Decir que el producto del árbol Spondias purpurea se trata de una fruta muy sonorense sería desestimar la extendida presencia del “Yoyomo” en toda América Latina. Es en realidad una especie a la vez ciudadana del mundo y una parte especial de la vida de muchos sonorenses, especialmente los que recuerdan cuando era más fácil de encontrar.
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Se le conoce por muchos nombres dependiendo del lugar, como jocote, jobito, obo (¡misterio resuelto!), ciruela de huesito o cocota, pero los abuelos sonorenses hablan de los yoyomos, una fruta que, según cuentan, antes podía ser encontrada fácilmente y era disfrutada por todo el mundo.
Es de sabor dulce y también algo amargo, especialmente en su delgada cáscara que es tan comestible como la pulpa en su interior. Si no se tiene cuidado esta fruta explota al más mínimo toque cuando está ya madura, es tan jugosa que de no ser por la semilla que ocupa la mayor parte de su interior podría pensarse que se sostiene un pequeño globo de agua.
Antaño era común encontrar árboles de yoyomo en los patios de las casas o creciendo de forma silvestre, ya que en México no se le considera una planta completamente domesticada y los campos dedicados a su siembra han sido más bien pocos. En los meses de verano las hojas se caen y salen los primeros frutos, primero verdes y duros, y cada vez más blandos y amarillos mientras van madurando.
Es en esta temporada que muchos, cuando niños, trepaban a los árboles para jugarse la vida a cambio de una tarde comiendo la fruta más dulce que crece naturalmente en Sonora, y según cuentan siempre valía la pena.
Directamente del árbol es una forma más que óptima de comerlos, pero también hay quien prefiere refrigerarlos o prepararlos en conservas, una práctica mayormente extendida en el sur del país. A la fruta se le atribuyen tradicionalmente propiedades medicinales, especialmente para el estómago y contra las infecciones, aunque esto es algo un tanto más difícil de comprobar que su gran sabor.
También era muy común encontrar vendedores callejeros de yoyomos cuando la temporada alcanzaba su punto más alto, una imagen que se ha vuelto cada vez menos común en los últimos años, aunque todavía existan algunos dispuestos a llevar la antorcha, la dulce antorcha. Lo que sí, es que definitivamente son menos que antes.
¿A dónde se fueron los yoyomos? En general el árbol del jocote puede crecer incluso en situaciones que para otros árboles frutales serían desfavorables, como en terreno seco o pedroso. Esto ha facilitado su amplia extensión, pero todavía deben enfrentarse a las condiciones climáticas que en ocasiones pueden sobrepasar a su diseño natural.
Este árbol, por lo regular, prospera en temperaturas de medias a altas de hasta 29 grados centígrados, teniendo como límite máximo unos 40 grados que no puede soportar por mucho antes de que se afecte su salud y producción.
También cabe señalar a la pérdida de la costumbre ancestral de obtener comida de tu propio patio, algo que ha ido quedando relegado con el tiempo fuera de los espacios urbanos.
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Aunque su consumo en Sonora no es tan popular como lo fue hace tiempo, el yoyomo todavía se disfruta ampliamente en países como Ecuador, Colombia, Cuba y Panamá, conocida también bajo el nombre de ciruelo mexicano. Localmente, existen quienes lo comercializan, especialmente a los que recuerdan esta fruta como una delicia de la infancia, cuando se le podía encontrar más fácilmente.
¿Has probado los yoyomos? Si eliges la época correcta del año (entre mayo y julio más o menos) te prometemos que el que busca, encuentra y a buen precio.
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