Un doctor británico llamado Jaco Nel, perdió sus piernas, dedos y una parte de su rostro después de que su mascota Harvey le diera una lamida y lo contagiara de una extraña enfermedad. El hombre compartió que mientras jugaba con su perro, de raza coker spaniel, notó que tenía un pequeño arañazo en su mano, mismo que fue lamido por su compañero de vida.
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Al percatarse de la herida, Nel lavó y desinfectó la herida de inmediato, sin embargo no imaginaba lo que sucedería después, ya que en un lapso de dos semanas la saliva de su perro le causó septicemia, la cual es la principal causa de muerte por infección en el mundo.
La septicemia es una afección que pone en riesgo la vida de las personas, esta provoca daños en los tejidos, así como también ocasiona que los órganos no funcionen de manera correcta. Esta enfermedad puede progresar y convertirse en un choque séptico, pues es una disminución considerable en la presión arterial que puede provocar grandes problemas orgánicos y la muerte.
Si el padecimiento se trata a tiempo con antibióticos y líquidos intravenosos puede mejorar las posibilidades de sobrevivir.
A pesar de que el doctor no falleció, sí perdió las piernas, dedos y quedó desfigurado de la boca y nariz causándole problemas para hablar. Tras haber pasado 3 años de lo sucedido el doctor se muestra activo en redes sociales donde comparte información acerca de la enfermedad y cómo ha sobrellevado ésta.
“Me debí enfermar mucho porque me sentía confundido y desorientado. No escuchaba el teléfono cuando me buscaban al faltar al trabajo. Al final del día, mi pareja vino a casa y me encontró en un estado terrible. Ella llamó a los servicios de emergencia y se portaron genial: inmediatamente se dieron cuenta de que era septicemia y empezaron a tratarme de urgencia allí mismo”, compartió Jaco Nel a un medio reconocido.
Por otro lado Jaco comentó que otro de los síntomas que percibió fue la falla de sus riñones, por lo que le hicieron una diálisis por dos meses y también estuvo en coma por cuatro o cinco días después de llegar al hospital.
“Supe desde casi el principio que acabaría perdiendo las piernas y los dedos, pero no estaba seguro de lo que le pasaría a mi cara. Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices. Me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer“, explicó el doctor.
Tras haber permanecido alrededor de cuatro meses en el hospital, tuvieron que amputar las piernas del doctor Jaco, así que tuvo que aprender a caminar de nuevo con ayuda de prótesis.
Además del dolor y cambio corporal que pasó el doctor, también tuvo que experimentar procesos complicados emocionales, entre ellos tomar la decisión de sacrificar a Harvey, su querida mascota. Esto se hizo con el propósito de prevenir que el animalito infectara a otra persona, ya que esta infección no se podía curar.
La mayoría de las personas se recuperan de una septicemia leve, sin embargo la tasa de mortalidad por choque séptico es de alrededor del 40%, además un episodio de septicemia grave te predispone a un mayor riesgo de infecciones futuras.