En mayo de 2021 el conductor de un camión de carga fue abatido a tiros por elementos de policía en la ciudad de Nogales, Arizona, dando fin a una intensa persecución que inició momentos antes cuando la unidad se negó a detenerse ante las autoridades. El cargamento: armas, dinero y lo más importante de todo, dos tigres de bengala vivos.
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¿Qué puede comprar un hombre que lo tiene todo? La historia de los capos de la droga está llena de lujos y excesos, pero hay uno que los separa de los multimillonarios comunes, el acceso al tráfico ilegal de animales exóticos.
Leones, osos, panteras, cocodrilos y guacamayas son solo algunas de las especies protegidas que han sido decomisadas en diversos operativos alrededor del país a miembros del crimen organizado; en este mundo los animales son un símbolo de estatus, y las fotografías posando con ellos un recordatorio de impunidad ante las autoridades. Así se crea un negocio con una demanda creciente.
Durante la década pasada la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ya alertaba sobre el tráfico ilegal de animales como la cuarta actividad ilícita del crimen organizado a nivel internacional, en México podría llegar a ser la tercera más rentable para los grupos criminales solo detrás del tráfico de drogas y de armas.
En doce años, entre el 2008 y el 2020, se calcula que fueron decomisados más de tres mil 400 animales exóticos en el país, con altas posibilidades de que el número de ejemplares que permanecen en colecciones pertenecientes al crimen organizado pueda ser mucho mayor.
Las piezas favoritas
Los tigres de bengala están entre los favoritos de los capos del crimen organizado y de las generaciones que les suceden, los llamados “narcojuniors”, que junto a los leones son los más vistos a través de los medios en los que presentan sus vidas de lujos.
Según explicaba para El Sol de México el investigador en Criminología y Forense José Luis Carpio Domínguez, se tiene evidencia de que en el llamado “Triángulo Dorado”, comprendido entre Chihuahua, Sinaloa y Durango, podrían habitar más especímenes de Panthera Tigris que en la India.
Según cifras del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), presentadas en el mismo artículo, el precio de uno de estos animales en edad adulta puede rondar los dos mil dólares, pero esta cantidad puede subir hasta los 30 mil cuando se trata de un cachorro albino.
A finales de la semana pasada la historia se volvió a repetir en Puerto Libertad, Sonora, cuando autoridades encontraron a una hembra de tigre de bengala encadenada dentro de una vivienda, en la que también se decomisaron vehículos, armas y equipo táctico. Mientras autoridades de la Profepa investigan su procedencia se mantiene al animal en las instalaciones del Centro Ecológico de Hermosillo.
Negocio redondo
No es solo la compra para gratificación personal la única forma en que el crimen organizado se beneficia del tráfico de animales, las especies mexicanas para vender en el extranjero también representan un jugoso negocio que viene con algunas ventajas frente al tráfico de drogas o armas, como un riesgo menor.
Entre las especies mexicanas más traficadas se encuentran el loro cabeza amarilla, el perico frente naranja y las guacamayas rojas y verdes. Marcos Czacki Halkin, exdirector de operaciones en Daimler Financial Services México, señaló para El Sol de México que esta última especie puede venderse por hasta 22 mil 200 dólares en el extranjero, siendo su traslado y venta mucho menos riesgosos que traficar con, por ejemplo, cocaína.
Según explica, una dosis de esta droga puede venderse en mil pesos, “vender 500 grapas de cocaína con el riesgo que implica, equivale a vender una guacamaya que la puedes transportar en una caja para perros dentro de un automóvil y sin riesgos. Un cuerno de chivo seminuevo vale 450 dólares en México, entonces una guacamaya equivale al valor comercial de 50 de esas armas”.
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Los traficantes de animales aprovechan la alta demanda por especies mexicanas y las laxas legislaciones del país para hacer crecer este negocio que afecta gravemente a una de las regiones más diversas del mundo. Durante la pandemia se estima que en algunas zonas del país, como Sinaloa, este delito se ha incrementado en un mil por ciento.