Una repostera hermosillense comparte su amor por la gastronomía sonorense y lo plasma en pasteles con realismo, representando platillos reconocidos como el famoso “dogo”, un plato pozole y hasta un trozo de carne.
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Elda Abigail Esparza es originaria de Hermosillo, Sonora, desde pequeña le gusta la cocina, debido a que el sazón de su madre era reconocido por toda su familia.
Hace nueve años inició haciendo pasteles clásicos de betún, galletas, cupcakes, entre otros. Al ver su fascinación por su trabajo decidió incluir técnicas nuevas para innovar en su producto.
“Cuando era niña yo sabía que quería ser chef porque veía a mi mamá que tenía el sazón en todo lo que preparaba y después de ahí empecé a pedir el micro hornito y juguetes para cocinar y fue en la universidad cuando me di cuenta que me gustaba más la repostería”, recordó.
Nuestra entrevistada estudió unos años en Monterrey y regresó a Hermosillo para continuar con su formación, gracias a los conocimientos adquiridos e información que investigó se fue adentrando más al tema hasta lograr incluir el realismo en sus pasteles.
“Hace cinco años puse una pastelería y la cerré porque no quería dedicarme a los pasteles clásicos, no encontraba el estilo de los diseños o los pasteles que quería hacer y en el inter comencé a ver cosas diferentes e hice desde mi casa los pasteles realistas”, mencionó.
Fue en 2019 cuando empezó con sus primeros pasteles realistas a base de chocolate para moldear, en noviembre hizo el personaje de Spiderman en 3D, hizo algunos maletines, zombies, los cuales fueron los de prueba.
“Desde hace un año empecé con el realismo, lo primero que se me vino a la mente para continuar fue hacer algo de mi tierra, de Hermosillo, Sonora, todo lo que abarca, entonces me pregunté ¿cómo voy a empezar a hacer cosas que no son tradicionales si aquí es donde vivo?”, explicó.
Las horas de trabajo que invierte en la elaboración de un pastel pueden llevarle de seis hasta 12 y son en tamaño real. Durante su año de trabajo ha fabricado algunas piezas como un corazón, papel de baño, un plátano, una naranja, un pedazo de carne, una cebolla, el hot dog y el pozole.
A pesar de la contingencia, Elda continuó con su trabajo y aunque bajaron los tamaños y cantidades de cada pastel, pero el ritmo de trabajo siguió igual, asimismo consideró que su trabajo ha tenido buena aceptación a pesar de que la pieza se vea tan real.
“Tenemos que creer en uno mismo, no nacemos con las ganas ni la sabiduría; muchas veces se tiene que forjar, puede haber miles de circunstancias que no te dejan crecer, pero siempre he pensado que el apoyo comienza de uno mismo como el amor”, finalizó.