa en los océanos y playas alrededor del mundo, lo que representa una gran amenaza para la vida marina.

“El impacto que tiene a nivel ambiental y a nivel marino es muy grande, al ser pequeñas bolitas, es uno de los alimentos favoritos de los peces, o de las tortugas o aves, o hasta en algunas publicaciones han dicho que ya tenemos nosotros los seres humanos integrados estos pellets”, alerta Ana Antillanca.

Los nurdles pueden confundirse con huevos de pescado u otro tipo de animales marinos. Más de 220 especies marinas consumen basura plástica, esta puede quedar atrapada en su estómago, causando una úlcera, o haciéndolos sentir que están llenos y evitando que consuman alimentos de verdad. Esto puede hacer que mueran de hambre, señala el PNUMA.

La preocupación también es dada su composición: se ha encontrado que los nurdles tienen micropoluyentes orgánicos como como policlorados bifenilos (PCB), dicloro- difenildicloroetileno (DDE) y nonilfeno. Además, los plásticos absorben contaminantes del agua de mar circundante, lo que representa una potencial amenaza a medida que se consumen y acumulan las toxinas.

Con el fin de fomentar el uso recreativo de las playas, las autoridades ambientales de los tres niveles de gobierno emprenden acciones para la conservación de las aguas y garantizar su calidad. Por ello, las dependencias monitorean la calidad del agua de las playas, difunden la información y señalizan para que los usuarios de estas contribuyan a su cuidado.

La Semarnat promueve la certificación de playas como Playas Limpias, la Comisión Nacional del Agua monitorea las descargas de aguas residuales y la Secretaría de Marina vigila y controla derrames accidentales de sustancias contaminantes.

Además, existen múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) que se dedican al cuidado y preservación de las costas mexicanas, su flora y su fauna. Las autoridades recomiendan acciones individuales, pero valiosas como evitar tirar basura, utilizar las instalaciones sanitarias correspondientes, no dejar envases de alimentos y desperdicios tirados o enterrados en la arena ni aventarlos al mar.





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En los últimos fines de semana, las playas de Acapulco, Guerrero, se han visto abarrotadas de turistas que por meses se resguardaron de la pandemia, pero que ante los recientes puentes por las festividades y el relajamiento de las restricciones sanitarias, no se han resistido a darse un buen chapuzón.

No obstante, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) pidió a la población extremar precauciones cuando se trata de salir a tomar un poco de sol, pues de acuerdo con su último informe de Resultados de calidad de agua de mar, que fue emitido a finales del 2019, no todas las templadas playas del litoral mexicano son aptas para nadar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es necesario realizar un registro periódico de los microorganismos que puedan encontrarse en bancos de agua salada y dulce, pues puede repercutir en la salud de las personas que consuman o tengan contacto con ella.

Por ello, en el estudio, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) establece que el límite de Número Más Probable (NMP) de enterococos – bacterias y virus que pueden provocar diversas infecciones- es de 200 puntos por muestreo por cada 100 mililitros, por lo que las playas que rebasen este límite no son ideales para que las personas se sumerjan en sus aguas.

Las playas Icacos, Suave y Manzanillo, las tres en el municipio de Acapulco, no son recomendadas para nadar debido a la cantidad de microorganismos fecales que tienen por cada 100 mililitros / Foto: Cuartoscuro

LAS PLAYAS MÁS SUCIAS

Las autoridades sanitarias analizaron el agua de 273 puntos de 70 diferentes destinos ubicados en los 17 estados costeros y, contrario a lo que se podría pensar, tan sólo tres playas fueron catalogadas como no aptas para nadar.

Lo anterior se explica porque, de acuerdo con estándares nacionales e internacionales, la calidad ambiental de las playas en el país es aceptable, “ya que en gran parte están conformadas por ambientes naturales vírgenes, donde la presencia del hombre aún no llega o es mínima”. Sin embargo, dicha situación puede revertirse muy pronto.

Por ello, las playas no aptas para vacacionistas se encuentran en lugares concurridos, como lo es Acapulco, uno de los destinos turísticos más populares entre compatriotas y extranjeros.

La playa Icacos, ubicada en este municipio, es la que se lleva el título de la playa más contaminada de México, pues en el estudio fueron detectados tres mil 740 NMP de enterococos. De manera similar, le siguen Playa Suave, con 491 NMP; y Playa Manzanillo, con 301 NMP de enterococos, también ubicadas en dicho ayuntamiento.

El problema de contaminación no para ahí. Pese a que son las únicas tres playas en los más de 11 mil kilómetros del litoral mexicano que no son aptas para sumergirse en ellas, Guerrero también posee otras playas con elevado NMP de enterococos que las posiciona en el cuarto y quinto lugar de las playas más contaminadas, aunque su índice no es suficiente para considerarlas como no aptas. Estas playas son Caletilla y Carabali, con 196 y 181 NMP de enterococos, respectivamente.

Entre todas las playas anteriormente mencionadas existe algo en común, son principales puntos turísticos de Acapulco y de México, en los que los diversos factores de contaminación pueden depender tanto de turistas como de habitantes y la industria en general.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hasta 2019, en Guerrero existían mil 266 concesiones activas de la Zona Federal Marítimo Terrestre a empresas privadas que regularmente explota el terreno con un fines turísticos, o de pesca, lo que propicia a la alta demanda por parte de los visitantes y que representa un alto impacto ambiental.

No obstante, Guerrero no es el único estado con graves afectaciones en sus playas. En el listado de la dependencia federal sobre las 10 playas más contaminadas también se encuentran la Playa Pelícano, en Veracruz (169 NMP de enterococos); Playa Bonita, en Sonora (151 NMP de enterococos); Playa Malecón, La Paz (147 NMP de enterococos); Hornos, Acapulco (142 NMP de enterococos); y Princesa, en Sonora (130 NMP de enterococos).

El fin de semana pasado, Acapulco se abarrotó por el puente pese a la pandemia de Covid / Foto: El Sol de Acapulco

MICROORGANISMOS EXISTENTES

Uno de los indicadores más utilizados en el mundo para evaluar la calidad del agua es la medición de microorganismos, que son generalmente bacterias de origen fecal. En los cuerpos de agua existen millones de microorganismos que habitan en ellos de manera normal; no obstante, existen bacterias, virus y parásitos que llegan a ser perjudiciales a la salud y que normalmente suelen llegar a estos lugares por medio de descargas de aguas negras.

Algunos de los microorganismos que se encuentran en las aguas contaminadas son las bacterias, que pueden provocar gastroenteritis, salmonelosis, cólera, otitis, conjuntivitis, enfermedades respiratorias y de la piel. Así como los virus, que pueden causar fiebre, resfriados, gastroenteritis, diarrea, infecciones respiratorias y hepatitis.

También existen los protozoarios, que normalmente ocasionan gastroenteritis; y las lombrices, que pueden dejar a su paso perturbaciones digestivas, vómito, tos, dolor en la caja torácica, fiebre y diarrea. Pese a ello, hay que tener en cuenta que, de acuerdo con la Semarnat, la mayoría de los microorganismos en el agua son relativamente inofensivos.

CAUSAS DE LA CONTAMINACIÓN

La pregunta que sigue es ¿qué es lo que causa la contaminación en los cuerpos de agua? La respuesta es extensa. La contaminación en la playa puede tener sus orígenes en fenómenos naturales como las lluvias, mareas rojas, huracanes y cambios climáticos inesperados.

Asimismo, otro de los determinantes puede ser los materiales orgánicos naturales, la basura doméstica y otros desechos. Además de residuos como gasolinas y aceites automotrices.

De las actividades desarrolladas cerca de los ríos también proviene gran parte de la contaminación, pues a través de ellos se puede desechar fertilizantes o plaguicidas utilizados en zonas agrícolas, derrames de fosas sépticas, plantas de tratamiento o alcantarillados y residuos de granjas.

Además, también podrían estar involucrados residuos comestibles arrojados al mar por restauranteros y hoteleros, residuos de pescados y mariscos, desechos de embarcaciones menores, residuos provenientes de actividades industriales y la descarga del drenaje de origen doméstico a las costas.

Un lugareño recoge basura del mar en el puerto guerrerense / Foto: Cuartoscuro

¿PLAYAS SEGURAS?

Antes de sumergirse en las aguas de las costas mexicanas, lo primero que los turistas nacionales y extranjeros deben hacer es respetar las advertencias de la autoridad correspondiente.

Asimismo, es de suma importancia evitar nadar cerca de drenajes o desembocaduras y observar las condiciones climáticas, pues si se esperan lluvias fuertes es posible que el agua esté contaminada y contenga demasiados residuos sólidos orgánicos en suspensión. “En este caso, es recomendable esperar como mínimo un día para nadar en playas ubicadas en ‘mar abierto’ y tres para nadar en playas que se ubiquen dentro de bahías pequeñas y cerradas, así como en lagunas costeras”, indica la Semarnat.

Además de lo anterior, es esencial poner atención en si el agua se ve sucia, es maloliente, turbia o con espumas de coloraciones inusuales. Si se ve a simple vista basura o residuos en la playa, como comida, peces muertos, envolturas, entre otros, lo más seguro es que la playa está contaminada, por lo que en caso de encontrar una o varias características como las señaladas, la dependencia recomienda abstenerse de nadar.

PLÁSTICO, LA OTRA AMENAZA

Pero la contaminación no sólo se limita a un riesgo de salud directa para el ser humano, pues también amenaza arrecifes.

De acuerdo con las Naciones Unidas, Mahahual, un pequeño pueblo de pescadores ubicado a menos de dos horas de Chetumal, Quintana Roo, alberga una isla coralina oceánica protegida que alberga una gran diversidad de especies de flora y fauna marina.

Se trata del último rincón de la parte mexicana del arrecife mesoamericano libre de la enfermedad del Síndrome Blanco, pero donde la riqueza natural, como ha sucedido en Cancún, Playa del Carmen y Tulum, se encuentra cada vez más amenazado por la mala gestión de residuos, y sobre todo, por el gran enemigo transparente: el plástico.

“Mahahual cuenta con dos problemáticas, una del consumo que hacemos a nivel local y turísticamente del plástico, y el otro, el que nos llega a través de la corriente marina”, explica Ana Antillanca, la fundadora de la asociación civil sin fines de lucro Menos Plástico es Fantástico.

Ana, del sur de Chile, vive hace 13 años en Mahahual, y supo que tenía que hacer algo por esta comunidad cuando su primera hija le preguntó si era normal que hubiese tanta basura en la playa.

“Nosotros vivimos al frente del mar, y nuestra vida está aquí, y todos los días lamentablemente, aunque limpiemos aparece de nuevo basura de plástico”, cuenta.

Como parte de las actividades de su asociación civil, el año pasado realizó un festival con el fin de informar y empoderar a la comunidad sobre la problemática del plástico. Al evento fueron invitados expertos en microplásticos, fue allí cuando identificaron por primera vez a la amenaza antes desconocida en la región de los llamados plásticos de preproducción de algunas empresas de diversos giros.

“Queríamos hacer un estudio e invitamos a esas personas y nos capacitamos, y en ese estudio descubrimos los famosos y no tan famosos nurdles, pellets o lágrimas de sirena. Son pequeñas bolitas muy chiquitas, que realmente las encuentras solo haciendo el estudio de microplásticos menores de cinco milímetros en la arena”, asegura Antillanca

Nosotros vivimos al frente del mar, y nuestra vida está aquí, y todos los días aunque limpiemos aparece de nuevo basura de plásticoAna Antillanca / Activista


En 2017, un estudio apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), alertó sobre la detección de este tipo específico de microplásticos en los océanos, que son pequeños fragmentos de resina plástica que se funden para crear productos más grandes.nSe trata de la forma más común en que el plástico es enviado a las compañías antes de su fabricación.

“Comenzamos a encontrar estas bolitas, algunas son de color blanco, otras más amarillas y los tonos van variando, y decidimos investigar qué son, y en realidad es el plástico virgen que está apareciendo lamentablemente en muchas playas a nivel internacional y que, al día de hoy, como no es un tema conocido, no se está tomando tanto en cuenta. Con estos pellets se fabrican nuevos productos como las botellas”, asegura Ana.

Los científicos aseguran que es posible que debido a su peso liviano y pequeño tamaño, cuando los nurdles son transportados de un lugar a otro, se pierdan con el viento o se filtren a los desagües a través de las fábricas y medios de transporte como camiones, trenes y buques de carga.

Estos microplásticos se están encontrando en masa en los océanos y playas alrededor del mundo, lo que representa una gran amenaza para la vida marina.

“El impacto que tiene a nivel ambiental y a nivel marino es muy grande, al ser pequeñas bolitas, es uno de los alimentos favoritos de los peces, o de las tortugas o aves, o hasta en algunas publicaciones han dicho que ya tenemos nosotros los seres humanos integrados estos pellets”, alerta Ana Antillanca.

Los nurdles pueden confundirse con huevos de pescado u otro tipo de animales marinos. Más de 220 especies marinas consumen basura plástica, esta puede quedar atrapada en su estómago, causando una úlcera, o haciéndolos sentir que están llenos y evitando que consuman alimentos de verdad. Esto puede hacer que mueran de hambre, señala el PNUMA.

La preocupación también es dada su composición: se ha encontrado que los nurdles tienen micropoluyentes orgánicos como como policlorados bifenilos (PCB), dicloro- difenildicloroetileno (DDE) y nonilfeno. Además, los plásticos absorben contaminantes del agua de mar circundante, lo que representa una potencial amenaza a medida que se consumen y acumulan las toxinas.

Con el fin de fomentar el uso recreativo de las playas, las autoridades ambientales de los tres niveles de gobierno emprenden acciones para la conservación de las aguas y garantizar su calidad. Por ello, las dependencias monitorean la calidad del agua de las playas, difunden la información y señalizan para que los usuarios de estas contribuyan a su cuidado.

La Semarnat promueve la certificación de playas como Playas Limpias, la Comisión Nacional del Agua monitorea las descargas de aguas residuales y la Secretaría de Marina vigila y controla derrames accidentales de sustancias contaminantes.

Además, existen múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) que se dedican al cuidado y preservación de las costas mexicanas, su flora y su fauna. Las autoridades recomiendan acciones individuales, pero valiosas como evitar tirar basura, utilizar las instalaciones sanitarias correspondientes, no dejar envases de alimentos y desperdicios tirados o enterrados en la arena ni aventarlos al mar.





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