Ilse Gámez y Cindell Romero forman parte del equipo del personal de salud del Isssteson y hace una semana se realizaron la prueba de covid-19, ya que presentaban algunos de los síntomas; sin embarho, al tener resultados positivos se dieron a la tarea de buscar un lugar para resguardarse y pasar sus días de aislamiento para no exponer a nadie y volver lo más pronto posible a salvar vidas.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
En entrevista con El Sol de Hermosillo, Ilse Gámez Saiz, de 26 años de edad, detalló que es médico general en el área de urgencias del Hospital Chávez. En 2019 concluyó con su carrera en Medicina y cuando se encontraba en búsqueda de las formas de titularse, llevó sus papeles al Isssteson para iniciar como suplente en cualquier área, al ser aceptada en el hospital comenzó su trabajo profesional en el mes de diciembre del 2019 para servir a la comunidad.
“Desde el 16 de marzo que empezó la contingencia hasta el día de hoy hemos estado muy consternados porque hay mucha falta de personal, también nosotros no somos el Hospital General, ni somos el IMSS, sabíamos que en un punto se iba a llenar porque nuestra derechohabiencia no es tan grande”, manifestó.
La doctora considera que al principio de la pandemia llegaban casos eventualmente entre 4 o 5 sospechosos; sin embargo, los contagios comenzaron a aumentar desde los festejos del Día del Niño y el Día de las Madres, ya que llegaban entre 40 o 50 enfermos en un solo día.
“Lamentablemente, a mí me tocaba lo más feo porque estaba en urgencias, sabemos que Isssteson tiene sus recursos, tiene buena capacidad, pero es un hospital pequeño a comparación de otros y si nos preocupábamos porque nos sabíamos que hacer cuando nos saturáramos”, dijo.
La carga de trabajo y la emocional era bastante, ya que hay personal de salud que tienen hijos, padres, abuelos y algunos han pasado hasta 4 meses sin verlos, abrazarlos y solo seguían trabajando con horas extras y viendo gente morir, relató la joven.
“En julio se puso peor la cosa, la gente estaba parada con oxígeno, las camas estaban llenas, lo oxígenos estaban llenos, estuvo muy pesada la carga porque muchos compañeros se contagiaron y teníamos que cubrirlos, no hay médicos, no hay enfermeros”, expresó.
Ilse tuvo que salir de casa de sus padres desde el mes de mayo para no contagiarlos, encontró un albergue para personal médico donde se le brindó apoyo y atención durante su trabajo directo con pacientes Covid-19.
“No somos héroes como lo dice la gente, somos gente comprometida con nuestro trabajo porque nos gusta estar ahí ayudando, este mes de julio se ha calmado, pero con la reactivación de las actividades tenemos miedo se infecten más personas, la gente no debería de ver a la gente morir y para nosotros es difícil salir a decirles que han muerto los pacientes”, mencionó.
El lunes pasado Ilse y Cindell manifestaron los síntomas Covid-19, falta de gusto, olfato, fiebre, fatiga, Ilse decidió hacerse una tomografía lo que indicaba que presentaba daños de neumonía, al enterarse de su situación decidió dejar el albergue para no contaminar a sus compañeros.
Es por ello que, a través de sus redes sociales, compartió una publicación para pedir apoyo de alojamiento porque había sido contagiada por el virus y no podía continuar viviendo en el albergue donde duró un mes y medio.
Sin imaginarlo, cientos de mensajes llenaron su bandeja de entrada, ofreciendo un lugar para vivir: alrededor de 80 casas, algunos donativos, palabras de aliento, y hasta oraciones para su recuperación de todas partes de la república, de estados como Tamaulipas, Sinaloa, Veracruz y hasta de Phoenix, Arizona.
“Nunca pensé en la magnitud de la respuesta, en cuestiones de horas tenía alrededor de 200 mensajes de personas de todo el país, me ofrecían de todo, dinero, hospedaje, la gente fue muy solidaria, también se comunicaron del Hotel San Martín para decirnos que tenía desocupado un lugar y nos ofrecieron un espacio para nosotras”, explicó la joven doctora.
El pasado domingo 19 julio se quedó en un hotel mientras encontraban un lugar para quedarse, tomando las medidas estrictas de higiene y mantuvieron la sana distancia. Fue entonces que este 20 de julio se incorporaron al hotel para permanecer dos semanas en cuarentena y cuidar de sus seres queridos.
“Lo más difícil es ir a otro lugar sin saber cómo nos van a recibir y con quien vamos a convivir, ya habíamos encontrado un lugar para estar estables y ahora nos tenemos que mover a otro, lo más difícil es la estabilidad mental un día estás bien, otros días mal”, compartió.
Antes de la pandemia trabajaba de 6 a 8 horas en el turno de la noche, debido a la contingencia se incrementaron las horas en el hospital con la falta de personal, por lo que trabaja alrededor de 12 horas los días lunes, miércoles y viernes y los fines de semana por las tardes.
“Hay mucha gente que hace oración por nosotros y por esa gente seguimos de pie, hay que dejar de lado lo cometarios negativos y esperamos que no se sigan cobrando con vidas humanos, entre más unidos todos estamos más pronto vamos a salir de esto y regresaremos a nuestra vida para que al final de año todos estamos sentados en la mesa compartiéndola con nuestra familia”, finalizó.