El ritmo de vida muchas veces hace que las horas de sueño sean menos, pero cuando es escaso de manera recurrente requiere de especial atención debido a las consecuencias que perjudican a la salud, como la afectación del desarrollo cognitivo.
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Cuando las personas no cumplen con sus horas de sueño, comienzan a presentar sobre todo falta de atención y cansancio excesivo que puede llevar a la irritabilidad.
Para reducir estas primeras afectaciones, especialistas recomiendan evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir, así como disminuir las raciones de comida por la noche.
El doctor Miguel Ángel Jiménez Sanjuan, jefe del Servicio de Higiene Mental en el Hospital General del Centro Médico Nacional, señaló que para lograr un sueño reparador es necesario mantener un entorno físico y social adecuado.
El también psiquiatra infantil mencionó que es importante identificar y tratar oportunamente algún trastorno del sueño, porque puede interferir con el desarrollo cognitivo y emocional tanto de niños, niñas y adolescentes.
“La falta de sueño está asociada con problemas en el hogar y la escuela, como son discusiones con los padres, problemas económicos, bullying escolar o altercados con algún docente”, expuso.
Además, indicó que cuando los menores registran una alteración en sus ciclos de sueño están irritados, dejan de poner atención a las clases y permanecen cansados, lo que repercute en un bajo rendimiento escolar y poco aprendizaje.
“Para tener un sueño reparador se debe evitar dispositivos electrónicos, porque retrasan la hora de sueño profundo, se debe reducir las raciones de comida en la cena, con esto será más fácil la digestión”, expresó.
Asimismo, destacó que la recámara o lugar donde duerma el menor debe tener colores claros y no debe, de preferencia, tener plantas o mascotas dentro del cuarto, ya que pueden representar una distracción para los niños.
De esta manera pueden conseguir un mejor sueño y dormir correctamente, por lo que exhortó a los padres y madres de familia a que estén pendientes de posibles alteraciones para actuar correctamente.
“Es importante que las mamás y papás vigilen los estados de sueño de los menores y adolescentes, en algunos casos dormir en exceso es indicativo de depresión y evasión de la realidad, ante cualquier conducta o problema relacionado con el sueño, deben acudir con un especialista”, agregó al respecto Jiménez Sanjuan.
En tanto, detalló que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuenta con tratamientos y estudios necesarios para diagnosticar y brindar tratamiento oportuno en cada Unidad de Medicina Familiar.
Proceso vital
La doctora Violeta Martínez Alcántara, neumóloga pediatra y especialista en trastornos del dormir, declaró que el sueño es un proceso vital para la salud, ya que está relacionado con múltiples funciones como fomentar el crecimiento y desarrollo cerebral, regeneración celular y fortalecimiento de la función inmunológica, que ayuda a mejorar el aprendizaje, atención memoria y eficiencia sináptica.
“Aproximadamente el 40% de los niños no cumplen las recomendaciones de sueño y es una cifra preocupante, ya que hay estudios que demuestran que el tiempo que duermen, influye en su capacidad de aprendizaje, conducta hiperactiva, desarrollo del lenguaje, además los niños que pierden horas de sueño de manera crónica tienen menor rendimiento escolar”, puntualizó.
Cuándo sospechar
Violeta Martínez Alcántara resaltó que cuando los menores presentan dificultad para irse a la cama, conciliar el sueño de manera regular o bien para despertarse a la mañana siguiente, se trata de indicadores de que hay un trastorno de sueño.
“También cuando después de los 5 años hay somnolencia o siestas habituales, hiperactividad, irritabilidad, ronquido habitual; es decir, más de tres veces por semana, cuando hay apneas presenciadas, dificultad para respirar mientras duerme, sueño inquieto y despertares frecuentes, nos estamos enfrentando a un trastorno de sueño”, precisó la neumóloga pediatra.
Por ello, comentó que para favorecer el buen dormir en los niños es importante fomentar rutinas predecibles que indiquen la hora de dormir.
“Por ejemplo, el baño, la cena, lavado de dientes, leerles un cuento y que se establezcan horarios de sueño que incluyan los fines de semana”, añadió.
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Los especialistas coinciden en que se debe evitar el uso de pantallas electrónicas, una hora antes de acostarse, ya que la luz azul emitida por estas, retrasan la liberación de la melatonina, que es la hormona que induce el sueño; recuerda que en los primeros dos años de vida, los niños deben dormir de 11 a 14 horas diarias, mientras que entre 3 y 5 años 10 horas, y entre los 6 y 12 años deben dormir de nueve a 12 horas diarias.
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