Acompañados de sus instrumentos musicales, Larry y su amigo Claudio son músicos urbanos que exponen su ritmo en la capital sonorense, tocando en el semáforo de Yáñez y bulevar Rodríguez.
Mientras viajaban por la república, se encontraron con estos peculiares instrumentos, el Yembe y Dun Dun con campana, con los que aprendieron a tocar percusiones africanas, las cuales, además de ser una pasión, es algo con lo que se ganan la vida.
“Me gusta mucho ver que la gente se divierta y le guste lo que escucha, me gusta que nos regalen una sonrisa, fuera de que también se nos remunera económicamente, saber que es placentero para ellos escuchar la música y bailar”, señaló Larry.
Además de trabajar en los semáforos, también son invitados a distintos eventos particulares, culturales y en ocasiones con algunas instituciones educativas, por lo que más que ser un trabajo, la música se ha convertido en un estilo de vida.
Larry destacó que es importante que se siga apoyando el arte callejero por parte de las personas y las diferentes instituciones educativas, pues la cultura urbana no es un delito, lo que puede convertirse en una nueva visión para las futuras generaciones.
“Esto no es un delito, es un trabajo, también es una nueva visión para las generaciones que vienen, que lejos de estar en prejuicios, mejor deberían de fomentar todo eso, la educación al aire libre”, finalizó.