Hoy en día parece que hablar sobre tiroteos en escuelas es algo más común y menos difícil de lo que debería ser el pensar que podrían ocurrir. Sin embargo, el día 20 de abril de 1999, esa sensación no era así, pero ese día todo cambió.
Era la mañana de un martes, cuando los estudiantes de la Escuela Secundaria de Columbine en Colorado, Estados Unidos, Eric Harris y Dylan Klebold, llegaron al lugar y procedieron a colocar una bomba incendiaria cerca de la escuela y de la estación de bomberos, esto según informes, tenía la finalidad de distracción.
Lee también: Tiroteo en escuela de Texas deja 14 niños y un profesor muertos
La bomba que estaba programada para estallar a las 11:14, no causó el impacto que los jóvenes habían pensado, de hecho, los vehículos en los que llegaron a la escuela, contenían bombas que se suponía detonarían a las 12:00 horas.
De igual manera y ya juntos, los chicos entraron a la cafetería de la escuela e instalaron dos bombas con 20 libras de gas propano, las cuales estallarían a las 11:17 horas lo cual no sucedió, pues de haberlo hecho, se especula que esto hubiera matado cerca de 488 estudiantes que se encontraban en dicho lugar.
Los jóvenes se quedaron en el estacionamiento a esperar que las bombas detonaran, incluso, se sabe que Harris se topó con un compañero llamado Brooks Brown, quien fumaba un cigarrillo, a lo cual le comentó que se fuera del lugar, pues las cosas se pondrían feas.
El terror comienza
Cuando los explosivos no detonaron, ambos (ya armados), caminaron hacia el lugar, subiendo las escaleras de la parte superior de la entrada Oeste.
En ese momento, Rachel Scott, de 17 años de edad, almorzaba con su amigo, Richard Castaldo, sentada en el césped al lado de la entrada Oeste. El mismo Castaldo, mencionaría más tarde que miró a uno de los chicos lanzar una bomba que no detonó como debería, por lo que no les tomó importancia.
Sin embargo, sacaron sus armas que ocultaban en unas gabardinas y abrieron fuego, impactando en cuatro ocasiones primero a Scott, muriendo en el instante, siendo así la primera víctima de un total de 13 esa mañana.
Castaldo recibió ocho impactos entre el pecho, brazos y abdomen, perdiendo el conocimiento, pero sobreviviendo.
En ese mismo instante, Harris abrió fuego contra tres estudiantes que se encontraban por la escalera, Daniel Rohrbough, Sean Graves, de 15 años, y Lance Kirklin, de 16 años, sería Rohrbough quien moriría más tarde.
A pesar de estas acciones, algunos alumnos menores creyeron aun así que sólo se trataba de una broma por parte del par que eran de último año.
Harris y Klebold concentraron su atención en cinco estudiantes que se encontraban sentados en una ladera de la entrada Oeste, de los cuales dos resultaron heridos, Michael Johnson, de 15 años, con disparos en la cara, pierna y brazo, pero logró huir, mientras que Mark Taylor de 16 años, fingió su muerte en el suelo con heridas en el pecho, pierna y brazos.
Klebold bajó los escalones, se dirigía a la cafetería, pero se distrajo con Kirklin, quien yacía en el suelo pidiendo ayuda, para darle un disparo crítico en la cabeza.
Disparó nuevamente a Rohrbough que ya estaba herido de muerte y pasó sobre Graves que había colapsado tras arrastrarse, entrando así a la cafetería probablemente para checar las bombas.
Harris por su parte, estaba en las escaleras y abrió fuego sobre varios estudiantes que huían del sitio, hiriendo de gravedad a Anne-Marie Hochhalter, de 17 años.
Los atacantes dispararon contra jóvenes en el campo de futbol, pero no alcanzaron a nadie, mientras todo esto ocurría, una maestra de artes, Patti Nielson y el estudiante de 17 años, Brian Anderson, caminaban hacía donde se escuchaba la conmoción.
Nielson creía que los estudiantes estaban haciendo una broma, por lo que les iba a pedir que pararan, pero al momento de intentar cruzar las puertas, los perpetradores abrieron fuego hacia los cristales, hiriendo con ellos a Anderson que quedó atrapado en medio y a Nielson en el hombro con metralla, por lo que escapó y advirtió del hecho a los jóvenes que estaban en la biblioteca, pidiéndoles que guardaran silencio y se ocultaran debajo de las mesas.
Neil Gardner, el oficial de recursos estudiantiles asignado a Columbine y que se encontraba armado, recibió una llamada donde explicaban de una chica herida y posteriormente sobre el tiroteo.
En ese momento, Harris abrió fuego contra él, pues se encontraba a sesenta metros en su vehículo, a lo que Gardner contestó, involucrándose en un tiroteo donde ninguno resultó herido.
Los jóvenes se replegaron hacia la escuela disparando a los estudiantes que miraban en los pasillos, así como a las ventanas.
A las 11:26, Harris volvió a la entrada y se inmiscuyó en un segundo tiroteo con Gardner. En ese momento, dos oficiales de policía, el motociclista Paul Smoker y el patrullero Scott Taborsky, habían llegado al lugar para atender la llamada sobre una mujer herida (Rachel Scott) y al escuchar los disparos, Smoker contestó ahuyentando a Harris.
Dave Sanders, un profesor de informática y de negocios, había ayudado a evacuar a los alumnos que se encontraban en la cafetería.
Sanders junto a un estudiante, se toparon con los asesinos en el pasillo, por lo que dieron la vuelta y corrieron. El joven logró escapar y refugiarse en un salón junto a otros 30 alumnos, pero Sanders recibió disparos en la espalda y cuello. El profesor también logró llegar al salón arrastrándose, pero falleció por pérdida de sangre, mientras que los alumnos pudieron evacuar.
Horror en la biblioteca
Desde las 11:29 a 11:36 horas, ocurrió una horrenda masacre en la biblioteca, en la cual se encontraban resguardados 52 estudiantes, 2 profesores y 2 bibliotecarios. Tan sólo en ese corto lapso de tiempo, se vivió el horror.
Ambos tiradores comenzaron a tirar bombas de mano en la cafetería en la entrada de la biblioteca, las cuales si detonaron.
Al entrar a la biblioteca, cerca de ahí, la maestra Patti Nielson ya hablaba con el 911 sobre los hechos. Según la historia de los estudiantes que se escondían en el sitio, los tiradores pidieron que se levantara.
Al ver que nadie lo hacía, pidió que lo hicieron quienes fueran atletas, pues los matarían, pero nadie hizo nada. En ese momento Harris disparó con una escopeta al escritorio sin saber que el estudiante Evan Todd, se escondía ahí; no fue herido por las balas.
Sin embargo, el joven de 16 años, Kyle Velásquez, no corrió con la misma suerte, pues al parecer no se había podido esconder de manera que se protegiera, estando debajo de la mesa de la computadora. Klebold disparó dándole en la cabeza y espalda, matándolo en el acto.
Ambos recargaron sus armas y dispararon hacia abajo por la ventana, donde se veía a algunos policías ayudando a escapar a estudiantes. Los uniformados respondieron a los disparos, pero nadie salió herido.
Klebold disparó hacia una mesa e hirió a tres estudiantes (Patrick Ireland, Daniel Steepleton y Makai Hall). Tras esto, Harris disparó sin mirar bajo un escritorio, hiriendo mortalmente en el cuello a Steven Curnow de 14 años e hirió a Kacey Ruegsegger, de 17 años, con un disparo que atravesó su mano y hombro, rozando su cuello, cortando una vena, comenzando a desangrarse y jadear.
Harris continuó matando a Cassie Bernall de 17 años de un disparo a la cabeza. Algunos alumnos declararon que el chico pronuncio un “te encontré” antes de disparar.
En ese momento, Klebold encontró a tres estudiantes más escondidos detrás de unas mesas (Isaiah Shoels. de 18 años, Matthew Kechter de 16 años y el hermano menor de la primera víctima, Craig Scott, de 16 años), los tres eran atletas populares en la escuela.
Al descubrirlos, el tirador llamó a Harris quien con la nariz sangrando, pues tras su último disparo la escopeta le golpeó en el rostro, se acercó.
Los estudiantes comentarían después que tanto Klebold como Harris se burlaban de Shoels por ser de raza negra, haciendo comentarios raciales.
Acto seguido Harris se agacho y disparó a corta distancia al joven en el pecho, asesinándolo. Klebold hizo lo propio y mató a Kechter. Por su parte, Scott fingió su muerte y logró salvarse.
Tras esto, dispararon de muerte a otros dos estudiantes e hirieron a otros más, todo en un lapso de sólo 6 minutos. En el lugar hubo un total de 10 muertos y 12 heridos. Algo curioso fue que los investigadores descubrieron después que contaban con municiones como para matarlos a todos.
A las 12:08 horas, ambos tiradores se quitaron la vida en la cafetería, culminando con 49 minutos de horror en el tiroteo, dejando un saldo total de 13 muertos y 24 heridos.
Al día siguiente, alumnos del instituto colocaron cruces frente al campus en honor a sus compañeros fallecidos y la escuela no volvió a entrar en funciones hasta después de 4 meses.
Antecedentes de los autores
Hasta el día de hoy se han barajado diversos motivos por los que los dos jóvenes cometieron estos actos tan atroces.
Ambos chicos habían sido inadaptados durante muchos años, incluso se conoce que sufrieron de bullyng por parte de otros estudiantes.
A pesar de que ambos mostraban indicios de lo que podría suceder, ni sus padres ni autoridades pusieron la atención debida.
Hasta el día de hoy, la facilidad con la cual los menores de edad y cualquier persona en Estados Unidos puede hacerse de un arma de manera legal, es espantosa e incluso a pesar de todos los tiroteos ocurridos en escuelas, aún siguen culpando a cosas como los videojuegos y afirmando que este acceso a armas, no tiene nada que ver.
Dylan Klebold y Eric Harris contaban con 17 y 18 años, respectivamente el día del tiroteo, siendo un antes y un después en la cultura estadounidense, quienes implementaron el hecho de “tiroteo escolar”, incrementado ciertas seguridades en años posteriores.
Los perpetradores también dejaron varios vídeos y escritos en sus diarios en los que hablaban sobre los hechos que posteriormente realizaron. Se declaraban como seguidores de Hitler y cómo odiaban a la humanidad.
¿Quieres recibir noticias directo en tu celular? Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
En la cultura popular el hecho inspiró a varias canciones y películas que hablaban sobre estos hechos, incluso y de manera lamentable, otros tiroteos.
Una nueva tragedia enluta a Estados Unidos
Este martes 24 de mayo una nueva tragedia enlutó a Estados Unidos con un tiroteo que dejó, hasta el momento, 14 niños muertos.
El incidente ocurrió en el estado de Texas, en la ciudad de San Antonio, cuando un joven identificado como Salvador Ramos, de 18 años de edad, ingresó a la Robb Elementary School y disparó contra los estudiantes.
Mantente informado y síguenos en Google News.
El joven hispano fue abatido por elementos de la policía cuando acudieron al rescate de los menores. Más de 30 niños resultaron lesionados y un maestro perdió la vida por las heridas de bala.