A pesar del fresco, entre la abundante vegetación una cálida luz dorada cae sobre las personas que transitan por el Parque Madero para hacer sus actividades nocturnas.
El firme camino de adoquín que serpentea hasta lo lejos se sacude con el ir y venir de los visitantes, aunque algunos se detienen con los vendedores pues les apetece un antojo.
Niños gritando de alegría mientras juegan, perros ladran, las zapatillas deportivas de los que salieron a hacer ejercicio retumban mientras corren y entre todo ese movimiento, algunos adultos permanecen estáticos sentados en las bancas disfrutando de la tarde.
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Cruzando la calle, frente al principal pulmón de Hermosillo, reducido en tamaño se encuentra el Parque del Mundito, de igual forma lleno de árboles, solo que en algunos puntos, estos impiden que la luz de las luminarias toque el suelo.
Al centro la escuela y la fuente que, aunque en su día vivieron sus mejores momentos aún permanecen firmes e imponentes resguardando el parque.
Frente a la Avenida Morelia una larga fila de personas en situación de calle esperan recibir algo de cenar pues un buen samaritano se avoca a esta noble causa.
En el Centro los negocios comienzan a bajar las cortinas y en el Jardín Juárez nadie descansa de hacer sus compras o de su jornada laboral como es lo habitual, pues este permanece cerrado mientras se lleva a cabo una remodelación.
Una gran barrera de madera, alambre y plástico negro rodea la plaza que lleva el nombre del benemérito de las américas en el primer cuadro de la ciudad, aún así, sus característicos olores a alimentos se mantiene en el aire, pues las carretas y sus dueños que ocupaban este emblemático espacio ahora se ubican en la acera de enfrente.
Frente al enorme Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora se encuentra la Plaza Emiliana de Zubeldía, con sus característicos "dogueros" y su parada de camión, con estudiantes cansados y listos para regresar a casa después de cumplir con sus deberes académicos.
Al interior de la máxima casa de estudios, en la Plaza del Estudiante, algunos alumnos toman un descanso antes de entrar a sus últimas clases de la tarde, esta se encuentra pulcra, como siempre, y sólo algunas hojas de los árboles adornan su suelo de concreto.
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Durante el día hubo un bazar, por lo que algunos comerciantes retiran sus puestos pues a esta hora la clientela ya se ha reducido.
La Plaza Zaragoza está llena, a un costado se lleva a cabo una pequeña obra de teatro, donde los espectadores disfrutan del cóctel de elote, pepihuates, frituras con queso y demás "chuchulucos" que los muchos comerciantes tienen para ofrecer.
De todas las plazas y parques del centro de la ciudad, esta en particular es a la que le llegó primero el espíritu navideño, pues en sus alrededores empleados del ayuntamiento aún trabajan, sin sol, colocando la llamativa decoración decembrina.
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