Entre un tumulto de gente y gritos de emoción sonaba la campana para dar inicio con la presentación de los luchadores en el ring ante la afición; entre los espectadores se encontraba Jesús quien, desde pequeño acompañaba a su padre al trabajo para disfrutar de un gran espectáculo.
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Jesús Navarro es originario de Ciudad Obregón, Sonora, tiene 66 años de edad; su profesión es contador público y sus tiempos libres los dedica a vender máscaras de lucha libre.
Comenzó con la comercialización desde 1991, cuando llegó por primera vez a Hermosillo el luchador profesional Octagón.
“Ese día, el CUM (Centro de Usos Múltiples) estaba lleno hasta el último nivel, yo llegué con una bolsa con 20 máscaras pero no me dejaron venderlas adentro porque era la competencia y cuando salí las vendí todas”, señaló.
En la historia del deporte, Salvador Lutteroh fundó la empresa mexicana de lucha libre en 1933, hoy mejor conocido como Consejo Mundial de la Lucha Libre, que posicionó en el segundo lugar dentro de los deportes más sobresalientes de México, asimismo las primeras arenas coliseo en el país se abrieron en la Ciudad de México, Acapulco, Puebla y Ciudad Obregón.
El objetivo principal ha sido reconocer y alzar el nombre de las estrellas luchísticas mexicanas, como El Santo, quien tiene el título de luchador mexicano de todos los tiempos.
“De 19991 a 1998 cuando había lucha me ponía en el CUM, el gimnasio del Estado, Plaza Zaragoza o en lugares públicos recurridos, pero después del 98 bajó y me dediqué a la venta de otras cosas y dejé de vender”, mencionó.
Fue hace cinco años cuando retomó el negocio de las máscaras en una plaza reconocida de la ciudad, asimismo en el 2017 comenzó a trabajar con Naranjeros de Hermosillo y diseñó una máscara oficial del grupo de beisbol con los colores oficiales naranja y negro, y los logotipos.
Cuando vivían en Ciudad Obregón, el padre de Jesús, Ernesto Navarro era promotor de box, desde pequeño llevaba a su hijo a la Arena Coliseo para conocer del deporte y a los luchadores de los años 60 como El Santo, Blue Demon, El Rayo de Jalisco, quienes eran alojados en hoteles de la ciudad donde entrenaban, entre ellos se encontraba Ciclón Veloz Jr.
“Tenía 12 años, en aquellos tiempos a los niños nos vendían cigarros y cerveza, cuando se acababan las luchas yo iba y les compraba cerveza, iba a telégrafos, al mercado, la tintorería, todos los mandados yo se los hacía y a todos los conocí sin máscara en ese tiempo; me crie en ese ambiente”, compartió.
Jesús desde siempre ha reconocido el trabajo de su padre, quién llego a hacer siete peleas de box en una semana en Guasave, Los Mochis, Navojoa, Ciudad Obregón, Guaymas, Caborca y Nogales; también recuerda la gran emoción al acompañarlo en todo momento.
“Desgraciadamente no había televisión porque yo vi unas luchas que si se hubieran grabado en esa época iban a ser muy impresionantes; recuerdo una lucha de los Hermanos Espanto eran tres contra Los Rayos de Jalisco que eran dos. Eran unas llaves, un espectáculo que jamás en mi vida se me va a borrar y mi favorito era El Rayo de Jalisco”, recordó.
Todos los fines de semana, en punto de las 13:00 horas coloca su punto de venta en la Plaza Zaragoza, asimismo asiste a los eventos públicos que se realizan en la ciudad para transmitir la cultura de la lucha libre a través de una máscara.
En su puesto tiene alrededor de 60 máscaras en exhibición, de las cuales 98% son de luchadores mexicanos y 3% americanos, también tiene de otros personajes como el Hombre Araña, Nacho Libre y el Escorpión Dorado.
“Lo que más me gusta de mi trabajo, más que nada, es porque en ese ambiente ahí me crie, no tengo competencia, trabajo a mis tiempos, conozco mucha gente y, aparte, me da mucha satisfacción porque hay mucha gente que me dice que las máscaras están bien boinitas”, aseguró.
Las máscaras que más se venden son las de El Santo, Blue Demon, La Parka, Saico Clown y el Hombre Araña y los precios varían entre 100 a 200 pesos.
Ante la contingencia por Covid-19 se colocó en un punto de la ciudad para continuar con su trabajo en el Bulevar Solidaridad entre Colosio y Navarrete, enseguida del banco HSBC.
“La lucha libre es algo nacional, lo mejor del mundo, el en centro y sur de la República es una religión la lucha libre, se apasiona la gente, desde viejitos hasta los niños, es como el futbol y hay mucha gente que se desborda por la lucha libre y los luchadores son íconos, es otro mundo”, concluyó.