Tsutomu Miyazaki: Asesinos seriales que impactaron al mundo

Miyazaki nació un 21 de agosto de 1962 en Tokio y desde su llegada al mundo parecía que su destino estaba marcado, al nacer con deformidades en sus manos

Francisco Hernández | El Sol de Hermosillo

  · viernes 8 de enero de 2021

La fama ganada por parte de Japón como país seguro, ha sido bien ganada por los nipones a lo largo de su historia, siendo un ejemplo que quizá en países de nuestra parte del globo, no comprendemos del todo.

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Sin embargo, no quiere decir que no exista algún tipo de delincuencia, pero se ha logrado mantener en niveles lo suficientemente bajos en comparación con otros países.

De igual manera, es sabido que cuentan con un sistema social bastante dictaminado por la conducta social de un todo (el conjunto importa más que el individuo), es decir, cualquier persona que se sale de cierto orden no escrito, puede ser mal visto y señalado, sea un crimen o no.

Cuando en un sitio como este, donde la misma sociedad se encarga de señalar a quienes no concuerdan con el pensamiento general, cuando se presentan casos de asesinato, las noticias pueden golpear aún más fuerte y cuando los sucesos se encaminan a un asesino en serie, pueden hacer cuestionar a una sociedad que buscará señalar a los culpables en busca de explicaciones.

El Asesino Otaku

Miyazaki nació un 21 de agosto de 1962 en el Distrito de Nishitama en Tokio y desde su llegada al mundo (de manera prematura) parecía que su destino estaba marcado, al nacer con deformidades en sus manos y muñecas, teniendo que mover los antebrazos si quería rotar las manos.

Debido a estos movimientos y sumado al aspecto que tenían sus manos, comenzó a recibir burlas por parte de sus compañeros desde los cinco años de edad, situación que sólo se fue acrecentando conforme crecía.

Según informes por parte de profesores y compañeros, Miyazaki solía escribir ensayos donde deseaba y soñaba con llevar una vida normal, además de siempre culpar de todo a su aspecto.

Teniendo una personalidad callada, tímida y retraída, desde joven se aisló en el mundo del manga y el anime, siendo cada vez alguien más solitario.

Al igual que otros muchos asesinos, demostró tener una enorme inteligencia, además de ser un alumno dedicado, que llagaba a estudiar dos horas diarias, logrando entrar a la preparatoria con el promedio más alto.

Sumado a esto, Miyazaki tenía un gran conocimiento del idioma inglés, el cual dominaba casi a la perfección para su edad, sin embargo, su pasión por los estudios se fue mermando con el paso de los años, dedicándose cada vez más a dibujar comics y mangas, su otra gran pasión.

Aunque dedicaba tiempo y esfuerzo en esto, la condición con la cual había nacido, no lo dejaba mejorar lo suficiente para alcanzar su sueño, por lo que quedo frustrado.

Para ese entonces, ya se había dado cuenta que su pene era incluso más pequeño de lo normal, incluso dándole complicaciones a la hora de orinar.

Cuando decidió entrar a la universidad, optó por la Universidad de Meiji (una de las más prestigiosas del país), usando el inglés como su carta fuerte, pero debido a su poco entusiasmo con los estudios, quedo entre los últimos lugares entre los postulantes por su examen.

Conforme el circulo se iba cerrando, termino estudiando fotografía, graduándose como técnico en 1983 y consiguiendo un empleo en una empresa de un amigo de su padre.

La familia de Miyazaki no sufría por dinero, eran de buenos recursos, por lo que tuvo muchas libertades y regalos materiales, algo de lo cual el joven se quejaba, diciendo que cambiaban su amor por lo material y culpaba a su genética por nacer de esa manera.

También los culpo por no escuchar nunca sus problemas, sino simplemente ignorarlo, algo que también hacían sus dos hermanas menores, quienes parecía que lo rechazaban.

Su familia era bien conocida e influyente en Itsukaichi, su padre era dueño de un periódico local, por lo que uno de los regalos de ese entonces a mediados de los ochentas para Miyazaki, fue un coche. Por su parte, el joven contemplaba el suicidio.

Pero el joven veía un hilo de esperanza en una sola persona, su abuelo, quien era el único que no lo trataba mal, sino le enseñaba sobre la vida, lo instruía y se había convertido en un modelo a seguir para él.

El descenso

Miyazaki sufría de un problema serio, su complejo de inferioridad por su pene, le hacía casi imposible en su mente el acercarse a una chica, sin embargo, poseía un apetito sexual sumamente desmedido.

El joven consumía mucho porno para adultos, incluso hentai (anime o manga pornográfico) algo que quizá por si sólo no pareciera tan desviado, pero sus gustos comenzaron a contemplar el Ero-guro o Guro, el cual es un estilo de pornografía que incluye extrema violencia, gore e incluso canibalismo. Se sabe que también comenzó a buscar pornografía infantil.

Otras investigaciones señalan que en una ocasión trato de espiar a una de sus hermanas mientras se bañaba, pero al ser descubierto la golpeo en la cabeza, algo que repitió con su madre cuando esta le pidió que trabajará más y viera menos anime.

Sin embargo, lo que se ha señalado como la vuelta sin retorno en su cabeza y vida, se dice que fue la muerte de su abuelo, la única persona que lo trataba como tal.

Asesinatos y juicio

Para la tarde del 22 de agosto de 1988, Miyazaki ya había intentado fotografías a pequeñas niñas en parques, cuando se topó con la pequeña Mari Konno de cuatro años de edad, mientras conducía.

Miyazaki no pensó mucho en la situación y la abordo, a lo que la niña tras una corta platica, le comento que debía tenía calor, por lo que le ofreció llevarla y la niña aceptó.

La llevó a una zona boscosa, donde tras caminar por un tiempo, la asesinó, desnudó, tomó fotos, abusó del cadáver y se deshizo del cuerpo, llevándose consigo las ropas de la pequeña. Ya no había vuelta atrás.

El 3 de octubre del mismo año, se topó en la calle a la pequeña Masami Yoshizawa de 7 años de edad, a quien convenció para subirla al coche para dar un paseo.

La llevó a la misma zona donde cometió su primer crimen, pero esta vez actuó sin demora, y repitiendo casi los mismos pasos, quedándose también con la ropa.

Con dos niñas desaparecidas, las autoridades de Japón desplegaron un gran movimiento policiaco, sabían que esto no era común, las niñas no tenían ningún tipo de contacto con algo relacionado a la Yakuza (mafia japonesa), por lo que quedó descartado.

Además, el hecho de no encontrar cuerpos o pistas, los ponía en una encrucijada poco usual, por lo que comenzaron una búsqueda bastante amplía.

La tercera víctima fue Erika Namba, una niña de 4 años de edad, a quien Miyazaki rapto a la fuerza un 12 de diciembre del mismo año.

Para ese entonces, ya era un asesino más confiado y suelto, cada vez era más arrogante, pues incluso había estado llamando a los familiares de sus primeras dos victimas y en un aire de arrogancia, mando una caja con los restos incinerados de Konno a sus padres.

A la pequeña Namba, la obligó a desnudarse en su coche para tomarle fotos, a lo que la niña comenzó a sollozar, algo que casi hace que lo descubra un coche que pasaba por el lugar. Tras esto, Miyazaki la asesino, ató el cadáver de pies y manos y se deshizo de él en el mismo bosque.

Para mala fortuna del asesino, la policía esta vez encontró los restos de la pequeña por lo que se dedicaron a inspeccionar más a fondo la zona, dando con los restos de la segunda víctima, ahora contaban con tres casos de asesinatos confirmados.

Tras ser descubierto fotografiando la ropa interior de una pequeña en 1989, Miyazaki logró huir a duras penas de los vecinos que los persiguieron, asestó otro golpe el 6 de junio de ese año, asesinando a Ayako Nomoto de cinco años.

Pero ahora el asesino iría un poco más lejos, colocando el cuerpo en un maletero y llevándoselo a su casa, donde lo fotografío, abuso sexualmente de él e incluso se aseguró posteriormente que comió restos en los dos días que lo tuvo.

Cuando el olor se hizo más intenso, descuartizo el cadáver y se deshizo del torso en unos baños de un cementerio y la cabeza en unas praderas.

Se quedo con las manos de las cuales bebió su sangre, pero producto de su paranoia, volvió por la cabeza, la cual quemó junto el resto. Sin embargo, la policía encontró primero el torso.

Con cuatro asesinatos perpetrados, su necesidad sexual y lo hicieron nuevamente a intentar otro más el 23 de julio de 1989.

Mientras conducía por Hachioji, miró a dos hermanas que jugaban y las trato de convencer de dejarse fotografiar, pero la mayor huyó en busca de su padre.

Miyazaki ese día cometió dos graves errores, se quedó para desnudar y fotografías a la pequeña (primer error), cuando intentaba meter su lente en la vagina de la menor, el padre llegó al lugar y confrontó al asesino, quien, a pesar de ser empujado, logró huir, pero sin su coche.

Por alguna razón, volvió horas después en busca de su auto (segundo error) donde agentes de la policía lo emboscaron y capturaron por intentar un acto indecente con una menor.

Cual sería la sorpresa de todos cuando se declaro culpable de los cuatro asesinatos y aunque por medio de estudios se supo que padecía de desorden de personalidad múltiple y una esquizofrenia extrema, los psiquiatras aseguraron que tenía pleno conocimiento de la gravedad de sus actos.

Fue enjuiciado y encontrado culpable del asesinato de las cuatro niñas, así como de los cargos de abuso sexual a menores, conducta indecente y disociativa.

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Paso varios años en prisión, donde se dedico a leyendo manga y viendo anime, hasta que fue ejecutado en la horca en 2008.

Tras darse a conocer los gustos de Miyazaki, fue llamado como el “Asesino Otaku” y fue un golpe muy duro para todas aquellas personas que disfrutaban de mirar o leer algo relacionado con el manga y el anime.

La sociedad comenzó a buscar en estos medios artísticos los culpables de semejantes actos y hubo muchos señalamientos.