La tendencia de la Inteligencia Artificial continúa ofreciendo imágenes curiosas y esta vez llegó hasta una de las leyendas urbanas más conocidas de Hermosillo, acerca de un señor que todos los días se quedaba fuera de una boutique donde vendían vestidos de novias y se y ahí permanecía por horas contemplando a un maniquí.
Se trata de la historia de don Arturo Chávez Olivarría, quién era originario de Cananea, pero con el tiempo se trasladó a la capital de Sonora en donde conoció a Esmeralda, se enamoraron y tenían planes de casarse, pero unos días antes de esa fecha ella falleció y fue enterrada con el vestido que usaría en la boda y él se quedó con esa última imagen de ella.
Pues esta historia fue reproducida por medio del arte digital y en modo de los dibujos animados de Pixar se ve la figura del hombre de edad avanzada, cabello y barba blanca descuidadas, observando al maniquí con el vestido de novia con mucha admiración hacia esos grandes e iluminados ojos verde, mientras que al fondo se ve el letrero de “Elteggant Brides”, en alusión al nombre real de la tienda “Novias Elegantes”.
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La historia del ‘Eterno Enamorado’
Después de la muerte de Esmeralda, por los años 80, Arturo pasó una vez por fuera de una pequeña boutique llamada "Novias Elegantes," ubicada en el bulevar Rodríguez, casi en la esquina con Heriberto Aja y allí fue donde comenzó lo que después se convertiría en leyenda, pues vio un maniquí con un vestido de novia muy parecido al de su amada y se imaginó que era ella y su devoción se hizo tan grande que todos los días pasaba horas afuera de ese escaparate, observando a su amada.
Durante más de una década, Arturo visitó incansablemente la tienda, le cantaba canciones de amor, lanzaba besos al maniquí y en días calurosos regaba el escaparate con agua para refrescar a la novia. Para Arturo, Esmeralda era su prometida eterna, aquella que partió antes de que pudieran jurarse amor para siempre. Su tragedia personal lo empujó a crear un mundo de ilusión en el que él se sentía feliz.
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En alguna ocasión, estando bajo los efectos del alcohol rompió el cristal del escaparate con al intención de estar cerca de la novia, los propietarios de la tienda empezaron a dejar la luz encendida para que Arturo la pudiera contemplar todo el tiempo que quisiera y era bien común encontrarlo ahí, la gente lo ubicaba pues su fama había cobrado relevancia.
Su edad avanzaba y su inestabilidad mental se fue acrecentando hasta que de plano tuvo que ser internado en el hospital psiquiátrico "Cruz del Norte", después sufrió un tipo raro de cáncer en la lengua y mientras estaba hospitalizado falleció de un paro cardiaco, en el año 2003.
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