A la hora de salir de fiesta cada grupo de amigos tiene su librito, mientras a algunos no les importa poner su quincena en juego para pasar un buen rato, otros optan por la antigua doctrina de “entre más corriente, más ambiente”.
Hace algunos años se hablaba del peligro que representaba una nueva tendencia entre los jóvenes para tomar de forma barata y emborracharse más bien rápido: Las siempre presentes aguas aguas locas.
Una visita rápida a TikTok nos dice que esta polémica bebida poco a poco está retornando a las reuniones, y nos hace preguntarnos ¿de verdad son tan peligrosas como muchos dicen? Eso es lo que aprendimos:
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Todo el mundo sabe lo que son las aguas locas
Así es, no importa a quién le preguntes, todos sabrán por lo menos una definición de aguas locas. ¿El problema? Todas las “recetas” de lo que esta bebida contiene serán completamente diferentes.
En realidad el término “aguas locas” es más un género de bebidas que una preparación específica, y cada fiestero tiene su versión favorita, haciendo más difícil decir con seguridad si son en realidad peligrosas o no.
Preguntamos a nuestros especialistas en fiestas y nos cuentan que, en términos muy generales, un “agua loca” se le puede decir a cualquier mezcla de alcohol (la mayoría de las veces del más barato) con alguna otra bebida dulce que le dé no solo mejor sabor, sino más volumen para que alcance para que todos en la fiesta puedan tomar toda la noche. A esto se le agrega una generosa cantidad de hielo que también cumple doble propósito de enfriar y hacer rendir la bebida, junto a otros ingredientes como fruta o dulces.
La cantidad sobre la calidad es el secreto que distingue a las aguas locas de otras bebidas preparadas para reuniones grandes como la sangría, el ponche o el mojito. Y es aquí donde recae su fama de ser peligrosas.
¿Dónde está el peligro de las aguas locas?
Hace tiempo se hizo popular un video en redes sociales en el que se ve a un grupo de personas jóvenes (demasiado jóvenes, dirían algunos) preparando una olla grande de aguas locas. Las imágenes causaron preocupación ya que la “bebida” de elección se trataba nada más y nada menos que el alcohol del 96.
El alcohol etílico 96°, conocido también simplemente como etanol, es un alcohol de bajo costo que se usa para fines industriales y médicos, como desengrasante, desinfectante o material para crear otros compuestos, definitivamente para todo menos ser bebido.
Según el portal Medline, Incluso consumido en cantidades “moderadas”, el metanol puede causar pérdida del conocimiento, vómitos, visión borrosa, convulsiones, dolores de cabeza y abdominales, ceguera e incluso la muerte. Alrededor de 60 a 240 mililitros pueden ser mortales para un adulto.
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Este es el patrón que se repite en muchas recetas de aguas locas: Utilizar un alcohol barato en cantidades grandes pone en peligro a quien lo toma.
Otro alcohol popular para agregar a las aguas locas son los destilados de caña, que engañosamente se hacen pasar por licores de agave. Estos, aunque no tan peligrosos como el alcohol del 96°, denotan otros problemas con el consumo de aguas locas.
Al estar mezclado con endulzantes, y con el incentivo a beber en grandes cantidades, el riesgo de beber más de la cuenta y caer en una congestión alcohólica aumenta considerablemente.
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