Hace casi ocho años que Carmen perdió a su padre debido a una enfermedad que poco a poco lo fue privando de sus capacidades y, aunque nunca se consideró una persona con depresión clínica, el transitar por las fechas decembrinas es a veces agobiante para ella.
El cansancio de tener que complacer a la familia en reuniones anuales fue acumulándose hasta decidir no salir de su hogar durante esta temporada y, en su lugar, pasar las fiestas reflexionando en su hogar sobre su padre.
De acuerdo con su testimonio, ella debe mantenerse alerta para evitar que el peso de la memoria de su ser querido caiga sobre sus hombros, pero hay momentos en los que simplemente se desmorona en llanto.
Debido a las condiciones que impone el cambio de estación de otoño a invierno, es frecuente que las personas padezcan depresión o bien, quienes ya la padecen resientan aún más su estado emocional y ello puede derivar en ideaciones suicidas si no se atienden a tiempo.
El psiquiatra Eduardo Monteverde Maldonado señaló que los suicidios pueden ser una consecuencia de una depresión no detectada o tratada a tiempo, sobre todo los que se presentan a finales de año, ello tiene el nombre de “trastorno afectivo-estacional”.
“Diciembre en particular es una fecha que tiene situaciones que la hacen diferente a otras fechas, como el final de año, además coincide con cambios de estaciones y ello puede ser un disparador de un episodio depresivo en personas susceptibles”, expuso.
Este tipo de depresión puede afectar a personas que antes no manifestaban características de este estado emocional y, aunado a este problema, se encuentra la situación actual por la pandemia, la cual crea un ambiente de incertidumbre.
Diciembre es una fecha en la que mucha gente reflexiona sobre lo sucedido el resto del año y donde usualmente se convive más y, aunque eso puede llevar a mejorar relaciones familiares, también puede establecer conflictos.
De acuerdo con el especialista, los episodios depresivos dan pie a ideas negativas y pesimistas y, en casos extremos, en automutilación e incluso suicidio, por lo que es preciso que los familiares no subestimen una situación así.
“Esto se puede prevenir, hay que detectar y atender a la persona que tenga síntomas depresivos, no tomarlos a la ligera porque muchas veces se confunden con tristezas normales y resulta que puede ser un episodio depresivo.
Las mujeres son el grupo demográfico con mayor susceptibilidad a desarrollar el trastorno afectivo-estacional y padecer depresión, con el doble de casos en relación con los hombres, sin embargo también está presente en niños.
Con los menores de edad es posible localizar aspectos de la depresión pues el niño se porta mal; es agresivo o busca aislarse, pues no puede comunicar el sufrimiento interno por el cual está pasando y depende de los padres percibir esos cambios sutiles.
Monteverde Maldonado sostuvo que, para evitar desenlaces fatales a consecuencia de este padecimiento, es preciso que la familia tome en serio las conductas suicidas y no las demerite argumentando que se trata de algo pasajero.
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“Cuando la persona, ya sea un niño, adolescente o adulto mayor, esté diciendo que quiere morir o lo quiere hacer, hay que tomar en serio esas señales porque pueden ser maneras de que pidan ayuda, sobre todo los niños que no van a decirles a sus padres que tienen depresión o necesitan ayuda profesional”, expresó.
Por último, el doctor llamó a no minimizar ni satanizar el trabajo del psicólogo ni del psiquiatra y, ante cualquier duda, acercarse a los servicios profesionales para impedir el desarrollo de crisis emocionales más severas.