Mundialmente, los mexicanos somos relacionados con el uso y consumo del chile; en todos sus tipos y presentaciones, ya sea en platillos o hasta en los dulces tradicionales, este saborcito… Sí, es muy nuestro.
Desde niños, nuestros paladares se acostumbran a esa sensación que pica, que quema, a veces nos sonroja, nos hace toser o nos saca unas lágrimas, pero siempre pedimos más.
El sitio en Internet del Gobierno de México indica que los chiles contienen vitaminas B y E; que son una fuente de energía de hierro y potasio, y que, por ser rico en capsaicina, ayuda a quemar grasa en el proceso digestivo.
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A los chiles se les atribuyen poderes antioxidantes, protegen de enfermedades cardiovasculares, refuerzan el sistema inmunológico; su ingesta reduce el apetito, limpia el estómago, tiene ‘poderes’ antiinflamatorios y es un anticoagulante natural. Una propiedad extra es que acelera el metabolismo hasta 25%.
¿Qué es la capsaicina?
Esta sustancia que contienen los chiles es una molécula que produce el picor que el cerebro recibe como una señal de que la lengua se está quemando.
¿Por qué nos gusta comer chile?
La Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, señala que el ‘enchilamiento’ de este tipo de producto es rechazado por animales, así como también por la mayoría de los seres humanos (no mexicanos, obvio), porque la lengua, de manera natural, está configurada para rechazar este sabor.
Sin embargo, como parte de nuestra cultura, tal vez como parte del gen mexicano, comer chile es un placer que aumenta con la sensación de dolor que nos produce, en forma de escalada y que, al pasar el efecto doloroso para bajar y cambiar por una sensación de alivio, también resulta placentera.
Según investigaciones, el nivel de picor que les gusta a los mexicanos está justo por debajo del umbral de lo humanamente soportable. Algunos consideran que el consumo de chile es una actividad “benignamente masoquista”.
¿Es vegetal o fruta?
Otro tema de debate que surge sobre este producto es acerca de que si entra en la familia de los vegetales o de las frutas; esto es por su color, generalmente verde, que puede relacionarse con las espinacas y el brócoli, pero lo cierto es que, por tener semillas internas comestibles, se convierten en una fruta.
El sitio Mapachtli señala que los jitomates, calabacitas y berenjenas son las frutas que más se consumen, de los que parecen vegetales.
¿Comer chiles es adictivo?
El placer que produce el dolor de comer picante y el posterior alivio genera endorfinas y llega hasta tu cerebro, de ahí la razón de que quieras comer más. Es el cerebro el que busca que constantemente tengas situaciones que generen bienestar y produzcan endorfinas; por eso existe la idea de que tienes adicción al picante.
Producto tradicional en la cocina mexicana
El chile, al igual que el maíz y el frijol fueron de los primeros productos consumidos en todo Mesoamérica y su consumo data desde la época prehispánica.
La cocina mexicana, cuyos platillos tienen por lo general los mismos ingredientes como base, por eso nuestro cerebro se acostumbra a su sabor y lo que para algunos mexicanos y extranjeros es dolor, para otros es placer.
El tema cultural también está asociado al consumo del picante, ya sea a mordidas acompañado de un buen taco, en salsas, en guisados y sopas, así como en los dulces que se consumen en el país y otros que se exportan y nos distinguen.
Todo lo anterior es para destacar que los mexicanos nos sentimos orgullosos de su consumo, de las regiones a las que pertenecen y del aguante o resistencia que tenemos al integrarlos a nuestros alimentos cotidianos.
¿Qué más tienen los chilitos?
Los chiles se conforman de agua, carbohidratos, fibra, proteínas, vitaminas, calcio, azufre, sodio, magnesio y yodo, por mencionar algunos componentes.
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Si son de color rojo tienen vitmaina A y C en mayor cantidad que los amarillos y verdes.
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