Si entre tus objetivos para iniciar el año se encuentra lograr un cambio físico, o simplemente llevar una vida más saludable, es necesario plantearse metas alcanzables, pero sobre todo, mentalizarse.
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En los últimos años, Sonora se ha posicionado entre las entidades con mayor obesidad y sobrepeso, al grado de que siete de cada 10 adultos tienen problemas de exceso corporal.
Además de que estos son factores que incrementan las probabilidades de padecer enfermedades como la diabetes mellitus.
De acuerdo al Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), a nivel nacional la prevalencia de este padecimiento es de 10.1%, mientras que en Sonora es de 11.2%, así como la hipertensión arterial que es superior en la entidad (24.6%) que la tasa nacional de 18.4%.
Ante esta situación, Paulina Juvera Meneses, nutrióloga deportiva y empresarial mencionó que si uno de los objetivos es tener más actividad física para este año y dejar a un lado el sedentarismo, es de vital importancia plantear objetivos medibles y alcanzables dentro del corto y mediano plazo.
“Si uno de nuestros objetivos es hacer ejercicio, hay que ponerse metas que podamos cumplir poco a poco para que se vuelva un hábito y no sea algo que dejemos rápido, que es lo más común, que nos proponemos algo muy difícil de alcanzar y ya para unos meses lo dejamos, porque nos desmotiva no lograrlas, sin pensarlas, por eso hay que tener un plan y enfocarnos en cómo llegaremos a cumplirlo”, comentó.
Y es que no es necesario comenzar por inscribirse en un gimnasio, aunque sea lo deseable. Si se quiere empezar de a poco, es recomendable iniciar con caminatas de al menos 30 minutos, por lo menos de cuatro a cinco días a la semana, descansando entre uno y dos días para reponerse.
“Es más probable que logremos ese tiempo que a hacerlo durante siete días a la semana, porque uno de los impedimentos más frecuentes es la falta de tiempo, por lo que para empezar puede ser así. Pero lo ideal, si tú quisieras cambiar totalmente y meterte al gimnasio desde el inicio, siempre y cuando se lleve de la mano de un experto en ejercicio y alimentación”, agregó la especialista.
Composición corporal
Asimismo, recordó, es fundamental tomar en cuenta que si se quiere mejorar la composición corporal, hay que apegarse a una dieta con más verduras y proteínas, como carne, pollo o pescado, siempre enfocado a que sea lo primordial, ya como complemento los carbohidratos, como arroz, pasta, tortillas, etcétera.
“Siempre que queramos cambiar nuestra alimentación para mejorar nuestra salud y por ende nuestro peso, siempre tenemos que pensar en tres puntos: la calidad, la cantidad y la frecuencia de los alimentos, que es lo que va a definir un buen progreso. Que te fijes en la calidad de alimentos, la cantidad acorde a tus objetivos y la frecuencia con que se consumen los llamados gustitos, si es de vez en cuando, no pasa nada”, aseguró.
Por último, pero no menos importante, es necesario mentalizarse para lograr estos objetivos, pensando más en las acciones a realizar para lograrlo, en lugar de simplemente soñar con una nueva figura. Es decir, lo importante no es pensar en bajar de peso, sino en realizar más actividades físicas y alimentarse mejor; salir a correr e ingerir más frutas y verduras.
“Si el objetivo de una persona es bajar de peso, se puede con pura alimentación, pero si tú le agregas a ese cambio el hacer ejercicio, tu día a día cambia totalmente, porque tendrás más energías y la parte hormonal te dará mayor felicidad y bienestar, por eso es importante balancear ambas de la mejor manera posible”, finalizó.
Riesgos del sedentarismo
La falta de ejercicio y de una alimentación sana, así como el sobrepeso y la obesidad propician la generación de diversas enfermedades, no solo la diabetes.
Datos del CIAD exhiben que entre la población sonorense existen valores elevados de colesterol y triglicéridos, los cuales rondan el 22%, mientras que a nivel nacional es el 19.5%.
La maestra Martha Nydia Ballesteros Vásquez, del CIAD, declaró que en los últimos cuarenta años la dieta de los habitantes del Estado, sobre todo entre finales de los noventa e inicios del nuevo siglo.
En este periodo el sobrepeso y la obesidad se convirtieron en indicadores nutricionales que requerían más atención, pues los datos estadísticos de la población adulta mostraban que había un 46% de prevalencia de sobrepeso y un 25% de obesidad, lo cual comenzó a notarse en menores de edad.
Debido al incremento en las últimas décadas, aseveró que actualmente un tercio de la población infantil y siete de cada diez adultos tienen problemas de exceso de peso corporal (sobrepeso u obesidad).
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De acuerdo con estudios del CIAD de aquella época, dentro de los veinte principales alimentos incluidos en la dieta de la población sonorense en los años ochenta y noventa estaban el frijol, la tortilla de harina de trigo y la tortilla de maíz. Presentes también estaban el huevo, leche y queso regional. Se incluían hortalizas tales como tomate, chile, cebolla y papas y frutas como plátano y naranja. También ya aparecía el refresco embotellado.