Nacido en la Ciudad de México, con 27 años de edad y tres radicando en nuestra capital, Héctor Flores se dedica desde hace poco más de diez años al oficio de malabarista de plaza y callejero, disciplina que ha fusionado con diferentes artes escénicas y circenses que aprendió en varias escuelas de la capital del país, siendo la UNAM su alma mater.
Su espectáculo incluye principalmente de cuatro balones de futbol y una pequeña pelota de hule de color rojo que coloca en una percha de metal con una base circular, instrumento con el que mantiene equilibrada la esférica a la vez que baila y malabarea los balones.
Como todas las artes escénicas, se requiere de condición física y buena alimentación, por lo cual, Héctor se mueve en la ciudad en bicicleta. Al llegar al crucero donde trabaja, realiza ejercicios de calistenia y estiramientos como calentamiento.
Uno de los peligros que enfrenta diariamente son los vehículos que se detienen en el semáforo, por lo que siempre está alerta cuando ejecuta su acto y recauda el dinero de los automovilistas, porque no todos lo respetan y le han acercado mucho las unidades a propósito.
Aunado a esto, reveló que ha sufrido dos accidentes aparatosos que pusieron en peligro su vida: en octubre de 2017 fue atropellado en la ciudad de Mexicali, Baja California; y el segundo fue en Hermosillo, fue enero de 2018 cuando cayó de unas escaleras de emergencia a una altura de ocho metros fracturándose la cadera y lastimando severamente su columna vertebral lo cual lo dejó inmóvil por cuatro meses y sin posibilidad de volver a caminar, pero con ayuda de familiares y sus amistades salió de esta terrible situación.
El artista hizo una invitación a los niños y jóvenes a que aprendan esta arte, ya que pueden verla como un deporte más si lo desean o una manera de ganar un ingreso extra. Asimismo, aprovechó el espacio para agradecer a los hermosillenses por haberlo recibido y su ofrecerle su cálida amabilidad.
Además de estar en varios festivales en Europa, Sudamérica, una breve temporada en el Circo Atayde, varias convenciones de circo y Las Fiestas del Pitic de Hermosillo.