En cuestiones de muertos y panteones, todos -o casi todos- tenemos una historia que contar; será nuestra sensibilidad para percibir lo paranormal o tal vez una poderosa imaginación, pero entre el miedo, la realidad y las historias urbanas, podríamos ver lo que los demás no pueden ver.
Muchas veces, este tipo de anécdotas tienen relación con los lugares donde andamos en el día a día; Hermosillo ha registrado a lo largo de la historia situaciones donde han habido muertes trágicas o lugares que en el pasado fueron camposantos.
Al respecto, te compartimos algunos detalles sobre el panteón que hubo en la ciudad en un espacio público, popular y de gran afluencia en el centro de Hermosillo.
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El parque que fue panteón
En el Centro de Hermosillo, donde se instala el Tianguis Navideño, frente a donde las personas esperan los camiones o se sientan en las bancas a hacer tiempo u observar las letras monumentales que dicen Hermosillo, está el Jardín Juárez.
Ahí estuvo uno de los primeros panteones que hubo en esta desnaranjada ciudad.
Su periodo de operación fue de alrededor de 32 años, de 1884 a 1916; la ubicación que señala el cronista de la ciudad, Ignacio Lagarda Lagarda, es Juárez y Yucatán, que es como se llamó antes la calle Luis Donaldo Colosio (también se llamó Norberto Aguirre Palancares).
Antes del Jardín Juárez, el camposanto de la ciudad estuvo en la centenaria escuela primaria Leona Vicario en la calle Yáñez y Elías Calles, también en el Centro.
¿Cuáles fueron las características del panteón de la Juárez?
En lo que hoy es un parque dedicado al benemérito de las Américas, con todo y su monumento, sepultaron a las víctimas de la fiebre amarilla, que duró de 1883 a 1885, según la tesis de Hiram Félix Rosas, del Colson.
El terreno estaba en alto, por lo que para que estuviera como en la actualidad, lo rebajaron a nivel de la banqueta.
Después de ahí, el panteón se clausuró (en 1916) y se mudó a donde ahora están el cuartel de Bomberos, la Comandancia Centro de la Policía, la CFE y la Universidad Tecnológica; se llevaron los restos con todo y tumbas, menos los que no se reclamaron por sus familias.
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Tres años después, ese “nuevo panteón” se llenó para 1919 y un año después se abrió el Panteón San Agustín, que conocemos como “Panteón Yáñez”, que es de los más antiguos que siguen activos.
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