La enfermera de profesión Mariana Salcido Bayliss, ha enfrentado desde el día uno la llegada del Covid-19 a Hermosillo, y a ella como a muchas mujeres más que actualmente se encuentran en la primera línea de batalla, les hacemos un homenaje a manera de agradecimiento por su ardua labor.
Mariana es egresada de la Licenciatura en Enfermería de la Universidad de Sonora, es esposa y mamá de dos niños, una familia que la sigue apoyando emocionalmente para que continúe con ánimos enfrentándose de primera mano a atender pacientes infectados por el virus.
La también madre de familia empezó a ejercer su profesión siendo enfermera particular, conservando aún algunos de sus pacientes, a los que cuida y los apoya en su salud, higiene personal y otras actividades. También tuvo la oportunidad de desarrollarse en jardín de niños y posteriormente se mantuvo durante tres años en diferentes hospitales privados apoyando a médicos.
Después tuvo la oportunidad de entrar al Hospital Militar de la Sedena, donde ya se comenzaba a saber de los casos en China y rápidamente empezaron a capacitar al Sector Salud. El hospital lo dividieron en dos grupos, Terapia Intensiva y Hospitalización, tocándole a Mariana el área intensiva en el turno nocturno.
“Nosotros ya estábamos empezando con las capacitaciones y parte de ahí mucha gente cuando yo les explicaba cómo estaba la situación, no me creían porque yo estaba llevando ya esos cursos y dije ‘bueno si esto es tan fuerte, esto es por algo, por algo me están explicando también aquí’”, recordó.
En el hospital, el equipo de salud comenzó a recibir pacientes de Covid-19 a los dos meses desde el primer contagio, ya que la Sedena estaba en el último escalón sanitario, pero continuaban en capacitación y apoyando a los demás hospitales, hasta que poco a poco se fueron llenando sus camas.
“Cuando recién empezó estuvo bastante fuerte en el tema de mi familia, yo estuve sin mis hijos como 2 meses y medio casi, nosotros estábamos acá llenos por cuidado por miedo y por no saber bien cómo iba a estar el rollo y yo los dejé allá con mis suegros”, compartió.
Su rutina es llegar al hospital con ropa de civil, ponerse la filipina para después el equipo de protección personal (EPP); para la salida es por medio de un transfer, se quita el equipo de protección, sigue con la filipina abajo y de ahí va directo al baño ya que no los dejaban salir si no se bañan ni desinfectan, para salir con la ropa de civil.
Con el incremento de hospitalizados, aumentó también el número de bajas de trabajadores del Sector Salud, ya sea por renuncia o contagios, por los que aún seguían activos tenían la necesidad de trabajar un turno de 14 horas porque el área no se podía quedar sola.
Además de aislarse dos meses de sus hijos, Mariana también se aisló de sus familiares cercanos, aun así, desgraciadamente hubo una muerte a causa del virus en su familia. Para la enfermera, las palabras de aliento de su familia fue la que la motivó a salir adelante.
“Mi mamá siempre me dijo ‘Mariana, me da mucho miedo que estés trabajando ahí, pero aun así te admiro muchísimo por tu valentía, por tu profesión, porque nunca te rindes, porque ahí estás’, y a pesar de que vinieron cosas feas, siempre estuvieron al pie del cañón”, manifestó.
Sus compañeros de trabajo también se hicieron su familia, entre todos se apoyan y se creó una gran comunidad a pesar de que no hay tantos trabajadores de salud en el hospital.
Desde el inicio de la cuarentena, Mariana ha decido no salir al menos que sea muy necesario, no ha tenido la oportunidad de salir con sus hijos, pero lo prefiere a un posible contagio. Declaró que al principio le molestaba las personas que salían, pero ahora entiende que algunas tienen que salir por necesidad
“Sé que el encierro es bastante difícil, es bastante estresante, pero nada como tener salud, estar vivo y tener a nuestra familia completa. Yo recibí la Navidad sin mi familia completa, sin mis abuelos, sin mi suegra sin mucha gente entonces siento como que esa gente a veces no tiene corazón de ver todo lo que está pasando y decir”.
De las experiencias con las que se queda Mariana es el momento que dan de alta a un paciente, pero la frustración llega cuando no pueden salvar a todos o se escasea el medicamente, sin embargo, el equipo de salud hace todo lo que está en sus manos.
“A pesar de que a los intensivos casi no se nos reconoce, definitivamente yo describiría que es hermoso sentir ese ‘lo dimos de alta, lo logramos’ y si bien no hemos sacado a tantos como nos hubiera gustado, se siente muy bonito que uno a uno vayan saliendo”, expresó.
Por estar en la primera fila del combate del Covid-19, Mariana fue una de las y los trabajadores de salud que obtuvieron las dos dosis de la vacuna, con el deseo de que el proceso sea más rápido para que lleguen a sus familiares de mayor edad lo más pronto posible.
“Nosotros en la unidad siempre hemos tratado de mantenernos informados, tenemos especialistas y químicos quienes nos ayudaron con la información a estar seguros, estar a gusto con la decisión de vacunarnos y poder yo brindar la información correcta a quienes tenían miedo de la vacuna”, señaló la enfermera.
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Mariana confiesa que en este último periodo hay menos ingresos en la unidad, no han dejado de llegar, pero han sido pocos, ya no se encuentran saturados como antes y con más camas disponibles, sin embargo, se están preparando para una posible alza después de Semana Santa.
“Amo mi trabajo, es bastante duro, bastante cansado, la gente me ha dicho ‘¡ay Mariana, yo no podría!, a veces pienso que yo tampoco pero aquí sigo, estoy bastante agradecida porque he aprendido mucho en este tiempo, por la oportunidad de trabajar; si estoy cansada, me harto y me quejo a cada rato, pero no cambiaría por nada lo que hago ahorita”, concluyó Mariana.
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