En la parte trasera de su casa, bajo un mezquite, una mujer cocina sobre unos leños, una olla con caldo de gallina pinta, para compartir con las familias en situación de calle y también aquellas que se quedaron sin trabajo.
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Esther Alicia López es ama de casa y algunas veces vende ropa, también tiene un proyecto que iniciará cuando pase la contingencia sanitaria, pero lo que más disfruta de lo que hace, es convivir con la gente más que vender un producto.
Es originaria de Huatabampo, Sonora, aquel lugar que recuerda con gran nostalgia donde vivía con sus 8 hermanos y sus padres. Cuando era pequeña su padre preparaba gallina pinta para toda la familia, ya que era un platillo que rendía mucho y podían alimentarse todos. Por este motivo Esther decidió hacer esta comida para que más personas pudieran disfrutarla.
“Recuerdo cuando mi mamá invitaba a toda la gente de la colonia a comer, siempre había invitados en la casa, entonces de joven me gustaba ver lo que hacía y cuando crecí me dio por hacer lo mismo y poder ayudar a las personas con más necesidades”, expresó.
Ante la situación sanitaria que está sucediendo en todo el mundo, por Covid-19, Esther preparó una olla grande de comida para repartir con la comunidad, especialmente para las familias grandes, adultos mayores y niños.
“Mi madre sembró esta semilla y nosotros la seguimos regando, es decir, seguimos replicando todo esto, no puedo explicar lo que siento, es algo muy bonito porque al dar algo se siento muy feliz uno”, mencionó en entrevista con El Sol de Hermosillo.
Su motivación comenzó por un sueño que tuvo mientras dormía, la inquietud por hacer algo por las personas que estaban pasando por una situación difícil la llevó a hacer esta actividad altruista por los más necesitados.
“Soñé que afuera de mi casa había mucha gente haciendo fila y cuando llegué, mi hijo me dijo que ya estaba lista la olla, entonces desde ahí me di cuenta que esto ya lo había pensado, es algo que quería hacer y se llegó el momento”, añadió.
Al compartir la idea con su hijo, comenzaron con el procedimiento, buscaron los ingredientes y prepararon los leños. Al terminar el platillo hicieron una publicación por Facebook para buscar aquellas familias que tenían que comer ese día.
“Le dije a mi hijo que me ayudara a difundir el mensaje, fuimos al Parque Madero y a colonias que están cerca del Centro, también fuimos con vecinos que se quedaron sin trabajo, buscamos aquellos que lo necesitaban porque nos propusimos dejar la olla vacía”, abundó.
Con ayuda de su familia llevaron felicidad a las personas, entre la preparación y entrega cada uno aportó su tiempo para apoyar a Esther y fueron alrededor de 10 familias y 20 personas beneficiadas.
“Encontramos a una familia en el Parque Madero comiendo tortillas con bolonia, cuando llegué a ofrecerles el caldo recién hecho, el señor se alegró mucho, frotaba sus manos y expresión era de agradecimiento, estaba feliz porque hace tiempo que no comía algo calientito, hecho en casa”, contó con sentimiento.
A pesar de que pasan el mayor tiempo en casa respetando las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus, se dieron un tiempo para compartir con personas en situación de calle, trabajadores y adultos mayores.
“Dios puso a las personas a las que teníamos que dárselas porque yo dije: señor esto que hago es para las personas que necesiten y anhelen un plato de comida calientito. El amor viene de arriba y nos mueve para hacer cosas buenas”, consideró.
Para finalizar, Esther mencionó que seguirá aportando su granito a la sociedad tomando las medidas necesarias y porque es algo que disfruta y beneficia a otros.