Desde los 6 años de edad, Tania León padece de un trastorno en el habla que es común en los niños, pero que ocasiona problemas para comunicarse, en especial en la fluidez. A pesar de eso no se detiene en sus objetivos.
Esta condición continúa al momento de hablar, las personas que lo adquieren normalmente hacen pausas al tener una conversación, ya que es difícil pronunciar palabras, oraciones o leer; asimismo, no pueden evitar el movimiento constante de labios, la mandíbula y tener tics faciales.
Hace 14 años, la joven presentó problemas en el habla que le ha causado dificultades en su pronunciación. Así como también inseguridad personal al dialogar con otras personas, ya que el mayor miedo ha sido no poder decir su nombre completo de manera fluida e incluso hablar por teléfono.
“Se me ha hecho difícil en todo mi desarrollo personal, ya que nos impide realizar actividades y salir a conocer que hay más allá de nuestro entorno a que me refiero con esto, ya que en el sector laboral es muy complicado desarrollarnos y sobre todo tener comunicación”, mencionó.
Desde pequeña, Tania asistía a terapias en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) y en el Centro Infantil para el Desarrollo Neuroconductual (Ciden); también llevaba clases personalizadas con maestras especialistas en terapia del lenguaje con el propósito de mejorar su condición y tener un mejor control de su habla.
“Presenté este trastorno a la edad de 6 años, yo quería ser como el resto de los niños, sin ningún problema y poderme desarrollar sin ninguna dificultad. Esta condición te limita mucho en tu comunicación, tu forma de ser y de pensar, para mí es muy complicado desenvolverme, tener seguridad, mantener una comunicación y experimentar”, explicó.
Para Tania no existen obstáculos, cada día demuestra sus ganas de salir adelante y continuar con su vida de una manera normal, es por ello que actualmente estudia la Licenciatura en Pedagogía para ayudar a los niños durante su desarrollo aplicando técnicas de enseñanza, especialmente en la infantil.
“Siempre llevaba un control de terapias que era requerido en la escuela para ver qué avance llevaba y si no llevaba algún avance se lo hacían saber a mis padres para que buscaran más opciones de terapias. Mi familia siempre ha estado en este proceso, siempre apoyando en todo, sobre todo eran los encargados de motivarme día a día para salir adelante, gracias a ellos soy lo que hoy en día soy, sin su ayuda, paciencia y amor, no estuviera aquí”, expresó.
Su niñez fue difícil…
A los 7 años de edad, al terminar su jornada escolar, Tania llegaba a casa cansada, se quitaba su uniforme y disponía a degustar la comida que preparaba su madre, posteriormente esperaba a que llegaran las maestras para tomar sus terapias particulares, eso pasó durante dos años consecutivos donde la rutina era la misma.
“Las terapias de lenguaje se volvieron parte de mi día a día e incluso al estar en una escuela privada se me requirió un estudio de encefalograma, que es un estudio que se utiliza para detectar problemas relacionados con la actividad eléctrica del cerebro; esto con el fin de que las maestras pensaban que tenía otro problema con el que no podía aprender ni leer bien”, manifestó.
Los resultados arrojaron que el 95% del cerebro estaba en orden y que sólo el 5% estaba mal, lo que equivale al lenguaje. Al no tener conocimiento del tema los directivos decidieron dar de baja a la joven, asimismo varias escuelas particulares cerraron la puerta a la familia para que Tania siguiera con sus estudios.
“Fui a una escuela pública sin saber con lo que realmente me iba a topar, un contexto diferente al anterior donde por mi condición de lenguaje se me presentaron burlas, arremedes y rechazos por parte de mis compañeros y sobre todo un gran rechazo por parte del docente, fue una de las etapas más duras y difíciles para mí y mi familia, pero gracias a Dios me ayudaron a seguir”, señaló.
A pesar de las situaciones que se presentaron en su vida, Tania considera que cada día se enfrenta con un reto distinto, ya que ahora se encuentra estudiando una licenciatura y se esfuerza para ser cada día mejor para dejar de lado las inseguridades.
También busca demostrar que se puede salir adelante, ser una alumna de excelencia y transmitir sus conocimientos a pesar de su condición.
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“Somos personas normales e iguales, con los mismos derechos y obligaciones que el resto de la sociedad, lo único que nos diferencia del resto es un trastorno de lengua, el cual no desarrollamos correctamente, pero eso no nos hace diferentes o extraños al resto, una sociedad debe aceptar tal cual somos, no como ellos quieren que seamos, somos todos iguales y nadie es diferente del resto. A las personas que sufren de este trastorno sólo queda por decirle sean felices, salgan, disfruten y rían, ustedes serán los únicos que podrán salir adelante, demuestren que no por tener un problema de lenguaje no saldrán adelante, demuestren que son grandes y que tienen muchas habilidades”, concluyó.