Masiaca se distingue por ser una comunidad sonorense en la que los trabajos de talabartería son reconocidos no solo en el estado, sino en la República, así como en varios países.
Lourdes Rábago Corral es una de las representantes de esta técnica, quien junto a su esposo Lito Zazueta, han recorrido distintos lugares para llevar consigo piezas únicas que fabrican con sus propias manos.
En una charla con El Sol de Hermosillo, la artesana recordó que fue hace más de 20 años que se interesó por aprender esa profesión, al ver como su pareja creaba artículos que posteriormente eran vendidos.
"Desde hace muchos años en la familia trabajamos la talabartería, usamos el cuero de la vaca, pero ya curtido es baqueta para darle forma y hacer cosas que ocupa la gente", platicó.
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Bolsas, carteras, billeteras, cintos, portacelulares y una diversidad de productos son los que promocionan, cuyos costos son accesibles, pues oscilan entre los 300 y los mil pesos en promedio, los cuales son de alta calidad, porque utilizan materiales orgánicos y no sintéticos para su elaboración.
"Mi esposo aprendió viendo, y yo después lo vi como lo hacía y me sumé; él lo deja listo y yo me encargo del acabado, ya sea con pintura o tejido. Usamos utensilios a base de fuerza para darle forma a los bordes o figuras que se desean plasmar en las piezas", detalló.
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El proceso de fabricación por cada artículo toma desde una hora hasta un día entero, según el clima, profundizó, puesto que se necesita de luz solar para secar la pintura o bien, el moldeado de los detalles, ya que la piel tiende a modificarse.
"Quienes ven lo que hacemos se quedan sorprendidos de que en Sonora haya toda esta artesanía. Implica cierto grado de dificultad hacerlo, pero cuando ya se domina la técnica es más sencillo", apuntó la fabricante.
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