La disfemia o tartamudez es una forma de hablar interrumpida por alteraciones como repeticiones de sonidos, palabras o frases, así como prolongación de sonidos, bloqueos o pausas inadecuadas en el discurso, estas dificultades se presentan de manera involuntaria y afectan en el desarrollo emocional de las personas.
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Pese a que no hay una cura como tal de este padecimiento, es posible que las personas puedan desarrollar habilidades para dominar el habla sin que se note la disfemia.
La directora del Instituto e investigadora del Centro de Lenguaje, Audición y Psicodiagnóstico (Claps), Marta Romano Delon, explicó que es un problema que permanece en investigación, donde en un principio se pensó que se trataba de un problema relacionado con las emociones, siendo tratado por psicólogos.
“Hoy en día no hay una causa determinada, hay muchas investigaciones todavía, te puedes encontrar muchos artículos sobre su origen, pero sigue trabajándose mucho”
La investigadora detalló que la información que sí se ha logrado determinar es que la tartamudez se presenta en la primera infancia, es decir entre los 2 y 5 años para el 80% de los niños a nivel mundial, donde sólo el 20% de ellos lo desarrollarán a lo largo de su vida.
Agregó que si niños o adultos presentan una dificultad para empezar una palabra, una frase o una oración, prolongación de una palabra o repetición de un sonido o sílaba, muletillas e incluso si hay tensión en rostro y cuello así como parpadeos reiterativos, son señales de que padecen de disfemia, señaló Marta Romano.
Detalló que si el problema del habla dura más de seis meses es importante que se revise con un especialista para tratamiento oportuno.
“Si dura más de seis meses, si ocurre simultáneamente con otro problema de habla, si se vuelve más frecuente entre el niño crece, cuando ven que para hablar tiene tensión, si afecta su capacidad de comunicarse, es importantísimo que vayan con el especialista”.
Provoca falta de socialización
Desde la perspectiva de Marta Romano, este padecimiento causa mucha falta de socialización, lo que impacta directamente en la salud emocional de la persona.
“No quieres hablar, si estás en la escuela y te ponen a leer y no quieres; se retraen y acaban hablando con la gente de su confianza; es un problema que a nivel emocional afecta”, detalló.
La investigadora explicó que la enfermedad no cuenta con una cura como tal, sin embargo, existen estrategias para poder minimizar la afectación y sobre todo en el ámbito emocional.
“Son estrategias diferentes dependiendo del caso, es difícil relatar un plan del trabajo, pero se le dan al paciente muchas estrategias sobre cómo ir trabajando, se trabaja mucho la respiración”.