En un inicio los cigarrillos electrónicos y vaporizadores fueron considerados, y muchas veces vendidos, como una forma considerada “saludable” de fumar, o por lo menos un riesgo reducido comparado con los productos tradicionales. La comunidad médica hizo bien en tener sus dudas.
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Actualmente los efectos a largo plazo de estos productos empiezan a hacerse evidentes mientras avanzan las investigaciones en el tema, y el panorama no es amigable para quienes continúan usándolos.
Aunque existen diferentes tipos de vaporizadores, todos funcionan de manera similar, calentando un líquido para convertirlo en aerosol que es inhalado. En el líquido pueden encontrarse una combinación de ingredientes que incluyen glicerina vegetal, propilenglicol, saborizantes y nicotina, la sustancia adictiva que se encuentra en productos del tabaco.
Algo que se ha descubierto es que, aunque todas estas sustancias son consideradas seguras para su consumo, osea comerlas, generan reacciones inesperadas cuando entran en el sistema respiratorio, además que la acción de calentarlas hasta evaporar genera nuevas sustancias que podrían ser más peligrosas para el cuerpo.
Un ejemplo de los químicos que se crean o liberan con el uso de vaporizadores son el formaldehído, el níquel, plomo y aluminio.
Efectos secundarios
Según la Asociación canadiense del Pulmón, los vaporizadores pueden contener altas concentraciones de nicotina que aumentan la velocidad con la que las personas desarrollan adicción, incluso puede llevar en algunos casos al uso de cigarrillos tradicionales.
Entre los efectos negativos a la salud a corto plazo se ha detectado tos, falta de aire, dolores de pecho, náusea y diarrea, síntomas tempranos de daño a los pulmones.
Peor aún, los vaporizadores pueden empeorar condiciones de salud preexistentes como el asma, el cáncer de pulmón y otros padecimientos. Al mismo tiempo los químicos que contienen pueden ser causantes de daño irreversible en los pulmones, llevando a la muerte en algunos casos.
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Algunos de los químicos presentes en el vapor pueden también causar daño cardiovascular y cambios biológicos relacionados con el desarrollo del cáncer.
