Las nuevas tecnologías y los dispositivos derivados de las mismas han ayudado a simplificar los quehaceres de las personas; sin embargo, este avance puede representar una fuente de frustración, nerviosismo y cansancio emocional para quien no esté acostumbrado a usar estos equipos.
El tecnoestrés puede derivarse de la falta de habilidad para manejar las tecnologías de la información o también puede provocarlo el uso excesivo de las mismas, indicó Óscar de la Cruz, presidente de la asociación Revo Sonora.
“Este término se utiliza principalmente para cuestiones laborales, es decir, en personas que en sus trabajos se empezó a implementar plataformas o equipo tecnológico y que no contaban con las habilidades necesarias para realizar bien su trabajo”, explicó.
En pocas palabras, añadió, el tecnoestrés se presenta en las personas que por sus actividades cotidianas o por su propio trabajo están en contacto constante con las tecnologías de la información, creando una saturación.
No obstante, de acuerdo con De la Cruz, el término también es utilizado para el común de las personas que en su momento no sabían utilizar un cajero automático o que en la actualidad no saben utilizar un smartphone y sus aplicaciones.
De acuerdo con el estudio de la Asociación Mexicana de Internet, realizado en 2019, el tiempo promedio que los mexicanos utilizaban la red más de ocho horas diarias, prácticamente un tercio del día.
Aunado a esto, según comentó De la Cruz, Sonora es el estado número uno en conectividad a Internet a nivel nacional y alrededor de 90% de su población mayor de seis años ya han interactuado con un dispositivo tecnológico.
Cabe aclarar que el tecnoestrés no se trata de un padecimiento exclusivo de estos tiempos y tampoco es el único que ha surgido a raíz del establecimiento de invenciones como las computadoras portátiles, consolas de videojuegos y las tablets.
“Hace años ya, también se acuñó un término ‘nomofobia’, al miedo a no portar un teléfono celular, generado por la alta adicción a este dispositivo electrónico y que a la larga puede ocasionar trastornos del sueño, ansiedad, mal humor, resequedad ocular, dolores de cabeza“, dijo.
Según datos del Inegi a inicios de año el número de usuarios de Internet era de 80.6 millones, es decir, 70.1% de la población nacional; lo que representó un aumento de 4.3 % con respecto al 2019 y de 7 % con respecto a 2018.
A inicios de 2020 el número de usuarios de celulares en México llegó a 86.5 millones (75.1%) incremento de 3.6% en comparación con 2019 (Inegi). La población usuaria en el área rural es apenas de 58.9%.
De la Cruz expuso que para aminorar el tecnoestrés es necesario que las personas aprendan a organizar su tiempo, así como no resistirse al cambio y aprender las habilidades necesarias para la utilización de las tecnologías de la información.
Asimismo, consideró prudente dosificar el uso de los dispositivos en caso de presentar indicios de adicción a los mismos mediante una dieta digital, que consiste en darse un descanso de estos medios.
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“En el terreno laboral, las empresas deben capacitar adecuadamente a su personal en el uso de las nuevas plataformas o equipo que decidan implementar; no deben dar por sentado que todos saben utilizarlas”, concluyó.