Pese a que la tolerancia hacia los grupos LGBT+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Transgénero, Intersex y Queer) ha incrementado con el paso de los años en Sonora, el desierto a veces puede llegar a ser inclemente con los individuos que profesan interés sexual en personas de su mismo sexo y el vasto espectro que abarca la bandera arcoíris.
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María Luisa Alatorre Castañeda, directora de Atención a los Derechos Sexuales en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), sostuvo que ni siquiera hay un censo para determinar la cantidad de personas LGBT en el estado.
“En México, apenas el Inegi está armando una encuesta que entraría en funcionamiento este año, sin embargo con el problema del Covid-19 se desconoce hasta qué punto pudo ser llevada a cabo. Fue un programa piloto”, explicó.
A pesar de que no hay cifras oficiales, se estima de manera muy vaga que un 10% de la población mundial es LGBT, por lo que con esa muestra se puede calcular que aproximadamente 300 mil individuos forman parte de esta comunidad.
El 20% de los jóvenes han sido discriminados por su orientación
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Discriminación (Enadis), realizada por el Inegi en 2017, 20.2% de la población de 18 años y más admitiría haber sido discriminada de alguna manera, siendo la orientación sexual uno de los motivos más prevalentes.
En la encuesta, 3.2% de la población encuestada se autoidentificaría como no heterosexual, de ellos 40% declararía la negación de sus derechos en los últimos cinco años basándose en su orientación sexual.
Cabe destacar que 70% de la población trans entrevistada en ese momento opinaría que en el país se respetaban poco o nada sus derechos, seguido inmediatamente de las personas gays y lesbianas con 66%.
Asimismo, 40% de las mujeres y 46% de los hombres encuestados manifestaría no estar de acuerdo en que su hija o hijo se casara con una persona de su mismo sexo.
No obstante, sorpresivamente, Sonora se colocó como la entidad federativa que menos objetaría que dos personas del mismo sexo vivieran juntas como pareja, con 52.1% de las personas encuestadas expresando que no tendrían especial problema con ello.
Sonora y el papel de la CEDH
A pesar de lo alentador que puede resultar este panorama para la entidad, es pertinente recordar que en Sonora la discriminación sigue sin ser tipificada como delito, refirió Alatorre.
“Las asesorías que la Dirección de Atención a los Derechos Sexuales lleva a cabo son para personas que fueron víctimas de discriminación por identidad de género”, repuso.
La gran mayoría de estas personas se acercan porque vivieron la discriminación en un espacio privado, ya sea un cine, restaurante, gimnasio o escuela particular.
En esos casos, la dirección busca dar el acompañamiento a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) o a la Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) según sea el caso.
El área comercial, en específico del área restaurantera, es donde frecuentemente se presentan quejas sobre discriminación a parejas del mismo sexo.
Sin embargo, la titular de Atención a Derechos Sexuales especificó que cuando la discriminación la ejerce un servidor público en cualquier área de trabajo, ahí entra directamente la CEDH.
Los casos más sonados
Hasta el momento se han emitido tres recomendaciones, una a Seguridad Pública en Cajeme, otra a Seguridad Pública de Hermosillo y la más reciente al Ayuntamiento de Guaymas.
La primera de ellas se trató de una pareja de jóvenes que estaban en la Laguna del Náinari tomados de la mano; fueron reportados porque, según los denunciantes, estaban teniendo conductas inadecuadas.
La pareja fue subida con lujo de fuerza a una patrulla de la Policía Municipal y, durante el trayecto, fue acosada por los policías con preguntas referentes a su orientación sexual; hace tres años de este incidente.
En Hermosillo pasó lo mismo a una pareja de chicas que se estaban despidiendo fuera de la casa de una de ellas, alguien puso una queja y llegó la autoridad municipal para llevárselas, por lo que se procedió a emitir la recomendación.
El Ayuntamiento de Guaymas se hizo acreedor a la tercera recomendación por incurrir en discriminación por identidad de género, ya que le negaron la participación de reina del carnaval a una chica trans.
El dictamen que nunca llega
María Alatorre recalcó que la negación de los legisladores del Congreso de Sonora en dictaminar el matrimonio igualitario es también una muestra del desinterés en abordar este tema.
La directora expuso que será el 9 de agosto cuando se venza el plazo para aprobar que las comisiones unidas de Igualdad de Género y Justicia y Derechos Humanos voten la propuesta.
La última ocasión que se intentó discutir esta propuesta fue el pasado mes de febrero cuando, a falta de quórum, las comisiones previamente mencionadas no votaron la propuesta.
La iniciativa fue presentada hace un año, también durante el mes del orgullo LGBT, por la diputada Yumiko Palomarez Herrera y desde entonces se le han dado largas.
Desde niño, Roberto se sabía diferente, pero seguía siendo el mismo
Roberto palideció cuando su padre llegó a casa ese día. Aquel hombre entrado en años se sentó con toda normalidad a ver la televisión.
Inmediatamente habló con su hermana para saber si efectivamente el padre de ambos había recibido la carta que con tanto ahínco había escrito, sin embargo la hermana entregó.
La noche anterior, decidió revelar por fin a sus padres la verdad sobre su orientación sexual, había escrito una tortuosa epístola adornada con sus propias lágrimas.
“Sigo siendo yo” y “nada ha cambiado” eran las ideas principales a través de los documentos que Roberto hizo llegar a sus papás; la madre leyó su carta esa mañana y aceptó a su hijo felizmente. Pero el padre era el verdadero obstáculo.
La sugerencia de salir del clóset vino de su entonces pareja, la primera relación formal que había tenido, y poco a poco Roberto se dio a la tarea de revelarlo a sus personas más cercanas.
Primero fue a sus dos hermanas, después a su grupo de amigos y por último sería a sus padres, no obstante había postergado la revelación y, al no saber cómo abordar el tema, optó por las cartas.
Aquel momento de tensión hizo recordar a Roberto cuando tomó conciencia de su sexualidad a los 10 años y se percató que, al contrario de sus compañeros, no sentía interés por las niñas.
Incluso desde los tres años Roberto se sabía diferente a los demás chiquillos, aunque no podía descifrar por qué, por lo que no le puso especial atención y se concentró en seguir siendo niño.
Aceptó su homosexualidad desde un inicio, pero entre más convivía con la gente, más era el desprecio hacia ese tipo de personas, por eso ocultó ese aspecto de él hasta ese momento.
“¿Hay soda?”, le escuchó decir a su padre, interrumpiendo súbitamente sus pensamientos, a lo que asintió con torpeza; en ese momento su padre se dirigió a la cocina y se detuvo frente a Roberto.
Tragando saliva como un condenado frente al paredón de fusilamiento, el hombre mayor puso una mano sobre el hombro de su hijo y esbozó una sonrisa.
“Leí la carta, pero pues todavía me sigues cayendo bien así que todo bien”, al oír eso un golpe de serotonina salió disparado a su cerebro. El karma de 21 años había sido exorcizado al fin.
Doce años más tarde, Roberto Eleno Batriz recuerda ese momento con comicidad, pero le dejó quizás el aprendizaje más importante de toda su vida.
“Ocultar quién eres es horrible, pues es un estrés de todo el tiempo; ser homosexual no me define como persona, pero es una parte muy importante de mí y el poder mostrarte íntegramente hace que me entristezca por quienes no pueden hacerlo”, recalcó, “es como reconciliarte contigo mismo y el hecho de que lo puedas mostrar es lo mejor del mundo”.