Para celebrar su cumpleaños número 26 Kathia Segovia elaboró un pastel en forma de tortuga marina en 3D, pues desde hace años atrás deseaba hacer algo distinto con sus creaciones e inspirado en su gusto personal, es por ello que eligió a su animal favorito y también de esa manera expresó el amor por su cultura Comcáac.
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Kathia es originaria de Punta Chueca, cuando cursaba el kínder sus padres decidieron viajar a Hermosillo para que sus hijos tuvieran la oportunidad de estudiar en la ciudad y cada fin semana se regresaban a la comunidad para convivir con su familia y continuar trabajando en su tienda de abarrotes.
En sus últimos semestres de preparatoria la joven había pensado en estudiar la carrera de bióloga marina, ya que creció rodeada de la naturaleza y los animales del mar, sin embargo, la carrera solamente se encontraba fuera de Sonora, por lo que buscó otra opción para no separarse de su familia.
“En la prepa siempre le decía a mis compañeras que quería estudiar para bióloga marina, investigué pero todas las opciones eran fuera de aquí y como mí familia es muy unida no me quise ir, entonces me decidí por gastronomía porque decía que cuando tuviera hijos me gustaría hacer pasteles para sus piñatas y ahora gracias a Dios a mis hijos nunca les falta un pastel para celebrar”, mencionó.
En el 2014 comenzó a estudiar la licenciatura en Gastronomía en la Universidad Tecnológica de Hermosillo, su especialidad favorita fue la repostería e hizo su primer pastel en una de sus prácticas escolares con el que descubrió su amor por la pastelería.
“Me sorprendí que en el primer intento me salió, el pastel que hice era de pan de vainilla con relleno de cajeta, me quedé sorprendida así como si lo hubiera hecho antes, me llamó mucho la atención y desde ahí procuraba no faltar a la escuela a la clase de pastelería”, dijo.
Fue hasta el año 2015 que elaboró dos pasteles para la fiesta de cumpleaños de sus sobrinos, posteriormente hizo uno para su mamá, papá, hermanos y toda su familia, la comunidad se enteró de su trabajo y comenzaron a hacer pedidos, fue así como inició con su negocio Kared Pastelerías.
“Me gusta mucho hacer pasteles, es el primer pastel realista que hago, mi abuela es la culpable del amor a mi cultura, es Lidia Ibarra la artesana mayor Comcáac, siempre ha vivido con nosotros y con mis tíos, ella nos inculcaba desde chiquitos el amor por la naturaleza, animales, nos contaba historias y leyendas de la comunidad”, señaló.
La joven repostera compartió que gracias a su relación con la naturaleza en especial con el mar, la tortuga marina se ha convertido en su animal favorito, pues esta criatura marina es sagrada para los habitantes de los pueblos de Punta Chueca y Desemboque; y cada vez que se encuentran una hacen una celebración de tres días.
“Cuando miró mi abuela el pastel lo primero que hizo fue cantarle, se quedó sorprendida y me preguntó si era real, fue cuando empezó a hablar en su lengua y a llorar, le cantó la canción de la tortuga marina y estaba muy contenta viéndola, mi abuela siempre ha sido una de las personas que me ha apoyado en todo y me echa muchos ánimos porque me dice que hago bonitos pasteles, que ella ya sabía que iba a lograr esto”, expresó.
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Ha elaborado distintos tipos de pasteles desde los sabores hasta los personales tales como el monstruo de gila, tortugas marinas y del desierto, cactus, caballitos del mar, conchas, sapos, tigres, delfines, jaiba, venados y hasta bollitos con los colores representativos de la comunidad Seri.
“Quiero agradecer primeramente a Dios porque él fue quien me guió para hacer mis creaciones, a mi familia porque siempre me han apoyaron, a mis clientes que siempre han confiado en mí porque cada pastel para mí es un reto pero eso me ayuda a mejorar las técnicas, es importante poner a Dios, el corazón y el alma para que todo sea posible, creérsela y valorar lo que uno tiene”, concluyó.