El Departamento de Ciencias del Deporte y Actividad física de la Universidad de Sonora brinda el programa de entrenamiento muscular en mujeres que son supervivientes del cáncer de mama, con la finalidad de que tengan una atención integral tras la superación del padecimiento.
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Desde el 2014 a la fecha, más de 300 mujeres detectaron a tiempo el cáncer, mismas que hoy en día son sobrevivientes y fueron parte del programa que ofrece la Universidad de Sonora.
Ena Montserrat Romero Pérez, doctora en Ciencias de la Actividad Física del Ejercicio, fue quien inició con el proyecto hace siete años, bajo la coordinación del doctor José Antonio de Paz Fernández, del Departamento de Ciencias Biomédicas.
Dijo que el objetivo es no sólo brindar una atención física a las mujeres que cantaron victoria en su lucha contra el cáncer de mama, sino que también reciban atención psicológica ya que con el ejercicio pueden tener una descarga de inquietudes, de ansiedad y miedos, además de mantenerlas activas.
“Es un ejercicio prescrito a que son sobrevivientes a una enfermedad con efectos devastadores, como es el cáncer de mama, del cual sabemos de la alta prevalencia que hay en México; sabemos que es uno de los estados (Sonora) con mayor prevalencia y, curiosamente, además de ser un estado con un mayor número de casos, se tiene un índice muy alto de mortalidad”, explicó.
Por su parte, la maestra de la Licenciatura en Cultura Física y Deporte detalló que está comprobado que el ejercicio tiene beneficios protectores y un efecto rehabilitador; y, al ser los tratamientos muy agresivos, como la quimioterapia y la cirugía, es que hay secuelas como un índice elevado de fatiga y dolor crónico, que lleva a afectar las actividades de la vida diaria y, en ocasiones, hasta su suspensión total por impedimento físico o temor.
“La afectación más evidente es el miedo a movilizar sus miembros superiores, que lleva a una pérdida de fuerza al grado de no peinarse, tender su cama, moverse, vestirse. El entrenamiento de fuerza es individualizado, se evalúa su condición física, médica, se le elabora un programa específico de acuerdo con las condiciones de cada paciente, será el mismo tipo de ejercicio, pero con cargas diferentes” explicó.
La contingencia sanitaria afectó este programa, y más porque al ser las supervivientes de cáncer una población de alto riesgo ante el covid-19, esto llevó a parar su atención presencial; sin embargo, sigue la atención en línea y comienzan a acudir a las instalaciones del Gimnasio de la Universidad en horario y días no consecutivos.
“Como tenemos muy buenos compañeros, entrenadores, miembros aquí del departamento que trabajan con ellas diariamente, pues lo único que se nos ocurrió fue utilizar la tecnología, las redes y así como con nuestros alumnos enviarles un programa que pudieran realizar ellas en casa para que no perdieran ese vínculo con el ejercicio y con el programa en sí”, platicó.
Se recomienda que para iniciar con los ejercicios haya pasado un año de la cirugía; sin embargo, bajo aprobación médica hay mujeres que han iniciado a los seis meses, reconoció que practicar ejercicio de fuerza es otro tabú porque, al estar recién intervenidas quirúrgicamente, el médico les dice que no carguen, así que el trabajo de fuerza que manejen puede ser desplazar equipos, no cargar, y antes de todo plan se evalúa la condición de fuerza máxima que pueden soportar.
Este programa consta inicialmente de una valoración física, sigue la evaluación psicológica, la mejora en la calidad de vida, autoestima, superar estados de depresión y ansiedad; las supervivientes se encuentran en un espacio cómodo, seguro, con iguales, lo que les permite sentirse libres, por lo que la profesora agradeció el apoyo brindado por la Universidad para poder contar con espacios y horarios exclusivos para este programa.