¿Quién es Mary Beatrice Kenner? Ella revolucionó la higiene femenina

A lo largo de su vida tuvo dificultades no por sus inventos sino por su color de piel y por ser mujer

Jesús Hernández | El Sol de Hermosillo

  · lunes 2 de mayo de 2022

A pesar de ser de vital importancia en la historia de la higiene femenina, es poco recordada por su color de piel / Foto: Cortesía | Twitter @ArturoMeggido

A lo largo de la historia hay personajes cuyos descubrimientos no fueron reconocidos o al menos, no como se merecían, ya sea por discriminación, creencia religiosa, clase social, por su género o sexo.

No solo comparten en común haber pertenecido a un grupo marginalizado y oprimido, sino que esas historias también están llenas de insistencia, pues ante la adversidad a la que se enfrentaron, no se rendían para conseguir sus objetivos.

Tal es el caso de Mary Beatrice Davidson Kenner (1912-2006), que por su color de piel y ser mujer, nunca recibió el reconocimiento que se merecía.

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Fue la inventora más notable en el desarrollo de la toalla femenina. En los cincuentas logró un avance en la higiene de las mujeres con la elaboración de un cinturón con telas que eran usadas para detener la hemorragia.

Este producto fue de gran importancia para que la ropa no se manchara y las mujeres dejaran de utilizar trapos o almohadillas de tela normales.

Foto: Cortesía | @mujeres.com

Cabe destacar que Mary nació en una familia de genios en Charlotte, Carolina del Norte. La relevancia de su entorno definió sus creaciones el resto de su vida. Las invenciones de Kenner estaban orientadas a soluciones del día a día.

Cuando Mary era apenas una niña, tenía problemas para conciliar el sueño porque la puerta de la entrada (de su hogar) chirriaba cada vez que su madre salía a trabajar. Un día a la pequeña se le ocurrió preguntarle a su mamá si se podía inventar una bisagra que se aceite a sí misma “Me lastimé mucho las manos tratando de lograrlo”, dijo la inventora en sus memorias.

En 1931 ingresó a la Universidad de Howard, misma a la que se vio obligada a abandonar por cuestiones económicas. No es hasta 1957 donde Kenner pudo ahorrar y desarrollar su primera patente de la toalla femenina sujetada con un cinturón.

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En sus memorias también señaló “un día fui contactada por una compañía que expresó su interés en mi idea. Yo estaba tan emocionada” dijo y agregó que cuando el cliente la conoció no quiso invertir en ella ““Lo siento por decirlo, pero cuando descubrieron que yo era negra, el interés bajó. El representante de la compañía volvió a Nueva York y me informó que la compañía ya no estaba interesada”.

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