En punto de las 6:00 horas Ramón se prepara para limpiar las manzanas, cortar los palitos y preparar el caramelo para cubrir la fruta, a las 11:00 horas sale a las calles y visita algunas escuelas para vender sus dulces y regresa a las 15:00 horas.
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Ramón Ángel Granillo es vendedor ambulante, debido a la contingencia sanitaria decidió quedarse en casa para resguardarse porque tiene miedo de contraer el virus. Tiene casi 60 años de edad y tiene una discapacidad neuromotora, a pesar de su condición, todos los días sale a la calle para llevar algo de comer a su casa.
“Hace algunos años tuve un accidente y quedé con una discapacidad, ahora me apoyo en un bastón para caminar, antes de la contingencia iba todos los días en las escuelas y las calles y mi esposa se encarga de mis hijos”, mencionó.
En su casa viven ocho personas de las cuales cuatro son menores de edad, entre la familia se apoyan para salir adelante con la venta de sus productos chetines, bolis, manzanas enmeladas y algodones de azúcar.
“Ahorita no hay trabajo, nos mantenemos con lo que gana uno de mis hijos, es paquetero en un supermercado y él nos ha estado sosteniendo, gracias a Dios”, expresó.
A través de una publicación que hizo su vecina Janeth en un grupo de Facebook, los ciudadanos se enteraron de la difícil situación que embarga a la familia y comenzaron a llegar personas con despensas y otros artículos.
“Me pase unos días amargos, pero ayer que me dijo la vecina que me iba a publicar para que me apoyaran, ayer mismo nos cayó algo y ahora estoy haciendo manzanas para poner el palo afuera de mi casa y venderle a los vecinos”, manifestó.
Ramón compartió que durante la semana santa les permitieron vender en las ramadas de los fariseos y que al terminarse ya no vio gente en las calles.
“La mera verdad considero muy buenas las medidas que tomo el gobierno porque nos evitaron un montón de problemas de salud, si no hubieran tomado esas medidas tan drásticas creo que hubiéramos sido muchos los infectados, ahorita estuviéramos en los hospitales más las personas de la tercera edad”, resaltó.
Sin importar su condición, el vendedor en un día normal y antes de la llegada del Covid-19 recorría las calles de la Ciudad del Sol para hacer la venta del día y los fines de semana trabaja como paquetero en un supermercado cerca de su casa. Aquellas personas que deseen apoyar pueden dirigirse a su domicilio Águilas #103 entre pilares y caridad en la colonia San Luis.
“Quiero decirle a la gente que no nos desesperemos, Dios es el consuelo de nosotros los pobres y que gracias a él estamos sobreviviendo, ahora no es momento de ponernos a lamentar ni a llorar, hay que pedirle a Dios que nos vaya mejor y que nos cambie la situación”, finalizó.