Pese a que la mayoría de los niños tienen las condiciones para poder continuar con sus estudios, lo cierto es que hay un mínimo de menores que no culminan con su formación escolar.
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Según el último Censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el 16.2% de la población infantil de 3 a 17 años en Sonora, no asistieron a la escuela durante el año 2020.
Del cien por ciento del rango de edades en hombres, 17% no acudió a los planteles educativos mientras que 15.4% corresponde a las mujeres, siendo un ligero incremento en el caso de los menores masculinos.
Causas
Luis Manuel Araiza, especialista y estudiante del doctorado en Desarrollo Humano y Vulnerabilidad Social, en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), indicó que las causas son variables, sin embargo, una de ellas no es el rezago de los municipios en la sierra o tanto la brecha tecnológica.
Consideró que se trata más bien de una cuestión cultural donde los padres de familia motivan a que los niños del hogar comiencen a trabajar desde muy temprana edad, lo que genera la deserción escolar.
Sin duda, la reducción del acceso a la calidad de vida es notoria; sin embargo, los menores condicionados a seguir los pasos de sus padres reproducen un círculo vicioso, por así decirlo.
A pesar de que la ley obliga a los padres de familia brindarles la educación básica, lo cierto es que hasta esos rincones en Sonora no han llegado las autoridades correspondientes para su rescate.