¿Pisar un clavo oxidado te dará tétanos? Mitos que aprendiste en la primaria

A lo largo de tu educación puede que aprendieras cosas que no son muy claras, mitos sin confirmar o incluso información que ya ha sido desmentida

Jesús Félix | El Sol de Hermosillo

  · lunes 28 de noviembre de 2022

Durante la primaria aprendimos cosas que no son completamente ciertas, como que pisar clavos oxidados irremediablemente nos daría tétanos / Foto: Archivo | El Sol de Hermosillo

Vamos a ser directos contigo: Es muy probable que desde que saliste de la primaria hayas estado diciendo muchas mentiras, mitos o medias verdades que aprendiste de tus maestros, pero esto no es tu culpa.

La verdad es que la educación, al igual que las ciencias de las que se va nutriendo, cambia constantemente según se realizan nuevos descubrimientos o se desmienten mitos históricos, lo que nos deja con mucho de lo que aprendimos en nuestros años de estudiantes siendo un poco obsoleto.

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Aquí te dejamos algunas de las cosas que aprendiste y que ahora sabemos que no son ciertas:

Te dijeron que venimos del mono, ¿pero de qué mono?

Los chimpancés son más nuestros primos que nuestros ancestros / Foto: Cortesía | Pexels

¿De dónde surgieron los humanos? Esta es una de las preguntas que muchos estudiantes se hacen en la infancia, pero que da lugar a un malentendido que a veces continúan manteniendo hasta cuando somos adultos.

Hablando de evolución, algunos todavía dicen que los seres humanos descendemos del “mono” o del “simio”, en referencia a los animales que existen hoy en día.

Aunque los chimpancés, orangutanes o gorilas se parecen mucho a nosotros, no descendemos de ninguno de ellos ni de ninguna otra especie de primate que exista actualmente, aunque jures que uno de tus amigos tiene cara de mono.

Lo que sí es cierto es que los humanos y especies como los chimpancés compartimos un ancestro en común que pudo haber vivido de 6 a 8 millones de años atrás. Todos los simios comparten un ancestro común hace aproximadamente 25 millones de años.

Creías que pisar un clavo oxidado te daría tétanos

El tétanos no tiene nada que ver con el óxido, es una bacteria / Foto: Cortesía | Pixabay

Este es un miedo que todos teníamos cuando salíamos a jugar, pisar un clavo o cortarte con un trozo de metal oxidado, porque pensábamos que irremediablemente nos daría tétanos si no íbamos inmediatamente a vacunarnos con el médico.

¿Puede un clavo oxidado causar el temido tétanos? Lo cierto es que sí, pero no por las razones que tú piensas. En realidad no es a través del óxido que esta enfermedad entra en el cuerpo.

La bacteria Clostridium tetani es un bacilo que vive en el ambiente en forma de esporas, pudiendo entrar al cuerpo a través de cualquier herida profunda que ocurra con un objeto sucio o se vea expuesta a la suciedad. La bacteria se encuentra principalmente en el suelo, el polvo o en las heces de los animales, y el óxido no tiene nada que ver con su presencia.

La vacuna contra el tétanos se aplica en los niños para prevenir la enfermedad, y gracias a esto se ha vuelto rara en los países desarrollados.

Te enseñaron que solo tenemos cinco sentidos

Además del olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído, los humanos tenemos otros sentidos / Foto: Cortesía | Freepik

Uno de los mitos más extendidos sobre el cuerpo humano es que sólamente percibimos el mundo a través de cinco sentidos, los que nos enseñan cuando somos pequeños: Gusto, olfato, tacto, oído y vista.

La realidad es un poco más compleja que esto, al igual que nuestros cuerpos. Diferentes definiciones científicas catalogan hasta 32 sentidos diferentes como:

  • Termoalgesia: La capacidad de sentir la temperatura, el frío o calor de los objetos y el ambiente
  • Nocicepción: Es la capacidad de sentir dolor den nuestro cuerpo
  • Equilibriocepción: Podemos sentir la orientación de nuestro cuerpo, su posición y su movimiento.
  • Propiocepción: La conciencia de donde están las diferentes partes del cuerpo sin necesidad de verlas o tocarlas.

Pensabas que la lengua tiene un mapa

No, no hay partes de la lengua dedicadas a sentir el sabor dulce, toda la boca participa / Foto: Cortesía | Pexels

¿Lo recuerdas? Ese dibujo de una lengua con diferentes colores indicando dónde están las papilas que siente lo dulce, otras para lo amargo, o lo salado…

Lo cierto es que el mapa de la lengua fue desmentido desde 1974, cuando la investigadora Virginia Collings demostró que las diferencias entre los receptores de sabor en diferentes partes de la lengua son mínimas, prácticamente imperceptibles.

En realidad tenemos papilas gustativas no solo en la lengua, también en la campanilla, las mejillas, las amígdalas, la garganta y el paladar. Cada papila puede contener todas las células responsables de sentir los diferentes sabores.

La maestra dijo que Cristóbal Colón descubrió América

En realidad Cristóbal Colón llegó tarde a la fiesta en América. / Foto: Cortesía | Wikimedia Commons

Esta es una que todos en algún momento escuchamos, especialmente cuando se acerca el día de la raza. En la primaria nos enseñaban que Cristóbal Colón descubrió el “Nuevo Mundo” aquel 12 de octubre de 1492.

Esta versión dejó de tener validez hace mucho tiempo, no solo porque ya había gente viviendo en América cuando Colón llegó por primera vez, también sabemos cuándo llegaron.

Descubrimientos recientes apuntan a que los primeros pobladores llegaron al continente americano hace unos 37 mil años, y a ellos se les reconoce como los verdaderos descubridores del continente.

Otra cosa que sabemos es que Cristóbal Colón tampoco fue el primer europeo en llegar a nuestro continente, ese título se atribuye a Leif Eriksson, quien alrededor del año 1000 de nuestra era puso pie junto a su tripulación en Groenlandia. El explorador, según indican algunas sagas, escuchó de las misteriosas tierras al oeste de comerciantes que años antes las vieron desde el mar, sin atreverse a pisarlas.

La historia empezaba con Benito Juárez perdiendo su oveja

Muchos atribuyen una de las presidencias más significativas de México a una oveja perdida / Foto: Cortesía | Wikimedia Commons

En la primaria escuchamos la historia del joven Benito Juárez, que antes de ser presidente de México fue un humilde niño pastor, que tocaba la flauta y cuidaba a las ovejas de su tío tranquilamente hasta que un día una se perdió, y él no tuvo remedio más que escapar a la ciudad para salvarse del regaño… O esto es el mito que nos han contado.

Primeramente, no existe evidencia de que Benito Juárez tocara la flauta, mucho menos que haya escapado de su tío por una oveja perdida. Las biografías dejadas por el “Benemérito de las Américas” apuntan a que su tío Bernardino, quien le enseñaba al joven indígena zapoteco el español, también le dió un gusto al futuro presidente por la educación.

Juárez partió de su tierra rumbo a la ciudad de Oaxaca la edad de 12 años, porque tenía la certeza de que en su pueblo no encontraría escuelas donde seguir sus estudios.