Debido a la cada vez más imperante necesidad de conectividad en la vida cotidiana de las personas, ya sea para mantener contacto con los seres queridos o capturar a Farfetch’d en Pokémon Go, a veces parecería que el teléfono celular es una parte más del cuerpo humano.
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Y es que este dispositivo móvil es un elemento de la sagrada trinidad de objetos con los cuales no se puede salir de casa, junto con la billetera y las llaves, por lo que es entendible el rechazo a siquiera moderar su uso.
Es lógico que lo menos que se piense al ver el celular es en cómo el cuerpo no evolucionó con el propósito de encorvarse para observar pantallas rectangulares en las manos.
De acuerdo con el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de Estados Unidos, durante el día realizamos numerosas actividades al revisar nuestro celular, tales como verificar nuestro correo electrónico, redes sociales, aplicaciones de mensajería y juegos de celular.
Esto provoca daños en nuestro cuerpo a largo plazo, uno de ellos la neuralgia occipital, dolor muscular ocasionado por una mala postura, la cual por su parecido con otras condiciones se confunde con el dolor de cabeza y la migraña.
El especialista en Traumatología y Ortopedia, Nicolás Manilla Lezama, comentó que al generar textos o estar pendiente de las aplicaciones en los equipos móviles se flexiona la cabeza de manera prolongada e inadecuada, lo anterior produce mucho dolor en la parte alta y media de la espalda, así como en el cuello.
“Lo que se recomienda en estas circunstancias es el reducir el uso del teléfono móvil, descansar la vista de las pantallas, hacer ejercicios de flexión de manos y dedos, antes y después de textear, tener una postura correcta y no agachada, asimismo no rebasar los límites de sonido al usar audífonos”, expuso.
Para ponerlo en perspectiva, el Surgical Technology International estimó que una cabeza humana llega a pesar entre cuatro y cinco kilos, pero al inclinarla para mirar la pantalla del celular, la tensión que se ejerce sobre la columna aumenta hasta alcanzar los 27 kilos si el cuello se dobla a unos 60 grados. Ello sería el equivalente a cargar las astas de un alce macho con la nuca.
Tal como mencionó el doctor, ninguna dosis de endorfina provocada por un mensaje nuevo de tu pareja ni interesantísimo artículo sobre cómo la obesidad infantil persigue a las personas hasta su vida adulta podrá reparar un cuello dañado, así que más vale tomar medidas.
Sin embargo, habría que ser muy ingenuo como para pensar que este es el único problema que se genera con el uso desmedido del teléfono inteligente, pues de acuerdo con Manilla Lezama destacan también la inflamación de los tendones y el síndrome del túnel carpiano por esas sesiones de texteo intenso.
Asimismo hizo hincapié en el cansancio visual que presentan algunos pacientes al fijar sus ojos a pantallas cada vez más grandes y luminosas, así como también en el hecho de que los celulares son literales bancos de bacterias.
“Podemos ver que en las pantallas se forma una capa grasosa, esa es mugre que se va acumulando y que al estar en contacto originamos otros padecimientos virales”, explicó.