La vida de Fernando Molina dio un giro inesperado hace casi tres años tras la muerte de su esposa Concepción a causa de cáncer, quedándose a cargo de sus dos pequeños hijos Christian y Fernandito. Tenía 18 años de edad cuando conoció al amor de su vida, el primer encuentro fue en una agencia de payasos donde Conny se desempeñaba como secretaria.
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Fernando se dedica al arte de ser payaso, para el sonriente trabajador el amor tocó a su puerta a sus escasos 18 años, fue así que dio inicio a su romance; después de ocho meses decidieron casarse e irse a vivir juntos.
“Se enamoró, me enamoré y fue una relación muy bonita, muy fregona; desde que empezamos a platicar hicimos química, una vez nos quedamos dormidos afuera de la casa de su abuela en el carro, comíamos en casa de mi suegra, después planeamos vivir juntos, sacamos una casa y el carro fue con dinero que gané haciendo malabares en los semáforos”, mencionó.
Tras una lucha intensa para lograr sus objetivos, comenzaron a planear tener una familia. Conny sufría de hipotiroidismo, pero con un tratamiento de fertilidad quedó embarazada de su primer hijo Christian, posteriormente hicieron otro y nació Fernandito.
Fue el día 3 de julio de 2018, cumpleaños de Conny cuando le diagnosticaron cáncer de mama, después se pasó a los huesos, la columna, tuvo embolia y estuvo en cama por mucho tiempo. Fernando era el pilar más fuerte de casa, pues llevaba un sustento, cuidaba de su esposa e hijos, también trataba de cumplir uno de sus más grandes sueños como payaso.
“Ella siempre decía que se sentía bien, que no le dolía pero los estudios mostraban que tenía destrozadas las vértebras y el pecho estaba completamente invadido, la llevaba a radioterapias y nunca lloró, era muy fuerte; ese mismo año me encontraba en una gira con un circo, era el cómico en Las Vegas Magic Show, pero me habló y decidí cuidar de ella”, explicó.
Ante la muerte de Conny, el mundo de Fernando parecía venirse abajo, pues el más grande de sus hijos comenzó a llevar terapias para soportar la pérdida, hizo cambios en su hogar y todo lograba acomodarse de una mejor manera hasta que llegó la pandemia.
“Para esto, básicamente, no estuve al 100 tres años con mis hijos; entonces volver a retomar el papel de papá y mamá fue muy cabrón; estaba de gira con el circo, fue un sueño que tenía desde hace años y trabajé en un circo con bailarinas brasileñas de circo Soleil, fue algo fuerte porque todo mi sueño lo cambié por ser papá”, expresó.
Durante la pandemia por Covid-19 Fernando se quedó sin empleo ante la cancelación de eventos, no sólo no contaba con un ingreso, sino también tenía que cumplir con el rol de ser mamá, papá y trabajar para llevar un sustento a casa. Es por ello que decidió convertirse en distribuidor de Betterware pasa salir adelante y llevar el pan de cada día a su hogar.
“Mi personaje infantil es Tilín, pero también tengo un personaje de adultos que tiene puro humor negro, al quedarme sin trabajo empecé a vender cosas en el tianguis, hice rifas, mis amigas me ayudan a cuidar a los niños cuando me iba a trabajar, tenía que adaptarme a todo: a la comida, el doctor, las rutinas pero con la pandemia se me volteó todo pero ya se está acoplando”, dijo.
El artista compartió que dentro de las dificultades que se presentaron fue cómo explicar a su hijo más pequeño que su mamá había fallecido, pues no recordaba mucho de ella; sin embargo, buscó la manera de enseñarle a comprender dónde se encuentra su madre ahora.
“Estamos haciendo un bonito equipo, son hombres, es una ventaja; soy muy abierto en muchos aspectos y hablo con ellos, tenemos muy buena comunicación, comemos, vemos tele, hacemos tareas, descansamos y por último hacemos algo en el hogar”, señaló.
Desde el año 2018 la rutina diaria de la familia comienza a las 6:00 horas, tomar un baño, se arreglan para la escuela y Fernando prepara un delicioso desayuno, posteriormente Christian y Fernandito llegan a la escuela, mientras su padre sigue trabajando con la venta de artículos para el hogar y los eventos como payasito.
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“Soy bendecido por ser dueño de mi tiempo y poder estar con ellos al cien, esa sensación de ser papá no la vas a vivir nunca más, eso no se va a volver a repetir, los hijos son el regalo más preciado, la mejor experiencia del mundo, no hay comparación, saber que vas a tener un hijo es lo más grandioso, es el regalo más hermoso”, concluyó.