La dieta sonorense, rica en carne, puede tener definitivamente impacto en la salud a largo plazo, pero eso no significa que todo sean desventajas; a veces algo de carne en tu alimentación puede venir con algunas partes positivas inesperadas.
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¿Podría la dieta estar relacionada con la salud mental? Un análisis publicado recientemente en el diario Food Science and Nutrition apuesta a que estos dos aspectos de la vida podrían ser más cercanos de lo que ya se pensaba.
Comparando más de 20 estudios sobre el consumo de carne y su relación con la salud mental, el equipo de investigadores dirigidos por la psicóloga Urska Dobersek, de la universidad de Southern Indiana en Estados Unidos, encontró que las personas que llevan una dieta omnívora presentan menos niveles de depresión que aquellas que no consumen carne.
Los hallazgos de Dobersek y su equipo todavía son discutidos por la comunidad científica para establecer si en realidad existe una relación causal entre dejar de comer carne y un deterioro en la salud mental. Según se advierte, también podría ser el caso que la depresión sea un factor que influye en la decisión de una persona para llevar una dieta vegana o vegetariana
Los estudios utilizados abarcan 20 años y cerca de 172 mil participantes provenientes de diferentes partes del mundo. La mayoría de los participantes aseguraron consumir carne en su dieta, mientras que solo 13 mil dijeron que no lo hacían.
En diferentes estudios se encontró que sin importar otros factores como el sexo o la edad de las personas, la ausencia de carne en la dieta puede tener un impacto negativo en la salud mental. No se ahondó en aspectos como el tipo de carne que consumen, su estado socioeconómico o las razones de los cambios en su dieta.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, para el año 2017 más de 300 millones de personas en el mundo sufrían de depresión y otras 260 millones de ansiedad. Esto es considerado como un aumento sustancial en la prevalencia de los padecimientos mentales durante las últimas décadas.
Una de las respuestas a esta crisis, señala el estudio, ha sido la adopción de dietas restrictivas por cada vez más personas, lo cual la investigadora a cargo del estudio señala que no está respaldado por evidencia científica concluyente, mientras que existen cada vez más indicadores de lo contrario; las restricciones en la dieta pueden impactar negativamente.