Las palabras “nuevo” y “superalimento” ya son por sí mismas más que suficientes para levantar la sospecha de más de uno, quienes saben que inevitablemente tendremos que hablar de algún insecto. Hoy nos reúne en la mesa el llamado mojojoy.
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Los insectos son ampliamente considerados como la carne del futuro por muchas personas, especialmente las que se dedican a comercializar insectos para su consumo; y con razón, mantener a estos animales tiene un costo y un impacto ambiental mucho menor que el ganado convencional, manteniendo a la vez niveles comparables o superiores de valor nutricional.
En el caso del mojojoy, conocido también como gallinita ciega, chinza o suri dependiendo del pueblo al qué se le pregunte, proviene de la selva amazónica, siendo solo una de las muchas variedades de larva que se consumen en la región sur del continente americano desde tiempos ancestrales.
El mojojoy crece dentro de las palmas, donde se alimenta de su interior antes de emerger transformada en un escarabajo adulto. Antes de que eso pueda suceder, las larvas son recolectadas a mano directamente de la fuente y servidas en una gran variedad de presentaciones.
Mientras que los pueblos originarios prefieren comerlo crudo, cocido o asado, su popularización entre los turistas y los restaurantes de comida exótica han dado lugar a múltiples formas de prepararlos, como ahumados, en brochetas o hasta rellenos de varios ingredientes y gratinados.
El consumo de esta especie de insectos es considerado altamente beneficioso tanto para las personas como el planeta, pues comparte las dos grandes ventajas de la entomofagia (así se llama la práctica de comer insectos) que son mínimo impacto ambiental y un valor nutricional excelente. Que su tamaño no engañe, estos pequeños están llenos de nutrientes como ácidos grasos, fibra, hierro, zinc y sobre todo un muy buen contenido de proteínas.
Un valor agregado y estímulo para su consumo en muchos sitios es su estatus de plaga, ya que estas larvas pueden acabar con algunos cultivos donde se introducen, razón por la cual en muchas regiones son exterminadas sin preocuparse siquiera de de comerlas.
Con cada vez más consumidores hambrientos, esta tendencia podría revertirse pronto, convirtiendo al mojojoy en una de las fuentes de alimentos más seguras para las poblaciones de la zona, ya que crecen en poco tiempo y no transmiten enfermedades cuando es consumido.
Desde las cocinas tradicionales de los pueblos amazónicos, esta especie se ha hecho camino a los restaurantes más cosmopolitas de Colombia, donde en las redes muchos usuarios presumen de haber vivido esta experiencia exótica que pronto podría volverse una práctica común.