Lo que parecía ser la rutinaria cobertura de un accidente automovilístico, para un grupo de reporteros de nota roja se convirtió en una experiencia que bien podría ser llevada a una película de terror y suspenso, luego de que decidieron ayudar a los rescatistas a cargar a una mujer muerta.
Por una ladera del cerro, caminaron durante cuatro horas con el cadáver y en el trayecto ocurrieron sucesos inexplicables que los hacen pensar que los merodeó "el Diablo".
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El reloj marcaba las 3 de la tarde con 45 minutos, cuando José Luis De la Cruz recibió una llamada de su compañero Víctor Mateo, quien le comentó: "Acaban de reportar un accidente con personas fallecidas en El Salto Valadez". De inmediato se pusieron de acuerdo y junto a Josué Miranda y Ernesto Franco, salieron a dar cobertura al suceso.
Al llegar al punto indicado, encontraron que el vehículo se había ido a un voladero de más de 100 metros de profundidad. En su interior viajaban cuatro personas: un matrimonio, su hija y la madre de la mujer, todos fallecieron, por lo que en aras de tener imágenes del hecho bajaron a retratar el sitio, y ahí empezaron a ocurrir cosas que sólo hasta después de salir de ahí pudieron procesar.
"En ese momento nosotros pensamos que no era nuestro trabajo ayudar a sacar a los muertos, pero sólo estaban tres policías; los bomberos y personal de Protección Civil determinaron que no había condiciones para bajar", señaló José Luis de la Cruz al relatar los sucesos.
Primero, que en el fondo del barranco se encontraron a un hombre que les dijo que era vecino de la comunidad de Mazatlán, que recién había regresado de Estados Unidos y fue sólo de curioso a ver el accidente. Él les dijo que para sacar a los muertos, lo mejor era caminar por una vereda y saldrían por la parte de abajo a la carretera... "son unos 15 minutos caminando", les informó.
El hombre se acomidió para acompañarlos, pero les advirtió que él no cargaría porque estaba mal de la columna, acomodaron varas para poder levantar el cuerpo de la mujer y empezaron a caminar, entre piedras, cortando vegetación, y poco a poco la luz del día los abandonó.
Fue entonces cuando las rarezas se agudizaron. "Yo escuché una voz grave que nos dijo: ¿Quién anda ahí", y ví una luz, luego se generó un fuerte viento y la luz desapareció", contó Josué Miranda, mientras que José Luis de la Cruz aseguró que vio una silueta humana que venía hacia ellos y hasta pensaron que se trata de un rescatista, por lo que empezaron a gritarle: "Hey, aquí estamos", pero no tuvieron ninguna respuesta.
Caminaron un poco más y se escucharon zumbidos de insectos que volaron en su alrededor, además de enormes corrientes de aire. "Entonces me percaté que el chaleco de uno de los policías se llenó toda la espalda de una especie de avispas rojas, muchas avispas se asentaron en su espalda y luego se dispersaron".
Ambos entrevistados coincidieron que en ese momento el cuerpo de la mujer se empezó a sentir más pesado, a pesar de ser una dama de complexión delgada que pesaría alrededor de los 60 o 70 kilos, sin embargo les resultaba complicado poder cargarla entre seis personas.
Con los policías comentaron lo pesado que se puso el cuerpo y entonces uno de ellos le empezó a hablar al cadáver, diciéndole que estuviera tranquila, que su esposo venía atrás, muy cerca, mientras que su hija y su madre ya estaban en la parte alta, pero pronto estarían juntos todos.
También le pidió disculpas por los golpes que le propinaron en el trayecto para sacarla, pues se trataba de un camino sinuoso, por el que fue muy complicado pasar.
Después de platicar con ella, el peso se aligeró y pudieron avanzar, siempre en silencio, muy alertas de lo que estaba pasando a su alrededor, y fue hasta llegar a la carretera donde los esperaba el vehículo del Servicio Médico Forense, cuando el hombre que caminó con ellos todo el trayecto de casi cuatro horas, les comentó que el sitio donde percibieron cosas raras es conocido como "La Cueva del Diablo", luego se fue y no volvieron a saber de él.
"En este trabajo hemos visto muchas cosas, como cuerpos desmembrados, ejecutados, colgados, fosas clandestinas, pero la sensación de que había algo sobrenatural, nunca la había sentido como esta vez; se me erizó la piel y me invadió el miedo, pero hoy es una historia que podemos compartir y quedará para el recuerdo ... y de verdad espero nunca volver a vivirla".