La obesidad infantil es una de las principales enfermedades que les pueden ocurrir a los niños en México, sobre todo debido a la preferencia por las comidas altas en grasas y la sedentarismo, mismo que se ha agudizado durante la pandemia.
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Los hábitos alimenticios que tengan las personas durante su infancia, repercutirán en su predisposición a la obesidad una vez que lleguen a la edad adulta, indicó el nutriólogo Jesús Anzaldo López.
De acuerdo con el también docente, un niño puede traer información genética que lo predisponga a desarrollar obesidad, pero ello nunca se manifestará si los padres de familia ponen atención a la salud del pequeño.
“La obesidad infantil se presenta por malos hábitos de alimentación, no hay otra razón, si hablamos de que hay malos hábitos en la familia, ese será el motivo porque el menor subirá de peso, más allá de una predisposición genética”, expuso.
Si bien pudiera existir una predisposición genética cuando ambos padres padecen obesidad, ello sólo se traducirá como una facilidad para poder desarrollar mayor cantidad de tejido graso en su cuerpo, no una sentencia de por vida a padecer de sobrepeso.
Anzaldo López, quien es el encargado del área de nutrición de la guardería CDI-US de la Universidad de Sonora, mencionó sin embargo, que el grado de desarrollo del tejido graso en las edades infantiles, repercutirá a futuro en las edades adultas.
“Hay estudios del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) que explican que en edades tempranas, cuando hay un desarrollo exacerbado de tejido adiposo, que es el tejido graso, a veces sucede que durante el periodo de la adolescencia hay una baja en el peso“, comentó.
Una vez que el niño llega a la adolescencia, es frecuente ver casos en los que se pierde peso, esto es debido al desarrollo hormonal y los cambios drásticos que suceden en esta etapa de la vida de los individuos.
No obstante, llegados los 20 años, una vez que el metabolismo se estabiliza, los problemas que sucedieron en la infancia comienzan a repercutir una vez más en los individuos, por lo que si durante la infancia el niño tuvo problemas de sobrepeso, durante la vida adulta la persona tendrá una mayor facilidad para desarrollar obesidad.
La solución a esto, ponderó el especialista, es cuidar los hábitos de alimentación del infante como cualquier otro esquema de educación de la manera en que los padres les parezca más apropiado, incentivando actividades físicas y una alimentación con mayor presencia de frutas y verduras.
Una de las razones por las que las familias recurren a la comida rápida, especialmente en una casa donde tanto la madre como el padre trabajan, es por la practicidad que implica para la familia el obtenerla y las porciones dejan a todos satisfechos.
Es por ello que, cuando se lleva un plan de alimentación, el nutriólogo tiene que ofrecer una serie de alimentos que sean suficientes, es decir, que provoquen saciedad y que sean accesibles para la familia, lo cual implica no únicamente que sea comida económica sino que su preparación sea sencilla y rápida.
Finalmente, Anzaldo López recordó que un plan de alimentación brindado por un nutriólogo certificado es importante, pero también lo es el trabajo en casa, ya que los padres deben atender estos casos.