Sin duda 2020 fue un año muy complicado en muchos aspectos para la sociedad, uno de ellos fue adaptarse a una nueva normalidad no oficializada como comenzar a trabajar y estudiar en casa.
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Desde entonces quienes resintieron la fusión de actividades son las madres de familia al triplicar esfuerzos para poder cubrir los roles en un solo espacio día a día durante más de un año.
Sin embargo, la complejidad para ellas no sólo representa los retos de conectividad, equipamiento y alimentación; sino un esfuerzo emocional y físico, pues hay quienes además de ser madres de familia, también son docentes.
Cambio rotundo
Son las 06:00 horas y Melina Quintero Arce comienza a preparar ‘mamilas’, cambios y demás artículos previamente acomodados en una maleta, prepara el desayuno y al cabo de unos minutos sale de su domicilio ubicado al norte de Hermosillo con el fin de dejar a su hijo en la guardería para poder trabajar de supervisora en un supermercado.
Al filo de las 17:00 está llegando al lugar para recoger a su pequeño de ocho meses, a quien ha llevado desde que completó el tiempo de cuarentena por ley después del parto.
Las cosas marchaban bien, hasta que la pandemia llegó y las medidas restrictivas en la entidad impidieron que las madres de familia echaran mano de este recurso para poder generar sus ingresos.
Ahora, el esfuerzo que tiene que hacer para no dejar su trabajo cada día es más complicado: “Mi mamá es una persona de la tercera edad, no puedo entrar y salir de su casa para no contagiarla, mis hermanas me ayudan pero no pueden siempre entre semana”, dijo Melina.
Señaló que en más de una ocasión ha sentido que no puede conjuntar el trabajo con el cuidado de su hijo “Hay veces que no sabía qué hacer, porque, en definitiva, tenía que seguir trabajando porque no podía darme el lujo de quedarme en casa”.
Afortunadamente logró establecer un rol apoyada con sus demás familiares cercanos para poder cuidar de su pequeño Sebastián, hasta que las cosas se normalicen; sin embargo, dijo, no parece tener fin “Sí se me ha hecho muy difícil, porque es invertir más en gasolina para llevar a mi hijo a diversos puntos por semana, pero es la única manera que encontré”, concluyó.
El caso de Melina sirve como ejemplo de los cientos de madres solteras que están en desventaja al no contar con las guarderías no sólo en Hermosillo, sino en todo el estado.
Por ahora, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con mil 411 guarderías a nivel nacional, que tienen una capacidad de 253 mil niños; de ese número, Sonora tiene al menos 79 guarderías en los diversos municipios, de los cuales Hermosillo representa el 32% aproximadamente de las estancias.
Hacen malabares con sus labores
Otras de las circunstancias que poco se comentan y que son una realidad para muchas madres de familia que son maestras y tienen hijos en diversos niveles educativos.
Yerenia Contreras Corona es docente de profesión, a inicios de la pandemia laboraba en una escuela particular y relató las dificultades a las que se ha enfrentado, pues además de que sus dos hijos comenzaron con clases en línea, el más pequeño, de tres años se quedó sin guardería.
“Pues imagínate: dar clases, cubrir la atención de él; más que nada porque cuando menos lo pensaba mi hijo ya andaba en otros lados y mis alumnos me gritaban “miss, miss, Pedro está en el refrigerador”, porque se miraba mi refrigerador de fondo”, mencionó.
“Realmente estresante”, es como describe la transición de la vida ordinaria, la llegada de la pandemia y posteriormente comenzar a hacer labores desde casa.
Además de estar al pendiente de su hijo menor también tiene que ver por los dos hijos más, quienes cursan primaria y secundaria de manera virtual, lo que aunado a la carga de trabajo y los quehaceres del hogar en cuanto a limpieza, alimentación entre otros, le fue imposible continuar con sus labores como docente en el siguiente curso.
A trece meses de que el Covid-19 hizo su aparición en el estado, Yerenia Contreras asegura que ya tomaron una rutina muy estricta para poder conjuntar todas las labores “ha sido mucho esfuerzo y disciplina pero lo hemos logrado, no le ‘aflojamos’”, dijo enérgica.
Actualmente no ejerce en ninguna escuela, sin embargo está impartiendo asesorías para un par de niños de secundaria.
Faltan herramientas
Parte de que se solicite a los maestros, asesorías particulares, se debe a que con el nuevo sistema educativo faltan estrategias para que el aprendizaje quede en los alumnos.
Y es que con el cierre de 4 mil 449 escuelas de nivel básico, 518 mil alumnos iniciaron el pasado 24 de agosto con un ciclo escolar con un plan educativo realizado en pocos meses, lo que representó para padres de familia un reto, sobre todo para las mujeres por ser, socialmente, quienes tienen la carga social de educar.
Verónica Pacheco Ozuna, ama de casa, dijo que le falta mucha paciencia para poder complementar las clases de sus hijos: “Las maestras hacen lo posible por que los niños aprendan y comprendan los temas con vídeos y así”.
Sin embargo, dijo que una de las grandes dificultades para ella es que “no tengo la inteligencia para explicarles algo, me estreso y los termino regañando, es todos los días porque a veces no quieren hacer las cosas o no las entienden”, explicó.
Por ello, es de los sectores que busca el apoyo por otros medios, ya que, considera, no puede ejercer la labor de maestra.
Recientemente, la Secretaría de Salud en el Estado dio una luz de esperanza a todas las madres de familia y mujeres trabajadoras al comenzar con un programa piloto en dos escuelas particulares en Hermosillo, donde 150 alumnos están estudiando bajo estrictos protocolos sanitarios.
Mientras tanto, las mujeres le hacen frente a las dificultades diarias, las autoridades de la Secretaría de Educación y Cultura no ha anunciado un posible regreso a clases.