Una de las temporadas más esperadas por los sonorenses ha comenzado este mes de junio, se trata del ‘corte’ de la pitahaya, una fruta endémica del desierto de Sonora que madura durante el verano y florece en una cactácea mejor conocida como “Stenocerus Thurberi”, y es reconocida por crear uno de los tesoros más dulces y preciados del noroeste de México.
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El fruto exótico lleva distintos procesos para llegar al paladar de sus comensales: desde las primeras horas del día los famosos “pitahayeros” arriban al desierto para comenzar con el corte de las frutas apoyándose con carrizos para tomarlas fácilmente, posteriormente se limpian con la mano o con pinzas para retirar las espinas y así queda lista para degustar.
Desde hace 25 años Brenda Chávez espera con ansias la llegada de la pitahaya para distribuirlas en la ciudad, desde las 5:30 de la mañana se prepara para ir en busca del fruto y a las 6:00 horas comienza el trayecto desde su hogar ubicado en Carbó, Sonora, hasta El Oasis, donde se encuentran los pitahayeros trabajando desde la madrugada.
Brenda tiene más de 20 años vendiendo pitahayas en Hermosillo, justo por fuera del Mercado Municipal Número 1; al llegar coloca un banco para sentarse y sus dos cubetas con alrededor de 300 pitahayas, ahí comienza con la invitación a los ciudadanos “Pásele, pásele, tenemos pitahayas”, “Llévela porque se acaban”, “Traemos pitahayas, traídas desde Carbó”, entre otras expresiones.
“Tenemos como tres días trayendo el fruto a Hermosillo, pero hace una semana que empezó; antes los vendíamos en El Oasis pero ya empezó a salir más, no había salido tanta pitahaya, las compramos ya cortadas, salimos del pueblo a las 6:00 rumbo a El Oasis para esperar a los pitahayeros que llegan como a las 7:30 u 8:00, de ahí las agarramos y nos venimos a Hermosillo”, señaló.
La comerciante mencionó que ante la demanda del producto en las primeras semanas se puede vender en un lapso de 30 minutos, sin embargo, después de 2 meses casi para finalizar la temporada pueden quedarse en el punto de venta hasta las 18:00 esperando a que “salga” la fruta.
Durante los siete días de la semana, desde el mes de junio hasta principios de agosto, Brenda viaja a la Ciudad del Sol para ofrecer pitahayas, cada pieza tiene un costo de 10 pesos y comienza con su venta a las 9:30 horas, pero cuando aumenta la producción llega a Hermosillo a las 7:00 de la mañana para iniciar con su jornada laboral.
“La gente está encantada, emocionada porque vienen las pitahayas y ya las van a volver a probar. Me gusta mucho venir a vender ya que se acerca la temporada de pitahaya, me emociono de venir a venderlas porque me gusta mucho”, expresó. Brenda añadió que siempre va acompañada por sus hermanas, primas y parte de su familia que también se dedican a este oficio, asimismo dijo que no sólo tienen a la venta las pitahayas, también chúcata, higos y dulces de ambos frutos.
Durante la temporada de octubre y noviembre distribuye nuez y en resto del año trabaja en el campo.
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Finalmente, los vendedores de pitahayas extendieron la invitación a la comunidad para que aprovechen, los visiten y compren su producto, pues consideran que esta temporada hay poco para la venta.