México es un país grande y lleno de historia, contamos con una basta variedad de climas, paisajes, así como vestigios importantes que nos recuerdan nuestro pasado.
Pero también somos un país lleno de creencias, diversidad cultural y leyendas que se han cultivado durante generaciones, por lo que los sitios embrujados o considerados malditos, no son una excepción. Es por eso que hoy te presentaremos tres lugares que deberías conocer, si te atraen este tipo de experiencias.
Hotel Castillo Santa Cecilia
Iniciamos nuestra pequeña lista con un hotel sumamente particular, pues no sólo es sumamente reconocible a simple vista, pues realmente tiene forma de castillo medieval, a pesar de tomar dicho aspecto a mediados del siglo pasado, es sumamente conocido por su inmensa actividad paranormal.
Ubicado en Guanajuato, cuenta con todas las bases para convertirse en un lugar, por así decirlo, propicio, para este tipo de situaciones.
Antes de convertirse en hotel, se sabe que el sitio fungió como haciendo de beneficio a finales del siglo XVI, además de un albergue y hospital a principios del Siglo XX, una combinación sumamente popular para las historias de fantasmas.
Por si su aspecto actual no fuera ya impresionante, pues cuida bastante bien conservar un aspecto de un castillo, las cientas de reseñas e historias escalofriantes que se han ido acumulando con el paso de los años sobre el lugar, no son poca cosa.
Desde objetos que se mueven solos o cambian de lugar de un momento a otro, puertas que se abren y cierran solas, sonidos extraños, hasta apariciones de fantasmas y siluetas luminosas, son algunas de las experiencias que tanto empleados como huéspedes han afirmado vivir. ¿Te animas a pasar la noche allí?.
Hospital Juárez
No podríamos hacer un repaso de lugares considerados embrujados de nuestro país, sin mencionar a uno de los hospitales más conocidos por este tipo de actividad y más antiguos.
Es evidente que a diferencia de nuestra primera carta, este sitio esta lejos de ser turístico y no se puede visitar sólo por curiosidad, sin embargo, cuenta con sin fin de leyendas e historias dentro de sus paredes.
Sí ya desde su primicia (pues como todo hospital tiene su hilo misterioso), es considerado uno o el que cuenta con mayor actividad de este tipo dentro de sus instalaciones ubicadas en las Ciudad de México.
Desde las clásicas manifestaciones de objetos moviéndose o sombras por los pasillos, hasta una de las leyendas más famosas de nuestro país y que se ha ido extendiendo hacia distintos rincones del mismo.
Esto se debe a que la historia de la famosa “planchada” ha traspasado y cada vez que sucede algo de este tipo en cualquier hospital de México, suele ser relacionado con ella.
Esta famosa leyenda, cuenta la historia de una enfermera que laboraba en dicho lugar, quien tenía un amorío con uno de los doctores, quien, tras ser cruelmente despechada por su amor, decidió quitarse la vida en el sitio.
Tras esto, se dice que una enfermera atenta y amable, va a darle consuelo a los pacientes que se encuentran en situación terminal o simplemente ronda por los pasillos de noche, atendiendo a los pacientes que lo ocupan en sus camas.
Esto podría sonar sumamente normal, pero todo cambia cuando la enfermera de turno va al lugar y es avisada que el paciente ya recibió atención de otra enfermera, una de la cual no se tiene registro e incluso, se dice, que lleva vestimenta antigua.
La Casa de los Perros
Referirnos a este sitio es hacerlo a uno de los lugares más emblemáticos de Guadalajara, Jalisco y uno de los que podrías visitar, si así lo quisieras.
La Casa de los Perros, quizá hoy en día no luzca tan aterradora como en antaño, sin embargo, conserva en sus raíces toda su peculiar historia.
El lugar fungió en sus primeros años como una de las primeras imprentas, siendo casa del primer diario independiente de América, “El Despertador Americano”, para después pasar a ser propiedad de don Jesús Flores.
Cuando ya era un hombre mayor, se casó con Ana González con quien hizo una promesa, a quien muriera primero, el otro tendría que rezarle nueve rosarios cada año al fallecido.
Con el tiempo, el ansiado falleció, sin embargo, la viuda no cumplió su parte, sino que al quedarse con la herencia, se casó con el joven mayordomo de la casa, José Cuervo, quien tenía la misma edad de Ana.
Tras esto, abandonaron la propiedad y por mucho tiempo se aseguró que aquella persona capaz de rezar los nueve rosarios a media noche en la vivienda, podría quedarse con ella, sin embargo, la gente que lo intento, siempre salía huyendo del sitio.
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Con el paso de los años la casa fue ganando su reputación como lugar embrujado, obteniendo su nombre por las dos estatuas de perros que resguardaban la propiedad desde lo alto.
Hoy en día, el lugar pertenece al gobierno actual, quien cambió su fallada y lo convirtió en el Museo de Periodismo y las Artes Gráficas, el cual se encuentra abierto a todo público.