El amor por los raspados, así como la constancia y perseverancia de Rosy Gámez y su familia han hecho que por más de dos décadas su negocio sea uno de los más reconocidos en todo Hermosillo. Y es que, “Raspados tras las rejas” lleva cerca de 24 años en el gusto de la población.
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“Iniciamos con un puesto ubicado en calle Reyes y Avenida 1, en la cochera de la casa de mi hermana, ella fue la que inició con el negocio. Posteriormente abrimos un segundo puesto frente al Parque Madero, junto a la Capilla del Carmen. Siempre ha sido un negocio familiar”.
Señaló que el curioso nombre surgió por el hecho de que el puesto de raspados estaba en la cochera de la casa de su hermana, por dentro del cerco.
La llegada de la pandemia supuso un reto para el negocio, ya que durante los primeros meses las ventas cayeron considerablemente, sin embargo, una gran cantidad de clientes se han mantenido fieles a los raspados, por lo que Rosy y su familia se sumaron a la modalidad de ordene y recoja, logrando mejorar las ventas.
Tiempo de resistencia
Rosy Gámez compartió que lo más importante en este tiempo ha sido la paciencia, la constancia y la perseverancia, pues aunque han tenido momentos difíciles, también han sido conscientes que la situación es compleja para todos y que tarde o temprano las cosas habrán de mejorar.
“Yo creo que para todos ha sido muy complejo. A pesar de ello, nosotros le damos gracias a Dios y a toda la ciudadanía y a todos nuestros clientes que, a pesar de que han sido tiempos difíciles, no nos han dejado. Hemos tenido trabajo, afortunadamente, obviamente no igual que antes, pero sí estamos muy agradecidos”.
Apuntó que han aprovechado este período para poder hacer algunas remodelaciones y ampliaciones en el lugar, principalmente para que sea un espacio abierto y más cómodo para los clientes.
Otra de las estrategias implementadas ha sido mantener el precio de los productos, a pesar de que el precio de la materia prima sí se ha incrementado, pero Rosy expuso que lo más importante es apoyar también a los clientes y seguir manteniendo un producto de calidad.
Hacen falta las escuelas
A lo largo de los años, Raspados tras las rejas ha conquistado el paladar de miles de hermosillenses de todas las edades y, sin lugar a dudas, los jóvenes son una importante cantidad de ellos.
En ese sentido, Rosy mencionó que hacen mucha falta los estudiantes, pues con el cierre de las escuelas ya no se han podido ver a todos esos jóvenes que siempre llegaban saliendo de la escuela a comprar un raspado, una nieve o algún otro producto.
“Sí, claro, los jóvenes nos hacen mucha falta. Sobre todo porque aquí junto al parque era muy común que llegaran a comprar algo y luego se fueran a pasar el rato allá debajo de los árboles, haciendo sus bolitas de amigos”.
La innovación fue la clave
La diversidad de sabores con los que cuentan en el local es uno de los principales atractivos ya que, además de los sabores tradicionales como piña, durazno, ciruela o tamarindo, Rosy y su familia se dieron a la tarea de innovar con algunas combinaciones de sabores, así fue como nació el raspado hawaiano, piña colada y el picapado, que es un raspado con chamoy y frutos ácidos.
“Tenemos prácticamente de todas las frutas, pero lo que más nos piden son las combinaciones de frutas; el picapado es uno que se vende muchísimo. Tenemos de todo, guanábana, guayaba, mucha fruta exótica...”.
Resaltó que algunos clientes disfrutan mucho hacer sus propias combinaciones y esta es una de las principales razones por las que siempre regresan, sin importar que tengan que recorrer una gran distancia en la ciudad.
“Para mí es una satisfacción como no tienes idea el ver que llega la gente y pide su raspado y que lo disfrutan, que me digan ‘señora, que rico está este raspado, son los mejores que hay’, no tienes idea de lo que me encanta escucharlos”.
El año pasado, dijo, las redes sociales ayudaron mucho a la difusión del negocio e inclusive ganaron el concurso de El mejor raspado de la ciudad, hecho que les emocionó mucho pues fue un recordatorio de la fidelidad de sus clientes.
Seguir adelante
Por último, Rosy contó que esperan seguir recuperándose en las ventas lo que resta del año, una vez que la situación se estabilice gracias a la aplicación de las vacunas.
Reconoció que en las últimas semanas se ha sentido nuevamente una baja, sin embargo, no tan fuerte como los primeros meses de la pandemia.
Exhortó a las personas que ya tienen un negocio y que han visto complicada su situación a que no bajen la guardia y que perseveren, pues tarde o temprano las cosas habrán de mejorar, dijo.
“Lo que tenemos que hacer es no bajar la guardia, ser constantes y aguantar. Es un pequeño jaloncito más. Y pues echarle ganas porque no hay de otra. Son tiempos difíciles, pero yo creo que si ya tienen avanzado no pueden bajar la guardia. La constancia es muy importante, nosotros tuvimos muchos días en los que no vendíamos nada”.