Ricardo Monteverde inició con su negocio en una carreta de comida rápida hace 27 años, con apoyo de su familia y amigos, la empresa fue creciendo hasta tener su propio establecimiento, ubicado al norte de la ciudad, donde reciben a sus clientes y ofrecen un lugar acondicionado para disfrutar de una deliciosa comida.
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Debido a la contingencia sanitaria por Covid-19, el establecimiento cerró por algunas semanas por indicaciones de las autoridades de Salud y esto ocasionó que se quedaran sin un sustento para mantener a su familia.
Mientras pasaban los días, la preocupación de Ricardo aumentaba, pues no solo tenía los gastos de los servicios de su casa, sino también los gastos de los tratamientos para la enfermedad que padece, los cuales son muy costosos y varían entre los 20 a 26 mil pesos.
Hace 5 años le diagnosticaron Mieloma Múltiple, cáncer terminal etapa 4, tenía un tumor que pesaba casi 2 kilos y solo le dieron 3 meses de vida. Al transcurrir los años, Ricardo demostró su fuerza para salir adelante y continuar en la lucha con 41 quimioterapias, un trasplante de médula y 3 meses de radiación y con su tratamiento de por vida.
“Ingresé un lunes, el miércoles dejé de trabajar y desde ahí comenzó mi calvario, ahora con esto del Covid-19 se detuvo todo, hospitales y todo por eso no he podido llevar mi tratamiento, desde hace 2 meses no recibo apoyo médico”, contó en entrevista con El Sol de Hermosillo.
Este año fue diferente para Ricardo, pues la lucha no solo ha contra esta enfermedad que no tiene cura, sino ahora con la crisis provocada por coronavirus.
“Yo nunca voy a poder tocar una campana para decir que estoy libre, siempre tengo que estar en tratamiento de por vida, tomo muchos medicamentos entre ellos morfina porque tengo un tumor, pero he aprendido a vivir con el dolor”, dijo.
A pesar de la situación difícil por la que pasa la familia, el ánimo y la fuerza no decae gracias al apoyo de su esposa, hijos, padres, hermanos y continúa trabajando para mantener su establecimiento y brindar alimento a su familia.
El pasado 18 de mayo retomaron las actividades en el negocio, tomando las medidas de higiene necesarias para seguir atendiendo a sus clientes de martes a domingo de 18:30 a 24:00 horas en la calle general piña y Arcelia moraga en la colonia Villa del Cortez.
“Ya no nos podemos quedar en casa, tenemos que pagar servicios, nos terminamos los ahorros que teníamos para un viaje a Monterrey para hacer mi tratamiento y mis estudios, es muy difícil, tuvimos que empezar que trabajar, pero las ventas están por los suelos”, lamentó.
Debido a la contingencia, las ventas de la empresa familiar han caído, pues la afluencia de clientes en un fin de semana antes del coronavirus los visitaba alrededor de 200 personas y actualmente solo van de 15 a 20 personas.
“Esta enfermedad (Covid-19) llegó para trastornar a muchas familias, para dejarnos en una situación incierta, vulnerables, ¿Qué va a pasar el día de mañana cuando no tengas para solventar los pagos de la luz, el agua? Eso es lo que viene y estoy preocupado”, compartió.
La balanza en la vida de Ricardo consta de pagar los servicios de su casa o los medicamentos para su enfermedad, aun así, seguirá abriendo sus puertas, aunque se encuentren en números rojos para sacar lo de su día y apoyar a su familia.
Por ello hace una invitación a los ciudadanos a que se acerquen a su establecimiento para apoyarlos y consumir alguno de sus platillos, los cuales menciona son hechos con amor para todos los clientes, asimismo dijo que no quisiera cerrar su negocio definitivamente porque le ha llevado mucho esfuerzo durante tantos años.
“No queremos cerrar esto a raíz de la enfermedad, seguiremos trabajando hasta donde Dios nos dé y los invito a que le den gracias a Dios por cada día, por sus salud por la familia, por un techo y por comida porque a veces no valoramos muchas cosas y no nos damos cuenta de lo maravilloso que tenemos en nuestra casa que es nuestra familia, sobre todo no pierdan la fe porque Dios es justo y tiene el momento para cada quien”, finalizó.