Las historias de San Pedro de la Cueva surgen a diario, los personajes que nos ha presentado Favián Lameda diariamente tienen situaciones nuevas o que son desconocidas para quienes siguen las plataformas de las que aparecieron en 2020.
El sitio Yo amo San Pedro de la Cueva nos presentó una vivencia nueva para doña Ramoncita, una de las beneficiarias del programa de apoyo que se ha ido construyendo desde el inicio de la pandemia.
Doña Ramoncita hace tortillas de harina y de maíz para vender y apoyar el sustento familiar; ella es uno de los personajes más populares de esta población sonorense.
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¿Quién es doña Ramoncita?
Sus anécdotas, su carisma y el trato que tiene con quienes se acercan a ella la han hecho muy querida; es por ello que uno de los regalos más recientes que le han enviado es una muñeca.
La descripción que se recibe para llegar con doña Ramoncita es que vive en el centro, desde la entrada del pueblo das vuelta a la derecha y sigues, rodeas el panteón, “de ahí pasas el circo” y sigues hasta ver la casita blanca con el colibrí.
Un colibrí es el distintivo que tienen las personas beneficiarias de la cadena de apoyos que reciben algunos adultos mayores o que tienen una discapacidad o condición especial.
¿Qué le han regalado a doña Ramoncita?
Los turistas que visitan San Pedro de la Cueva quieren conocer a doña Ramoncita; en los videos que se publican de las personas que llegan a su casa hemos visto que le llevan batas, pantuflas, una cobijita para que no pase frío, dulces, azucareras y el más reciente es una muñeca tejida, que se conoce como amigurumi, que tiene su fisonomía.
Al llevársela Favián, le dice que es un regalo que le mandó la maestra Ericelda Rubio, quien vive en Nogales y ya ha tejido al mismo Favián, a doña Beba y a don Panchito; su cuarta obra es Ramoncita.
Cuando abre el regalo, doña Ramoncita sentada en el patio de su casa, bajo los árboles y rodeada de plantas, con su esposo (don Nacho) y don Pancho, sonrió e inmediatamente supo a quién representa la muñeca.
¡Ay, una muñeca!, dice; ¿Quién es?, le pregunta Favián; ella responde ¡Mira nomás; se parece a la dueña, a la que la está recibiendo ahorita!, y ríe. Se parece a mí, con el melindre y con el mandil, y está haciendo un ponteduro.
Podría ser su primera muñeca
Ahí es donde se da cuenta Favián de los detalles de la muñeca, que tiene en la manita una figura de hilo que simula las bolas de palomitas de maíz que también prepara doña Ramoncita en su estufa de leña.
Sin dejar de sonreír, observa sorprendida la muñeca que tiene una batita de colores, un suetercito lila y el cabello cubierto con “el melindre” (una telita con la que se tapa la cabeza) que usa, y dice ¡Igualita!
Comentó que ella no recuerda haber jugado a las muñecas, “¡No vas a creer!”, expresa. Quizás esta sea su primera muñeca.
También dijo que a las plebes, sus hijas, sí les hacía y también las entretenía haciéndoles figuritas de animales y otros juguetes con tierra.
De sus recuerdos comparte que si iban a alguna parte, sus hijas veían cosas que querían y ella les respondía que no tenía con qué comprarles, pero que les haría unas y les cumplía.
Les hacía muñecas, trastecitos y figuritas de barro para que jugaran, los elaboraba de la misma forma que comales.
Doña Ramoncita es una mujer muy trabajadora, además de hacer tortillas y ponteduros para vender, también hace “el negocio” de la casa y borda. Cuando llegó Favián a llevarle el regalo, estaba haciendo una costura en el patio mojado todavía por la lluvia.
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Mientras los hombres platican sobre lo inconveniente de las lluvias para los cultivos de estos días, Favián observa que doña Ramoncita está entretenida jugando con su muñeca.
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