Embarazos adolescentes y juveniles, una realidad cultural en Sonora

Los embarazos a temprana edad suelen ser patrones que se repiten y se reportan más en niveles socioeconómicos bajos

Sofía Calvillo | El Sol de Hermosillo

  · domingo 26 de septiembre de 2021

Foto: Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Los embarazos adolescentes en Sonora son una realidad; derivado de múltiples factores los embarazos en niñas y jóvenes de 10 a 19 años son una problemática que permanece en los diversos municipios de la entidad.

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Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el embarazo adolescente está condicionado por factores demográficos, socioeconómicos, psicológicos y de educación; este último considera que la escuela es un medio a donde puede llegar la educación sexual para las adolescentes.

El censo realizado por el Inegi en 2018 reveló que del total de adolescentes de 15 a 19 años, 16% reportaron un antecedente de embarazo, proporción que aumenta a 39% en adolescentes que no asisten a la escuela.

Mientras que la mitad de las adolescentes de 15 a 19 años que no asisten a la escuela, no utilizaron protección en el primer encuentro coital, a diferencia de 18% de quienes sí asisten.

De las menores que han resultado embarazadas, hablando en términos porcentuales en un rango de edad de 15 a 19 años que no asisten a la escuela por abandono escolar, 28% no quiso o no le gustó estudiar, y 22% no pudo continuar sus estudios por falta de dinero o recursos.

Disminuyen embarazos en pandemia

Para poner un ejemplo del panorama sobre los embarazos adolescentes, en 2019 se registraron un total de 5 mil 392 nacimientos en madres en un rango de edad de 10 a 19 años, por total de unidades médicas en toda la entidad federativa.

Durante 2020 se presentaron 4 mil 200 en todos los hospitales de la Secretaría de Salud en Sonora, siendo una baja de un 22.11%.

Pese a ello, en lo que va de la pandemia se esperaba un incremento de embarazos en adolescentes debido a los casos de violencia física y sexual, lo que podría incrementar las posibilidades.

Guadalupe María, miembro del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia (Comego), explicó que los embarazos que no están planificados se contemplan, generalmente, en las menores que tienen un estrato socioeconómico bajo, donde también está reflejado el tema cultural. Los hospitales privados manejan las cifras más bajas.

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“No es raro que nos lleguen en el Himes adolescentes acompañadas de su mamá, quien también tuvo a su hija en la etapa de la adolescencia. En sí, es un patrón repetitivo. Entonces la cuestión cultural nos va a repercutir mucho”.