Una caravana de autos decorados con globos de colores, cartulinas y algunos dibujos, pasaba a las afueras de la iglesia principal de Esqueda, Sonora para despedir al Padre Rubén Palacios y quien había cumplido con su tiempo de trabajo en el lugar y pasaba sus últimos días en el municipio.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
Rubén Palacios Moreno es padre diácono, tiene 40 años de edad y a sus 16 comenzó su vocación al sacerdocio. En agosto del 2018 llegó a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús del municipio de Esqueda para apoyar al Párroco Ernesto Hinojosa en su servicio pastoral, cabe mencionar que Rubén realizó casi dos años de servicio a la comunidad en el pueblo y fue seminarista durante la temporada de verano.
Después de un año de servicio, el próximo diciembre será sacerdote en plenitud, su grado es diácono como es reconocido tradicionalmente y ésta transición le llevó un año de formación, es por ello que a finales de año será sacerdote presbítero.
“Sabía que me iban a cambiar porque solo los párrocos duran más tiempo, el mío estaba limitado a un espacio de 2 años y no fue tan sorpresivo, mi cambio lo hicieron a Nacozari porque con la situación de la pandemia no hay celebraciones y la comunidad es más grande y necesita más el servicio, esa fue la razón del cambio”, mencionó.
El padre considera que la decisión fue sorpresivo para los feligreses pues todo pasó muy rápido en un lapso de 12 días, se enteró un viernes, dos días después se avisó a los habitantes y 8 días se fue de la comunidad.
“Las comunidades rurales tiene la ventaja de que como son pequeñas rápido hay una aceptación y empieza la dinámica de la comunicación, a parte ya había estado previamente desde 2014 estaba en verano en misiones y semana santa, ya era una comunidad que conocía, readaptarme fue sencillo porque conocía a los feligreses fue como algo muy aceptado”, compartió.
El trabajo del padre era reconocido por los habitantes de Esqueda, pue las actividades que desarrollaba eran en la pastoral litúrgica, profética y social, también por la relación y compromiso que tenía con la comunidad.
El pasado domingo 26 ofició la misa a través de una transmisión en vivo, como lo había hecho anteriormente, pero nunca imaginó la sorpresa que tenían preparada para su despedida.
“Todo fue una sorpresa, se hizo la misa transmitida así como se está haciendo en todas las parroquias y cuando se terminó la misa, el párroco me invitó al patio para ver la sorpresa que tenían preparada y como no se puede hacer convivio, ni misa optaron por hacer una caravana de despedida porque era la única forma que podían tener el detalle de agradecer”, expresó.
La caravana tuvo una duración de 30 minutos, había motos y carros con globos, dibujos y muchas sorpresas de toda la comunidad que le estaba diciendo adiós al padre Rubén.
“Lo que sentí fue mucha conmoción, me conmovió mucho que las familias en sus carros, que los llenaran de globos, de carteles dando gracias al tiempo que estuve ahí, para mí fue muy significativo porque fue el gesto de despedida, mi mensaje para todos es que servir a los demás siempre genera mucha capacidad de amar, el servicio de genera más capacidad a la fraternidad universal”, concluyó.