Los burros percherones son un platillo muy peculiar y distintivo de la capital sonorense, que han ganado fama no sólo en Hermosillo, sino también en otras partes del estado y fuera del país.
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Fue así como, hace 12 años, Ernesto Labrada y su hermano decidieron emprender un negocio de venta de burros percherones afuera de su casa y lo llamaron Los Burros de la 7.
“Es una historia muy graciosa. Mi hermano se quería casar y me dijo ‘vamos a abrir unos burros percherones’, yo tenía 22 años, ni de chiste quería la responsabilidad, yo quería andar de fiesta; entonces, cuando inició tuvo un socio y no le funcionó, así que empezamos juntos, para apoyarlo en su boda, y al final nos terminamos casando los dos”, platicó.
En exclusiva para El Sol de Hermosillo, mencionó que duraron tres años con el negocio y luego hicieron una pausa para dedicarse a sus respectivas familias y a sus carreras; Ernesto es ingeniero en sistemas.
En 2015 decidió retomar el negocio, que comenzó a crecer poco a poco, posicionándose en el gusto de los hermosillenses, principalmente por el tamaño de los burros, la calidad y sabor.
Pese a todos los pronósticos, la llegada de la pandemia le abrió una oportunidad a Ernesto para tener un local nuevo.
Lo positivo y lo negativo de la pandemia
Comentó que el inicio de la cuarentena no les afectó de lleno, puesto que ya contaba con el servicio a domicilio, tanto de forma personal como en las distintas plataformas de entrega, por lo que su negocio se adaptó a la contingencia sanitaria.
“Toda la venta se convirtió en servicio a domicilio o en modalidad ordene y recoja; comedor no teníamos, pero igual no había comedor en ningún lado, entonces no había forma de competir. Entonces, en realidad no nos afectó tanto la primera temporada de la pandemia, como la llamo yo”, añadió.
Durante los primeros meses la situación se mantuvo en buena forma, dijo; sin embargo, cuando las autoridades de salud decidieron establecer el cierre de establecimientos a las 8:00 de la noche, las cosas cambiaron, pues esta decisión los llevó a tener una pérdida de hasta 65% en las ventas, al menos durante los meses de diciembre, enero y febrero.
“Nos truncaron totalmente por más que tratábamos de abrir en la mañana; yo estaba vendiendo desayunos, hot cakes, huevos, y yo no me dedico a eso, nosotros nos dedicamos a vender comida vasta, comida de gordos y comida de noche, totalmente”, expresó.
Para el mes de marzo de 2021 la situación comenzó a mejorar ya que se quitaron varias restricciones. Luego, Ernesto tuvo una oportunidad que decidió no desaprovechar, que fue adquirir un bar que ha logrado fusionar con la venta de los burros percherones.
“Este local era un negocio de cecina y la persona tuvo que cerrar para mantener sus otras sucursales y nosotros aprovechamos porque se dio la oportunidad. Si no hubiera sido por la pandemia nunca hubiera pasado, este negocio no hubiera cerrado”, compartió.
Un giro inesperado
Aunque el crecimiento del negocio ha sido algo lento, Ernesto nunca se imaginó que su emprendimiento pudiera tener un giro tan afortunado. Y es que, luego de que un músico, amigo suyo compusiera una canción en donde menciona un burro percherón diferente, decidió tomar el reto de elaborarlo.
“Todo empezó por una canción de un amigo, Kemp Griffey, donde una parte dice “¿Cómo te caería un percherón envuelto en otro percherón…?”, y me habló y me dijo que me tenía ese reto, entonces le dije que viniera un día, nos pusimos de acuerdo, lo hicimos, lo grabamos y se hizo viral el video y nos empezaron a hablar de diferentes medios y redes sociales y nos empezó a visitar mucha gente”, destacó.
Meses después de dicho éxito, Los Burros de la 7 tuvieron un nuevo trampolín al aparecer en El Blog del Gordo, un canal donde se promocionan las delicias culinarias de varios lugares de la República y el mundo. Gracias a ello, Ernesto recibió una llamada donde le ofrecieron aparecer en una serie documental de Netflix.
“Salimos el 19 de enero, es un documental de comida gigante en México, del negocio, de cómo empezamos, y ahí se va a ver un burro gigante adentro de otro burro. La Divina Gula se llama la serie”, agregó.
La experiencia fue muy enriquecedora, resaltó, a pesar de que nunca pasó por su mente que pudiera llegar a darse una oportunidad como esa.
“Pensé que podía llegar a ser los mejores burros de Hermosillo, sí, pero llegar a salir a nivel mundial en una plataforma como Netflix, la neta, no estaba en mi cabeza”.
El joven hermosillense ahora sólo espera paciente y emocionado la fecha de estreno de la nueva serie documental, con la cual podrá tener una mayor difusión de su emprendimiento.
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Entre sus planes para 2022 se encuentran seguir creciendo como emprendedor y que el nuevo concepto de bar de burros percherones logre posicionarse en el gusto de los hermosillenses y quienes lleguen a visitar la capital sonorense.